Las complicadas relaciones diplomáticas entre Argelia y España han puesto al país africano en el foco. A la suma importancia del suministro de gas se une su histórica rivalidad con Marruecos y las excelentes relaciones con Moscú, que le han convertido en una de las naciones más avanzadas militarmente hablando de la costa mediterránea.
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Además de los cazas rusos Sukhoi Su-30, otro de los pilares de sus Fuerzas Armadas se encuentra en la amplia flota de submarinos. En total, Argelia cuenta con 6 sumergibles dos de ellos entregados en los 80 y los cuatro restantes puestos en servicio recientemente.
Si bien todos ellos están basados en la plataforma de la clase de submarinos Kilo —de desarrollo soviético—, las últimas unidades corresponden a una nueva subvariante denominada Proyecto 636 que Rusia desarrolló a finales de los 80 tras el gran éxito del modelo original.
Argelia recibió entre 2010 y 2019 las 4 unidades de Kilo 636 directamente desde el astillero encargado de la fabricación en San Petersburgo. Los 2 submarinos Kilo 877EKM más antiguos se actualizaron a principios de los 2000 con nuevos sonares incluido y algunos reportes apuntan a que planean adquirir dos unidades más de 636 próximamente.
Proyecto 636
Al igual que el modelo original, los submarinos Kilo 636 están diseñados para llevar a cabo guerra antisubmarina y antisuperficie. Este último factor es clave para su superioridad naval pues convierte a Argelia en la única nación, junto con Israel, que dispone de misiles capaces de atacar a la superficie de todos los países que bañan el Mediterráneo.
Ni Francia ni Italia ni los S-80 de la Armada ceuntan con esta función. Del mismo modo, disponen de un avanzado ecosistema de sensórica y radares que les permiten realizar labores de espionaje, vigilancia y patrulla submarina.
Otro de los apartados más importantes de este modelo de submarino es la quietud con la que navegan. Según la agencia de exportación rusa, el Proyecto 636 fue apodado "agujero negro" por su bajo nivel de ruido. La responsabilidad de ello recae en la oficina de ingeniería Rubin quien desarrolló el propulsor y que capacita al submarino a detectar enemigos a una distancia 3 o 4 veces mayor de la que pueden localizarle a él.
El Kilo 636 está compuesto internamente por 6 compartimentos estancos separados y rodeados de un doble casco presurizado. Está diseñado para que la flotabilidad esté garantizada incluso con un compartimento y dos tanques de lastre inundados.
Las grandes diferencias respecto a la clase Kilo original es un casco extendido complementado con unos generadores diésel más potentes, que permitieron la reducción de la velocidad de rotación del eje de propulsión principal. Esto se traduce en una firma acústica sustancialmente menor respecto al modelo primigenio y a algunos submarinos de su clase, según recoge Naval Technology.
En cuanto a especificaciones, cuenta con un desplazamiento sumergido de 3.670 toneladas comprendidos en una eslora de 73,8 metros y una manga de 10. Su capacidad de inmersión le lleva a operar a 300 metros de profundidad a una velocidad máxima de 36 kilómetros por hora.
La autonomía sumergida —sin contacto con la atmósfera— alcanza los 740 kilómetros mientras que con el snorkel desplegado puede permanecer más de 13.000 kilómetros. La autonomía está establecida en unos 45 días con una tripulación de 52 personas.
Misiles Kalibr
Disponer de submarinos rusos también abre la puerta a poder emplear una gran lista de municiones. Una de las más importantes es el misil Kalibr (Calibre, en español) que cuenta con una versión de exportación que en Argelia se ha denominado Club-S.
En septiembre 2019, el Ministerio de Defensa Nacional de Argelia anunció la ejecución de unas maniobras militares consistentes en el lanzamiento de misiles Club-S desde sus submarinos 636. Posicionando a la Armada argelina como una de las más avanzadas tecnológicamente y armamentísticamente.
"El disparo se llevó a cabo con éxito destruyendo objetivos terrestres con gran precisión, lo que constituye un nuevo éxito del buen control de las tripulaciones, los diferentes equipos y armamentos", rezaba el comunicado.
La preocupación y el interés que despertó este primer lanzamiento hizo que un submarino israelí —el otro único actor que puede ejecutar estos ataques en todo el Mediterráneo— de la clase Dolphin se acercara a las costas argelinas en septiembre de 2021. Su misión consistía en extraer toda la información posible sobre las maniobras y el lanzamiento de un misil Club-S. Pero fueron descubiertos.
Inmediatamente después del hallazgo, un par de submarinos Kilo 636 obligaron a abandonar territorio argelino al submarino israelí y a emerger ya en aguas internacionales.
El misil argelino Club-S tiene un radio de acción de 300 kilómetros —sensiblemente inferior a la versión para uso exclusivo ruso— y, en poco más de 8 metros, es capaz de acomodar 450 kilogramos de ojiva. Cuenta con una velocidad terminal supersónica de unas 3 veces la velocidad del sonido y, en su última etapa, vuela a 4,6 metros de altura sobre la superficie para evitar ser derribada por las contramedidas.