El debate está servido desde hace años: ¿son una mala idea las pantallas táctiles en los coches? Voces en España aseguran que estas innovaciones en los sistemas de infoentretenimiento de los vehículos, lejos de mejorar la experiencia, hacen que este sea menos intuitivo y seguro. La revista sueca Vi Bilägare ha publicado un estudio en el que corrobora precisamente esto.
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Según cuenta la revista, el estudio involucró pruebas con hasta 12 modelos de coches distintos. 11 de ellos eran vehículos modernos, que habían entrado de lleno en la tendencia de la modernización de estos sistemas de infoentretenimiento, y uno de ellos era un Volvo del año 2005 con controles físicos.
Las pruebas consistieron en pedirle a los conductores de estos vehículos que corrieran por una pista de aterrizaje a más de 100 kilómetros por hora y realizar hasta 4 tareas relacionadas con los sistemas de infoentretenimiento. Se cronometraría el tiempo que tardarían en realizar estas tareas, mientras corren por la pista, y los resultados dieron la 'victoria' al Volvo.
Golpe a las pantallas en coches
Estas pruebas incluían detalles como ajustar el aire acondicionado, usar la radio y en general usar las herramientas del interior del vehículo de la misma forma en ambos tipos de coches. La revista asegura que el Volvo del año 2005 consiguió superar al resto de coches equipados con pantallas.
El conductor fue capaz de completar las tareas en tan solo 10 segundos recorriendo poco más de 300 metros. La mejor marca de los coches con pantallas fue de 14 segundos. Lo más llamativo es que el resto de vehículos quedaron bastante por detrás; más de 20 segundos recorriendo poco menos de 600 metros. Por supuesto, no involucra ningún tipo de método científico, pero es revelador, provocando que la revista considere estas pantallas como menos seguras e intuitivas.
Pero ¿por qué ocurre esto? Existen muchos factores. Los mandos físicos están diseñados específicamente para que un conductor pueda encontrarlos simplemente usando el tacto, sin necesitar tener que mirarlos y perder la vista de la carretera. Además, estos controles están situados en lugares permanentes; es decir, no se van a mover a ningún lado.
Esto hace que un conductor experimentado pueda llegar a mover uno de estos controles fácilmente simplemente sabiendo por dónde están, sin dejar de ver la carretera. Además, al ser controles analógicos el modificarlos implica un leve giro de muñeca o el control de un pequeño mando o dispositivo. Pero la cosa cambia en as pantallas.
Para empezar, estas pantallas dependen principalmente de una interfaz de usuario, que dependiendo del vehículo puede ser más o menos intuitiva. Incluso en el mejor de los casos, en los que la interfaz no sea un problema, el usuario tendrá que navegar por ella y revisarla visualmente para saber qué está tocando, distrayéndolo de la carretera.
Además, la mayoría de funciones integradas del vehículo se reúnen en esta interfaz, mientras que los controles analógicos están repartidos y controlan aspectos separados del funcionamiento del vehículo. Esto provoca que para buscar una función específica el conductor tenga que navegar sobre otras muchas funciones que no quiere tocar en ese momento.
Hay que aclarar que esta prueba no determina en absoluto que efectivamente estas pantallas sean más problemáticas, sino que ofrece una perspectiva específica en base a un experimento. No obstante, el debate sobre las pantallas táctiles en los sistemas de infoentretenimiento lleva activo años y hay tanto voces a favor como en contra.