La predicción de un astrónomo el mes pasado indicó que un cohete de SpaceX se iba a estrellar contra la luna en marzo. Tras numerosos cálculos matemáticos dictaminó un impacto a miles de kilómetros por hora en la zona ecuatorial de la cara oculta de la Luna, por lo que que no se podrá ver en España ni en ningún lugar de la Tierra.
Pero Bill Gray, quien descubrió el potencial choque, parece haber errado en un detalle importante: puede que el cohete no sea realmente de SpaceX. Algo comprensible dado que Gray no cuenta con telescopios de alta resolución y su cometido principal es el de rastrear objetos cercanos a la Tierra con su software Project Pluto.
Precisamente en la web de Pluto es donde ha publicado una actualización contando la cadena de errores que han hecho a Gray —y a otros— confundir la nave de SpaceX con un cohete chino Long March 3C. Quien realmente estaría detrás del malentendido y finalmente el protagonista del choque del próximo 4 de marzo, algo que parece que ocurrirá con toda seguridad.
Catalina Sky Survey, un programa espacial que usa telescopios en Tucson (Arizona) para escanear el cielo, fue el primero en detectar el objeto extraño. Esta institución se centra en el escaneo del cielo en busca de asteroides o cualquier otro objeto que pueden suponer un peligro potencial de impacto en la Tierra. De lo primero que se dieron cuenta es que el objeto orbitaba alrededor de la Tierra y no del Sol, por lo que indica que debía de ser fruto de un lanzamiento fallido o basura espacial humana.
Debido a que hacía pocos días del lanzamiento del satélite DSCVR de la NOAA, Gray y varios astrónomos relacionaron el objeto divisado con la segunda etapa del Falcon 9 de SpaceX. "Tenía pruebas circunstanciales bastante buenas para la identificación, pero nada concluyente", según ha escrito Bill Gray en un artículo en Pluto.
Tras recibir algunas pistas de la NASA y habiendo observado más de cerca el objeto, Gray afirma en esa misma actualización que está "seguro de que se trata de una pieza del cohete chino Long March 3C" como parte de la misión Chang'e 5-T1 que fue rumbo a la Luna. Este vuelo, según recoge The Verge, formó parte de una misión precursora que envió una cápsula a orbitar alrededor de la Luna con el objetivo de probar la tecnología necesaria para traer polvo lunar a la Tierra.
"Creo que podemos decir que tenemos una cadena sólida de evidencias", comentó Gray. "Recorrer la órbita de regreso al lanzamiento de la nave espacial china tiene mucho sentido. Termina con una órbita que pasa por la Luna en el momento adecuado después del lanzamiento", concluye.
Aunque ha fallado en la identificación y el origen del objeto, el experto ha afirmado que esto tan solo es una prueba más de la necesidad de información sobre estos lanzamientos que van al espacio profundo. Y más concretamente de las compañías o agencias espaciales que abogan por 'olvidarse' de estas piezas una vez se encuentran en el espacio exterior.
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