El escaso empleo de cazas de combate por parte de Rusia está siendo una de las grandes incógnitas en una invasión que encara ya la cuarta semana y que promete recrudecerse en las próximas horas. Los drones, al contrario, están siendo los grandes protagonistas con los trucos Bayraktar TB2 por parte de Ucrania y más recientemente los israelíes Searcher en el lado de Rusia, modelo que también tiene España sirviendo en el Ejército de Tierra.
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El empleo de este último modelo de dron ha trascendido debido a que Ucrania consiguió derribar uno el pasado viernes en la localidad de Zhitómir, al oeste de Kiev. Y, aunque no se ha confirmado oficialmente, otra unidad de Searcher ruso podría haber estado detrás de un ataque perpetrado el pasado domingo a unas instalaciones militares, según la agencia estatal TASS.
"El lanzador de cohetes múltiples [MLRS, por sus siglas en inglés] fue destruido por un vehículo aéreo no tripulado de la Fuerza Aeroespacial de Rusia con un arma inteligente desde una altitud de más de 3.000 metros", tal y como publicó el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado.
Casi al mismo tiempo, en la capital Kiev, se vivía un ataque con drones kamikaze Kalashnikov Kub que se estrellaron contra varios edificios. En los últimos días, Rusia está redoblando esfuerzos en los ataques con drones como una fórmula que no arriesga la vida de pilotos ni aeronaves muy caras como son los cazas y que el ejército ucraniano derriba con misiles guiados.
El dron modificado
Era abril de 2009 cuando Moscú anunció por primera vez el acuerdo de compra de unidades de Searcher Mk-II a la compañía Israel Aerospace Industries (IAI). Las buenas relaciones y las posteriores órdenes de adquisición de más drones llevaron a la compañía israelí a licenciar los derechos de la plataforma aérea para que Rusia las pudiera fabricar dentro de su propio país.
Para diferenciarlas de los modelos hermanos fabricados en Israel, el Kremlin designó como Forpost los drones salidos de la línea de montaje rusa. El modelo base —solo equipado con sistemas de vigilancia— pronto dejó de ser suficiente y en enero de 2017 el por entonces ministro de defensa Sergei Shoigu informó al fabricante local sobre las necesidades de una versión mejorada del Forpost.
Y así es cómo nació el Forpost-R, cuyas primeras imágenes oficiales se hicieron públicas en agosto de 2019 coincidiendo con el anuncio de su entrada en servicio solo un año despíes con tecnología propia. El Ministerio de Defensa reveló que el nuevo dron está equipado con un motor de pistón de factura nacional así como los sistemas electroópticos, la electrónica, el sistema de comunicaciones corriendo software doméstico.
También se mencionó la incorporación de refuerzos en el fuselaje para incrementar la resistencia, así como que tendría una autonomía de 18 horas, un peso máximo al despegue de 500 kilogramos, una altitud máxima de 6.000 metros y un radio de acción de unos 400 kilómetros.
Esta profunda modificación rompió con algunas limitaciones que tenía el Forpost original que se basaba íntegramente en el Searcher. Por ejemplo, Rusia consiguió aumentar el radio de acción de 250 a 400 kilómetros manteniendo la autonomía de vuelo al tiempo que incrementaron el peso de la aeronave.
En lo relativo al armamento, Rusia ha instalado misiles KAB-20 (tanto en su versión guiada por láser como por designación satelital) con diferentes opciones de ojivas de demolición, termobáricas y de penetración. Muy similares a las que equipa el dron turco Bayraktar TB2.
El otro sistema es un misil antitanque 9M133 con unas aplicaciones parecidas a la KAB-20, que incluyen diferentes tipos de ojivas y con un alcance operativo que puede ir desde los 100 metros a los 5,5 kilómetros. Del mismo modo, según recoge Janes, el Forpost-R puede acarrear bajo sus alas bombas de caída libre no guiadas en sus 120 kilogramos de carga útil que se estiman tiene el dron.
Versión española
Por su parte, España cuenta dentro del Ejército de Tierra con el IAI Searcher Mk-III, el más moderno de cuantos han salido de la familia. Las 4 plataformas adquiridas están designadas en el Grupo de Obtención por Sistemas Aéreos (GROSA), perteneciente al Regimiento de Inteligencia Nº 1, en la base Conde de Gazola en San Andrés del Rabanedo (León).
La finalidad de estos Searcher se encuadra dentro de las operaciones de adquisición de datos, vigilancia e inteligencia. Entraron en servicio en el 2008 tras aplicar algunas modificaciones para ajustarse a los requerimientos del Ejército de Tierra y hace 4 años recibieron una gran actualización que mejoró sus capacidades para extender su vida útil hasta el 2025.
Con una longitud de 5,85 metros y un peso máximo al despegue de 427 kilogramos, el Searcher puede alcanzar los 6.000 metros de altitud, un alcance de 250 kilómetros y autonomía de vuelo de 12 horas. Su equipamiento se limita a lo necesario para llevar a cabo las labores de inteligencia y no dispone de ningún arma instalada a bordo, tal y como ocurre en el resto de drones que sirven dentro de las Fuerzas Armadas de España.
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