Desde su inicio hace ya más de cuatro meses, en la guerra entre Ucrania y Rusia hemos visto todo un muestrario de armamento de última generación, pero también la recuperación de vetustos tanques de la era de la Guerra Fría. Se han utilizado desde drones kamikazes hasta cañones láser o buggys que parecen salidos de Mad-Max. Sin embargo, hay un frente silencioso al que no se está prestando la suficiente atención y que tendrá catastróficas consecuencias a largo plazo para Ucrania y su población civil: el uso de minas, desde las más 'tradicionales' hasta las minas inteligentes más avanzadas, que están causando verdaderos estragos. 

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Ahora mismo, Ucrania es uno de los países más minados del mundo. El este del país, disputado con los separatistas prorrusos desde 2014, ya estaba contaminado por minas antipersona mucho antes de que la invasión del ejército ruso multiplicara la escala y la complejidad del conflicto. El Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania aseguró en mayo que será necesario limpiar 300.000 kilómetros cuadrados de su superficie, el equivalente al tamaño de un país como Italia.

Un drama de largo recorrido para los civiles del país, pero también para los soldados de ambos bandos que actualmente deben hacer frente a una amenaza en muchos casos invisible y difícil de detectar. La nueva generación de minas inteligentes que se están desplegando en amplias zonas del país del este de Europa, tanto anticarro como antipersona, amplían ese riesgo constante para las tropas, expuestas a una detonación fatal que puede llegar en cualquier momento.

Minas que vuelan

En las últimas semanas, diversas cuentas de redes sociales que siguen el conflicto y publican fotografías y vídeos de los propios soldados han revelado la presencia en el campo de batalla de artilugios tan letales como PTKM-1R, que detecta la presencia de vehículos, se lanza al aire y ataca su parte superior. Normalmente la torreta suele ser su parte más vulnerable de los carros de combate, al estar dotada de un blindaje más fino que el de la parte delantera o los laterales. También serviría para aprovechar catastróficos fallos de diseño

Su fabricante, Rosoboronexport JSC, la mostró por primera vez fuera de Rusia en noviembre del año pasado, cuando se exhibió en la Exposición de Defensa de Egipto (EDEX) 2021. PTKM-1R utiliza sensores sísmicos y acústicos para detectar la posición de los vehículos que se acercan a 100 metros a la redonda.

La mina anti-tanque PTKM-1R

Cuando los sensores reciben algún elemento sospechoso, el dispositivo compara el sonido con una lista de ruidos emitidos por objetivos aprobados, ya que, según sus desarrolladores, eso evita que la mina se dispare contra vehículos civiles.

Una vez que el sistema corrobora que se trata de un vehículo militar y se activa, la mina lanza su carga útil a 30 metros de altura y luego escanea el suelo con sensores infrarrojos en busca de la posición exacta de los posibles objetivos enemigos. A continuación, la mina dispara un proyectil con tal velocidad que puede atravesar el blindaje de la parte superior del carro blindado.

La mina rusa PTKM-1R Rosoboronexport Omicrono

En el mismo terreno, el de las minas antitanque, las más habituales en la contienda son la TM-57, la TM-62 y la TK-62K de época soviética, fabricadas en ambos países y que funcionan de la manera tradicional: colocadas en el suelo o enterradas a poca distancia, estallan al paso de un vehículo. Pero del lado ucraniano hay otros dos nuevos tipos de mina antitanque más evolucionadas.

Es el caso de las minas DM-22 y DM-31 alemanas, de las que Ucrania recibió más de 4.000 unidades en marzo. Son dos sistemas que trabajan juntos: el DM-31 es una mina clásica, mientras el DM-22 es una mina direccional pensada para atacar los blindados por uno de los costados.

Un militar ucraniano con una mina DM-22 Aslán / Twitter Omicrono

La versión inicial de esta mina, la DM12 PARM 1 o Panzerabwehrrichtmine, se desarrolló a finales de los años 80 y entró en servicio en la Bundeswehr a principios de la siguiente década. Su característica fundamental es que se despliega con un cable de activación de fibra óptica de 40 metros de largo, que se despliega sobre la zona a bloquear. Si un vehículo pasa por encima del cable, la mina direccional se activa, aunque también pueden detonarse a distancia.

