La suciedad bucal puede esconderse a simple vista, pero sus consecuencias para la salud acaban siendo un grave problema para los pacientes. Llegados a este punto, los investigadores deben adentrarse en el interior del diente para atacara a las bacterias más resistentes. Un desafío para el que están confiando en el poder de la tecnología con implantes y nanobots.
Aunque los especialistas siempre recomiendan una alimentación sana, unida a una higiene constante, ciertas enfermedades y hábitos puede abrirle la puerta a las bacterias hasta lo más profundo de la dentadura. Los tratamientos químicos o de fototerapias actuales resultan excasos frente a algunas infecciones, por lo que se ha pensado en la robótica más pequeña para luchar cara a cara con las bacterias.
Un proyecto de investigación del Instituto de Ciencias de India ha creado bots a escala microscópica para colonizar las minúsculas cavidades del diente en el que se esconde la infección. Mediante calor, esta especie de lombrices mecánicas matan a las bacterias más resistentes para curar la dentadura.
"Ninguna otra tecnología en el mercado puede hacer esto en este momento", celebra Debayan Dasgupta, investigador asociado de CeNSE y cofundador de Theranautilus, la empresa con la que quieren comerciar la tecnología desarrollada. Sus avances se han publicado en la revista científica Advanced Healthcare Materials, aseguran estar cerca de poder llevar lo desarrollado a las clínicas.
En la profundidad del diente
Los pequeños nanobot con forma de gusano que ha creado este equipo de investigadores lucha contra las bacterias en los túbulos dentinarios. Quizás nunca hayas oído hablar de ellos, pero son canales microscópicos que recorren el interior de tus dientes. Desde el corazón, la parte más profunda del diente, o pulpa, conducen hasta el exterior, hasta la encía y la parte esmaltada.
Reciben ese nombre porque pasan por la dentina, el componente estructural principal y la capa media del diente, que sostiene el esmalte exterior que es mucho más frágil. A esos túbulos se les suelen atribuir la capacidad de sentir frío o calor de los dientes, es decir, la sensibilidad que afecta a muchos pacientes. Pero su peor enemigo es la suciedad, aunque las personas tienen a prestar más atención a la salud del esmalte de los dientes, limpiar la parte más cercana a la encía evita acumular el sarro y proteger también la parte interna.
Las bacterias que se acumulan en estos canales pueden llegar a causar infecciones que requieren un tratamiento muy preciso del conducto, pero algunas bacterias pueden evadir este tratamiento. Se suelen aplicar químicos que eliminan la mayoría de bacterias, por lo menos, aquellas que no son resistentes a los antibióticos.
Para mejorar el resultado de estos tratamientos, los médicos han llegado a plantear el uso de técnicas con láser y ultrasonidos creando ondas de choque en el fluido. Pero, de nuevo se han encontrado con una limitación, el tratamiento solo podía penetrar alrededor de 800 micrómetros en el diente. Llegados a este punto, la robótica se ha presentado como la siguiente ruta a seguir.
Los nanobots dentales
La tecnología más pequeña o nanotecnología, llega al rescate para hacer frente a las bacterias y liberar de posibles obstrucciones los túbulos del interior del diente. Los microscópicos equipos tienen forma helicoidal, como se puede ver en las imágenes, y están formados de dióxido de silicio con una capa de hierro.
Su composición responde a la necesidad de poder controlarlos desde el exterior del diente. Mediante el uso del campo magnético se activan los bots y se les conduce hasta una profundidad de 2.000 micrómetros mucho más profundo que el alcance de los tratamientos de fototerapia.
En los conductos el campo se ajusta y los robots empiezan a generar calor hasta eliminar a las bacterias más resistentes que amenazan con crear infecciones severas. Son con regular la frecuencia del campo magnético, los investigadores consiguen mover a voluntad los diminutos robots o que estos abrasen a las bacterias invasoras.
El uso de calor para matar las bacterias también proporciona una alternativa más segura a los productos químicos agresivos o los antibióticos, afirman los investigadores. Esta técnica también se usa contra células cancerígenas y en otros proyectos de nanorobótica.
Camino de las clínicas
Los investigadores explican cómo han puesto a prueba y demostrado la eficacia y seguridad de su diminuto ejército de robots en dientes extraídos de los ratones. Un detalle importante es que, una vez terminada la tarea, consiguieron recuperar los robots del interior del diente. Los pacientes pueden dormir tranquilos después del tratamiento y los dentistas reducir el gasto del proceso.
El equipo ahora se aventura en una nueva fase de investigación en la que ya están trabajando para llevar esta tecnología a las clínicas. Persiguen fabricar un dispositivo médico que pueda caber fácilmente dentro de la boca para que los dentistas puedan inyectar y manipular los nanobots dentro de los dientes durante el tratamiento del conducto radicular.
A través de la empresa Theranautilus esta innovación debería evolucionar de ser un proyecto de laboratorio a un tratamiento disponible en todo el mundo. La compañía surgió hace años fruto de otros estudios con nanopartículas controladas magnéticamente. Previamente han demostrado poder atrapar y mover objetos con la luz, hacerles nadar a través de la sangre y dentro de las células vivas, incluso adherirse fuertemente a las células cancerosas.
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