Los intercambios de fuego en la Franja de Gaza llevan protagonizando las noches más duras de enfrentamiento de los últimos tiempos. Según el Ministerio de Sanidad de la propia Gaza, el conteo de heridos asciende a 253 palestinos —entre ellos un centenar de niños— y el de fallecidos a 29. En el lado israelí, se ha reportado el empleo de la Cúpula de Hierro como sistema de defensa antimisiles que lleva funcionando de forma ininterrumpida desde el pasado viernes y que en España no hay un equivalente.
En total, se han contabilizado 580 cohetes y morteros lanzados desde Gaza en estos 3 días, según la Fuerza de Defensa de Israel (IDF). De ellos, el sistema de defensa aérea logró interceptar a 200 derribándolos antes de que cayeran en zonas pobladas del lado israelí. La tasa de acierto estimada es del 97% —el Iron Dome solo se instala en zonas con población— incrementándose notablemente desde el 75% que conseguía cuando se puso en funcionamiento en 2011.
El Iron Dome es un desarrollo de la compañía israelí Rafael Advanced Defense System que se ha convertido en la piedra angular de la defensa del país contra los ataques de Palestina. "Es el sistema de defensa antimisiles más desplegado del mundo, con más de 2.000 interceptaciones y una tasa de éxito superior al 90%" de media, según recoge la propia compañía.
El planteamiento de Rafael es el despliegue de una tecnología que sea capaz de anular ataques con misiles en cualquier tipo de situaciones. Campos de batalla, bases militares, zonas urbanas, infraestructuras críticas... Son solo algunos de los emplazamientos donde colocar el Iron Dome, que dispone de una versión específica para barcos presentada en 2014.
Y es que la protección va mucho más allá de un mero escudo antimisiles. Los ataques mediante drones, como el que vivieron las reservas petrolíferas en Emiratos el año pasado, se han convertido en un vector de ataque más y la Cúpula también puede servir contra ellos. También contra helicópteros e incluso aviones.
"La trayectoria de la amenaza se analiza rápidamente y se estima un punto de impacto. Si esa trayectoria estimada se traduce en una amenaza crítica, se ejecuta un comando y un cohete interceptor se lanza contra ella", según recoge Rafael en la ficha del producto. El proceso completo desde que se detecta hasta que el interceptor elimina la amenaza dura unos 15 segundos, por ese motivo su efectividad no es total si los palestinos lanzan sus proyectiles muy cerca de la frontera.
Los encargados de terminar con la amenaza son los misiles Tamir, también de fabricación israelí. Tienen una longitud de unos 3 metros, un diámetro de poco más de 15 centímetros y una masa situada alrededor de los 90 kilogramos. Estas municiones también están equipadas con todo tipo de sensores electroópticos y cuentan con guiado gracias a unos aleros instalados.
Israel tiene desplegadas una serie de baterías —más de 10— por la zona capaces de cubrir unos 150 kilómetros cuadrados y, cada una de ellas, dispone de 20 misiles interceptores Tamir. Las baterías pueden equiparse a bordo de camiones si se plantean como sistemas móviles o también como estaciones fijas ancladas a la superficie.