Así es el DF-17, el misil hipersónico indetectable que China prueba en mitad de su crisis con Taiwán
El arma lleva oficialmente en servicio desde 2019 y, gracias a su velocidad, se diseñó para hundir embarcaciones de guerra grandes.
8 agosto, 2022 02:24China y Taiwán se encuentran inmersas en una profundísima crisis política y territorial que se ha visto agravada en los últimos días con la llegada a Taipéi de la mandataria estadounidense Nancy Pelosi en la tarde del pasado martes —hora de España—. A la movilización de tropas en le siguió el anuncio de la ejecución de maniobras militares alrededor de la isla por parte de Pekín. Durante estos días han estado empleando fuego real en un gran ensayo en el que han participado efectivos tanto marítimos como aéreos y que, según la inteligencia taiwanesa, ha consistido en un simulacro de invación.
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Más allá de los buques de guerra y las aeronaves de todo tipo, China cuenta en su arsenal con varios misiles de corto, medio y largo alcance con capacidad de volar más allá de a 5 veces la velocidad del sonido. Es decir, en el terreno hipersónico. Uno de los más importantes es el denominado DF-17 que recientemente fue el protagonista de un lanzamiento de prueba —el primero del que se publica vídeo— con motivo del 95 aniversario de la fundación del Ejército Popular de Liberación.
El DF-17 se describe como un arma hipersónica especialmente diseñada para hundir portaviones o cualquier tipo de embarcación enemiga, según el medio estatal Global Times. Según algunos reportes, el misil lleva operativo desde el año 2019 cuando se conoció el primer lanzamiento y desde entonces el gigante asiático no ha dudado en mostrarlo al mundo en cada desfile militar.
First DF-17 launch video. DF-17 is a medium-range missile system equipped with a hypersonic glide vehicle.(speed: Mach 5-10; range:1,800-2,500 km) pic.twitter.com/yUEnkiVEbj
— 彩云香江 (@louischeung_hk) July 31, 2022
Este tipo de armamento se considera esencial para el presente y el futuro cercano de los ejércitos más potentes del mundo. Por el momento, no existe escudo aéreo o arma capaz de derribarlos a tiempo. Algo que sabe perfectamente Rusia que cuenta con el programa de misiles hipersónicos más avanzado del mundo y que preocupa a cualquier país enemigo, entre ellos el propio Estados Unidos o Taiwán.
El chino inalcanzable
Los primeros reportes sobre el desarrollo del DF-17 aparecieron en 2014 cuando China se encontraba en pleno proceso de pruebas de prototipos de misiles. Al menos, 9 lanzamientos ensayísticos se ejecutaron entre ese año y el 2017, momento en el que se detuvieron las maniobras y que, probablemente, se comenzó a producir en serie el modelo final que luego sería visto en 2019.
El DF-17 se compone de una primera fase de propulsión con un cohete —que incluyen diferentes etapas— y una segunda representada por un vehículo planeador (HGV, de sus siglas en inglés). A pesar de que el HGV no incorpora ningún tipo de motor, sí cuenta con sistemas de alerones que le permiten cierta maniobrabilidad y también es el responsable de acarrear la ojiva.
En el último de los ensayos realizados en la plataforma, el DF-17 junto con el HGV ejecutaron una prueba desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan en el interior de Mongolia. El HGV recorrió unos 1.400 kilómetros volando a baja altitud —unos 60 kilómetros— tras completar la fase balística comprendida en el ascenso y reentrada atmosférica. Pero las capacidades de este arma van mucho más allá.
Una de las particularidades del misil es que emplea un camión como plataforma de lanzamiento. Algo que le confiere una gran flexibilidad de despliegue ya que no necesita de grandes infraestructuras fijas. Por ejemplo, en el vídeo recientemente publicado se puede ver cómo ejecuta el lanzamiento desde la mitad de una autopista en medio de la nada.
El peso total estimado —China guarda estos datos como oro en paño— es de unas 15 toneladas repartidas en 11 metros de longitud. En cuanto al sistema de propulsión, dispone de un cohete de combustible sólido de dos etapas que catapulta al conjunto a más de 5 veces la velocidad del sonido. Con un alcance estimado de entre 1.800 y 2.500 kilómetros en la versión más básica.
Algunos analistas han planteado que el vehículo planeador podría estar diseñado para resistir hasta 10 veces la velocidad del sonido, unos 12.000 kilómetros por hora, en la fase de reentrada atmosférica. También apuntan a que este mismo HGV puede emplear otros sistemas de propulsión provenientes de misiles balísticos intercontinentales.
De esa manera, dependiendo de las necesidades de cada momento, puede acoplarse a las primeras etapas de armamento como el DF-31 con un alcance que supera los 10.000 kilómetros. Aunque este último escenario —que podría incluso llegar a alcanzar Estados Unidos— parece ser un propósito a medio plazo para China.
Según los servicios de inteligencia de Estados Unidos, el HGV puede acarrear ojivas nucleares de una potencia todavía desconocida. También podría emplearse para ejecutar misiones con ojivas convencionales hacia embarcaciones con ataques de precisión que emplean la capacidad hipersónica para saltarse las cúpulas de protección.
Taiwán quiere hipersónicos
Actualmente el ejército comandado desde Taipéi cuenta con varios modelos de misiles supersónicos especialmente diseñados para llegar a suelo chino. Por ejemplo, el Hsiung Feng IIE dispone de un alcance —oficial— de 600 kilómetros. Suficientes para atacar grandes ciudades como Shanghái, Guangzhou o Hong Kong. También podría alcanzar a la famosa Presa de las Tres Gargantas, una de las infraestructuras críticas del gigante asiático.
Pero Taiwán no se conforma y trabaja para poder desarrollar su propio sistema de misiles hipersónicos ante la negativa estadounidense de cooperación. El Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Chung-Shan de Taiwán (NCSIST) se encuentra liderando los esfuerzos en esta línea y ha establecido una oficinal del programa de misiles hipersónicos, según reporta 19fortyfive.
Por el momento se desconoce el alcance de sus desarrollos ni hasta dónde han progresado. En este sentido, Taiwán puede jugar su papel clave como principal fabricante de microchips del mundo como un componente crítico de este tipo de sistemas armamentísticos. Y es que, según algunos informes, China ha tenido que depender de los procesadores estadounidenses para desarrollar su armamento.
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