La Guerra de las Galaxias: cómo Rusia, EEUU y China rivalizarán con sus propias estaciones espaciales
Las tres grandes potencias espaciales se encuentran trabajando en sus relevos generacionales a la vetusta Estación Espacial Internacional.
27 julio, 2022 02:52La creciente tensión entre Estados Unidos y Rusia en todo lo relacionado con el sector aeroespacial en general y la Estación Espacial Internacional en particular ha precipitado lo inevitable. Moscú ya llevaba algún tiempo planeando el abandono de la plataforma orbital, en la que participa España, incluso antes de haber anunciado una alternativa real para sus cosmonautas. Ahora, con las sanciones aplicadas a la economía rusa, todo ha ido a peor.
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Acusaciones cruzadas y amenazas de dejar a astronautas en el espacio mediante, los de Putin se desentienden del que fue el primer gran proyecto internacional en el espacio. "Cumpliremos con todas nuestras obligaciones con nuestros socios, pero se ha tomado la decisión de abandonar esta estación después de 2024", comentó Yury Borisov, el jefe de la agencia espacial rusa. Y se terminó.
Por su parte, China se encuentra inmersa en uno de los programas espaciales más ambiciosos de los últimos tiempos. El año pasado lanzaron el primer módulo de su particular orbitador Tiangong y hace escasos días hicieron lo propio con el segundo. Todo desarrollado y fabricado en el país, incluso los cohetes que llevan las piezas y los astronautas.
Este sálvese quien pueda espacial llega en un momento crítico para la ISS. A pesar de los continuos trabajos de mantenimiento que cuestan muchos millones de dólares al año, la estructura primaria se encuentra muy deteriorada. Tras una ampliación de la vida útil, el fin de sus días en el espacio ya está marcado en rojo en algún momento entre junio y noviembre del 2030.
Que cada país haya elegido un camino separado también abre la puerta a un nuevo escenario: la guerra de las galaxias. Cada vez más analistas apuntan a que la extrema dependencia de las telecomunicaciones satelitales jugará en contra en los próximos años con sistemas láser y misiles capaces de inutilizar estos dispositivos. Por no hablar de los posibles sistemas armamentísticos que cada uno de los países puede implementar en las estaciones orbitales si no tienen a otro compartiendo estancia.
Alternativa de Rusia
Los programas espaciales de Rusia se han caracterizado —herencia soviética— por mantenerse en el más estricto de los secretos con una publicación de la información muy controlada con cuentagotas. En abril de 2021, se dio a conocer oficialmente la adjudicación de la construcción del que será el primer módulo de una nueva estación espacial exclusivamente rusa.
La compañía encargada del trabajo es la también rusa Corporación de Cohetes Espaciales Energia quien deberá tenerlo listo para el 2025. "Ya se está trabajando en el primer módulo básico para la nueva estación de servicio orbital rusa", anunció Dimitri Rogozin, el por entonces director general de la agencia Roscosmos.
En el mismo comunicado, Rogozin mencionó que ese módulo de investigación y energía estaba destinado a ser lanzado a la Estación Espacial Internacional en 2024, pero los planes se cancelaron debido al abandono. Según Moscú, por problemas en los materiales de los que está construida la ISS. De esta forma, se colocaba la primera piedra de la Estación de Servicio Orbital Rusa (ROSS).
El NEM-1, como se denomina el módulo, será el núcleo de una estación más grande que se irá ampliando en posteriores lanzamientos. Según los últimos reportes, tiene previsto el lanzamiento en 2026 a bordo de un cohete Angara A5 desde el Cosmódromo de Vostochny. Un segundo módulo tiene previsto despegar en 2028. En total, se espera que esté compuesta de 7 módulos en 2035.
"Continuaremos con el programa piloto de conformidad a los planes aprobados", ha declarado este mismo martes Yuri Borisov, el recién nombrado director ejecutivo de Roskosmos. "El enfoque principal estará en la creación de una estación orbital rusa". También ha apuntado el carácter científico de la misión.