La versión más avanzada que ha recibido Ucrania, en lugar del cable de fibra óptica utiliza sensores infrarrojos. La mina dispara una ojiva HEAT estabilizada que puede golpear con precisión objetivos a una distancia de hasta 100 metros y es capaz de penetrar un blindaje de al menos 100 mm. La ojiva y la unidad de disparo, montadas en un trípode que se apunta manualmente mediante un conjunto de miras de hierro en la parte superior.

Minas antipersona

A pesar de estar prohibidas por el Tratado de Otawa desde 1997, las minas terrestres antipersona siguen utilizándose en conflictos de todo el mundo. Además, países como Ruisa, EEUU o China no han firmado esa convención, así que no tienen ninguna restricción para seguir usando dispositivos tan destructivos como POM-3, que las tropas rusas han desplegado cerca de la ciudad de Járkov.

Según reveló The New York Times, artificieros del ejército ucraniano descubrieron varios de estos dispositivos en abril. Fueron lanzados a territorio ucraniano gracias a un lanzacohetes diseñado exprofeso para la tarea, una información recogida por un informe de la ONG Human Rights Watch, que considera crímenes de guerra esta y otras prácticas del ejército ruso.

La mina rusa antipersona POM-3 Oleksandr Maryash / Twitter Omicrono

La POM-3, también llamada Medallón, fue presentada en 2015 como sucesora de la serie soviética POM-2 y está fabricada por JSC NPK Tekhmash. Utiliza una espoleta de proximidad sísmica para detectar las pisadas humanas. Si las vibraciones tienen una amplitud suficiente y creciente, lo que indica un movimiento hacia la mina, la munición se dispara.

Una vez activada, se detona una carga de expulsión que proyecta la ojiva hasta aproximadamente un metro y medio por encima del nivel del suelo, momento en el que detona. Esta acción de 'rebote' maximiza la letalidad de la munición, proyectando la fragmentación a una altura que tiene más probabilidades de alcanzar los órganos vitales del cuerpo del objetivo.

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La POM-3 tiene un cuerpo de fragmentación formado por numerosos anillos dentados que se apilan de forma ligeramente desplazada para producir el efecto de fragmentación, que puede alcanzar a personas en un diámetro de casi 20 metros.

La mina, según su fabricante, está supuestamente equipada con inteligencia artificial que puede reconocer a los soldados amigos, a los civiles e incluso a animales, para minimizar el riesgo de daños colaterales. Sin embargo, esta afirmación no ha sido demostrada por fuentes independientes y es muy dudoso que disponga de ninguna tecnología capaz de discriminar entre soldados de uno u otro bando, y menos aún entre militares y civiles.

Desminado

En Ucrania hay pruebas suficientes de que Rusia ha utilizado varias de estas minas antipersona y minas antivehículo retroadaptadas, a menudo en zonas residenciales y agrícolas, según recogen funcionarios estadounidenses y analistas militares consultados por The Washington Post. Ucrania también ha empleado minas antitanque para frenar el avance ruso en torno a ciudades clave, pero de momento no hay pruebas de que sus fuerzas hayan atacado a las tropas rusas con minas antipersona, en violación de sus obligaciones como país firmante del Tratado de Ottawa.

Las peligrosas operaciones de desminado son contínuas, aunque ambos bandos están utilizando métodos dispares. Son frecuentes las imágenes de drones operados por tropas ucranianas dejando caer granadas sobre zonas fuertemente minadas para impedir el acceso de vehículos blindados. 

No es la única opción. HALO Trust, una empresa de desminado con múltiples contratos del gobierno estadounidense para trabajar en Ucrania, ha anunciado que utilizará una unidad de Spot, el perro robot fabricado por Boston Dynamics, para retirar proyectiles de mortero y municiones de racimo en zonas anteriormente controladas por Rusia cerca de Kiyv.

En cambio, para zonas como el puerto de Mariúpol o la región de Luhansk Rusia está utilizando vehículos no tripulados Uran-6, diseñados para desminar amplias zonas de terreno. Es un vehículo ligero, pero con un fuerte blindaje, equipado con cuatro cámaras en la parte superior que permiten al operador controlarlo mientras recibe imágenes de 360 grados en tiempo real.

El vehículo de desminado Uran-6 Wikimedia Commons Omicrono

El Uran-6 puede integrar herramientas que ayudan a desminar distintos tipos de terreno, como una hoja de bulldozer de 1,8 metros de ancho, un dragaminas autopropulsado Boykova, un brazo robótico, un rodillo o una red de arrastre de desminado Katkov.

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