Las tensiones diplomáticas entre China y Taiwán han precipitado movilizaciones en el terreno militar que no han hecho sino recrudecerse en las últimas horas. La responsable de esto último es la visita de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y mano derecha de Biden, que aterrizó en un aeropuerto secundario de Taipéi a las 16:40 del martes, hora de España peninsular.
[Instituciones de Taiwán sufren ciberataques ante la visita de Nancy Pelosi]
Mientras el avión de transporte VIP en el que viajaba Pelosi realizaba la maniobra de aproximación a la isla, China mandó despegar un número no desvelado de cazas Sukhoi Su-35 rumbo al estrecho de Taiwán, según medios estatales chinos. Pero no fueron los únicos en participar en la operación militar de mucha más envergadura.
El propio Ministerio de Defensa taiwanés cifró en 21 las aeronaves que el Ejército Popular de Liberación chino tenía desplegadas en el suroeste del país. Y que, según anunciaron en un comunicado, llegaron a traspasar su espacio aéreo durante unas pocas millas para luego girar 180 grados y regresar a condominios chinos.
En total, 8 cazas J-11, 10 cazas J-16, un avión de alerta temprana KJ-500, un Y-9 de guerra electrónica y un Y-8 de espionaje. Además, China también habría desplegado en el estrecho un par de buques de guerra y embarcaciones de estudio oceanográfico —empleados para espiar submarinos—, según indica CNA.
Cazas y aviones espías
El terreno aéreo ha sido, sin duda, uno de los más representativos de los despliegues preventivos que China ha llevado a cabo en las últimas horas. Y que dan una radiografía muy fiel de los equipos que tiene desplegados en las diferentes bases aéreas próximas a Taiwán. El de los cazas, por número y capacidad de ataque, es el segmento más representativo y, además de los Sukhoi fabricados en Rusia, disponen de modelos de fabricación —que no desarrollo— nacional.
El J-16 es una adaptación y mejora del caza J-11 que bebe directamente del diseño del Sukhoi Su-27 que los chinos fabricaron bajo licencia rusa. Las mejoras que ha incorporado Pekín a esta versión más moderna pasan por la integración de un radar AESA y motores Shenyang WS-10A de factura nacional. Desarrollando en paralelo una versión especialmente preparada para la guerra electrónica.
Este caza, que se integra dentro de los de cuarta generación, lleva dentro de las filas chinas desde 2015 habiendo superado la cifra de 170 unidades fabricadas y en servicio. Una de las particularidades es que cuenta con una carlinga para dos tripulantes y un peso máximo al despegue de 35 toneladas.
[Yun Feng, el misil supersónico con el que Taiwán amenaza a China]
En cuanto a rendimiento, dadas las particularidades de los motores y que China suele guardar con recelo estos detalles tan solo se conoce que cuenta con una velocidad máxima de 2 veces la del sonido. Lo que sí está más claro es que dispone de un cañón de 30 milímetros y 12 anclajes para acarrear armamento.
La carta de municiones consiste en misiles aire-aire que pueden llegar a más de 400 kilómetros, misiles antiembarcacionnes, misiles antirradiación, cohetes, bombas guiadas... Todo lo que se espera de un caza multipropósito de cuarta generación, que solo deja por el camino la capacidad furtiva.
El resto de aeronaves desplegadas tiene como objetivo una lucha en la sombra. Se trata de aviones de alerta temprana que incorporan radares con cientos de kilómetros de cobertura para reportar amenazas, de guerra electrónica para intentar confundir o intervenir a los sensores de los objetivos y de espionaje.
Entre estos últimos se encuentra el Y-8 fabricado por la china Shaamxi y que se ha convertido en una de las plataformas aéreas más polivalentes de la fuerza aérea. Como en el caso anterior, está basado en un modelo ruso —Antonov An-12— y lleva operativo desde los años 80.
El equipamiento interno de la versión dedicada a espionaje es un secreto y tan solo destacan algunos radomos situados a lo largo de la aeronave donde se emplazan los sistemas y sensoras capaces de captar información. Este tipo de aeronaves suelen acarrear antenas con las que intervienen telecomunicaciones y, en algunos casos, también sistemas electroópticos para tomar fotos y vídeos.
Buques de guerra
La inteligencia de Taiwán ha detectado un par de barcos que guerra en las inmediaciones del país. Se trata de un destructor clase Type 055 y de una fragata clase Type 054A, ambas sirven dentro de la rama marítima del Ejército Popular de Liberación chino.
La Type 055 lleva en servicio desde el 2020 como una de las embarcaciones más modernas. Cuenta con 180 metros de eslora por 20 de manga y un desplazamiento que va desde las 11.000 a las 12.000 toneladas. Una de sus características principales es la capacidad furtiva que le proporciona el casco y los diferentes recubrimientos que reducen la sección transversal para evitar ser detectado por los radares.
En lo relativo al armamento, dispone de una ametralladora de 130 milímetros, un sistema de defensa de corta distancia de 30 milímetros, una celda de lanzadores de corto radio y la joya de la corona: 2 matrices de lanzadores verticales con 112 celdas. Se reparten 64 en la proa y 48 en la popa desde donde pueden desplegar misiles superficie-aire, antiembarcaciones, antisubmarino...
Por su parte, la embarcación perteneciente a la clase Type 54A se encuadra dentro de las fragatas que llevan en servicio desde 2008. Cuenta con 134 metros de eslora por 16 de manga y un desplazamiento de casi 4.000 toneladas.
Disponen de un amplísimo abanico de sensores y sistemas con el fin de relevar las posiciones enemigas y ejecutar ataques de guerra electrónica. En el apartado armamentístico, dispone de 32 celdas de lanzamiento vertical con una munición similar a la presente en la clase Type 055.