Las buenas relaciones diplomáticas entre Rusia y China también se dejan ver en este apartado espacial. En junio del año pasado, responsables de las agencias espaciales de ambos países anunciaron varios proyectos conjuntos con el fin establecer una base humana perpetua en la Luna.
Gateway estadounidense
Los norteamericanos fueron unos de los grandes impulsores de la Estación Espacial Internacional e incluso llegaron a emplear naves rusas hasta que llegó SpaceX en 2020. Además, según han insistido en varias ocasiones, se han posicionado en la línea de ampliar la vida útil de la plataforma orbital. La última de todas ellas fue aprobada por el Congreso y el Senado estadounidense en 2018 y confirmó el 2030 como el último año de vida de la ISS. De momento, no se han registrado peticiones para alargarlo todavía más.
Y eso que la NASA —junto con la ESA europea y otras agencias— está trabajando a contrarreloj por sacar adelante su estación orbital lunar Gateway. Esta plataforma acumula mucho tiempo de retraso y ya se habla de que no llegará a tiempo para las primeras misiones tripuladas que tienen como fin el regreso del hombre a la Luna.
Por el momento, la agencia espacial estadounidense no ha proporcionado datos sobre el despliegue de la Gateway que necesitará del cohete Falcon Heavy de SpaceX; actualmente en pleno proceso de pruebas. Los últimos planes conocidos comprenden que el primer binomio del sistema de propulsión y el habitacional no se enviarán a la órbita lunar antes de noviembre de 2024.
Una vez allí, la Gateway servirá como estación de paso de los astronautas que emplearán el sistema de alunizaje —también de SpaceX— para llegar a la superficie del satélite natural. Poco a poco, la estación espacial continuará creciendo con más módulos de habitabilidad, laboratorios y escotillas para albergar más aeronaves externas.
La propia NASA, que está teniendo en cuenta que los plazos serán muy complicados de cumplir, abrió la puerta a la posibilidad de prescindir de Gateway de las primeras misiones lunares y apoyarse únicamente en naves de SpaceX. Los principales retrasos han venido de la mano de fallos encontrados en el cohete lanzador SLS —que parece que van solucionándose— y que promete ser el eje del programa Artemis.
Uno de los aspectos más importantes de la Gateway es que será elemental para los viajes a Marte. Tiene previsto situarse en una órbita especialmente estudiada para facilitar los saltos hacia el planeta rojo y así por enviar recursos y astronautas a menor coste. Por el momento y que se sepa, ni la estación china y la rusa tendrían este afán marciano.
Palacio en el cielo
La propuesta de la Administración Espacial Nacional China (CNSA) es la estación Tiangong (Palacio en el cielo, en su traducción directa al español), que comenzó su singladura en abril del 2021 con el lanzamiento del primer módulo. Una vez establecido en órbita, le siguió un segundo despegue con un tres astronautas a bordo quienes se encargaron de la construcción y la preparación.
Más recientemente, el pasado día 24 de julio lanzaron un segundo módulo de 18 metros de longitud a bordo de un cohete Long March 5B. Ahora les esperan unas cuantas semanas de trabajo de integración entre ambos módulos hasta que llegue el tercero —y último— el próximo mes de octubre.
Cuando esté completada, la plataforma orbital china tan solo tendrá aproximadamente un 20% del volumen con el que cuenta hoy la Estación Espacial Internacional con unas 66 toneladas. Pero se torna suficiente para los objetivos meramente científicos del país oriental.
Dispondrá de 14 espacios para experimentos en el interior de la nave y unos 50 en el exterior, donde se podrán colocar todo tipo de sensores y dispositivos para recabar información. Algunos de esos experimentos —nueve, según los últimos datos— provienen de un programa que China puso en marcha junto con la oficina de asuntos espaciales de naciones unidas. Se espera que se pongan en marcha más de 100 experimentos en muy poco tiempo.
Actualmente, se encuentra orbitando a poco menos de 400 kilómetros de altitud con tres astronautas dentro. La idea de la CNSA es que la plataforma espacial se mantenga ocupada durante una década con rotaciones de 3 astronautas cada 6 meses.