La sequía y los incendios están arrasando España, dos problemas que podrían paliarse con la llegada de las lluvias. Al fin y al cabo, son las precipitaciones las que han frenado el avance de los incendios en Bejís y Vall d'Ebo. El problema es que no siempre llueve cuando se necesita, a menos que se provoque como está haciendo estos días China con sus cazadores de nubes para reducir las altas temperaturas y suavizar los efectos de la sequía.
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La lluvia era cosa de la naturaleza, o los dioses de cada cultura, hasta que en 1946, el Premio Nobel Irving Langmiur hizo que lloviera fertilizando una nube con hielo seco. Desde entonces, se han usado múltiples técnicas en países de todo el mundo, desde Emiratos Árabes, pasando por Estados Unidos, hasta España. Entre 1979 y 1981, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) llevó a cabo en España su primer intento para generar lluvia. Pero es en China donde la inversión en esta estrategia de geoingeniería está siendo millonaria.
En 2011, China gastó 150 millones de dólares en un programa regional de lluvia artificial. No está claro cuánto gastan otros gobiernos, pero la intención de China es cubrir para 2025 un área superior a los 5,5 millones de kilómetros cuadrados con cañones, chimeneas y drones, más de 1,5 veces el territorio de la India. Aunque no todo el mundo está de acuerdo con el uso de este método para provocar las precipitaciones.
Sembrando nubes
Ahora que una terrible sequía azota a varias regiones del gigante asiático, el Gobierno de China ha puesto en marcha a sus cazadores de nubes. La tarde del 17 de agosto, una lluvia abundante regaba la ciudad de Hubei en el centro del país, aliviando las altas temperaturas (41 grados centígrados de máxima) que sufren sus habitantes y la sequía que preocupa desde mitad del verano.
Esta precipitación sería el resultado de una serie de tanques, también pickups, que portan cañones y se han desplazado más de 500 kilómetros. "La mejor lluvia artificial requiere nubes adecuadas en el cielo, con unas capas que tengan un grosor de 2 a 3 kilómetros" explica Yu Xiaoyao, jefe de la oficina meteorológica del condado de Taoyuan en declaraciones recogidas por el diario Hunan Daily.
La agencia EFE recoge de medios locales que en las últimas dos semanas, las precipitaciones acumuladas han sido de 3,3 mm en este condado, lo que supone una disminución interanual de 82,6 mm. Mientras en el río Yangtsé en Chongqing (también el centro del país), la peor sequía registrada hasta la fecha está afectando negativamente en la seguridad del agua potable de la población rural y el ganado, además del crecimiento de los cultivos.
Como solución, las autoridades utilizan la llamada siembra o fertilización de nubes. Mediante drones, cañones o aviones, se sueltan gases químicos como el yoduro de plata que aceleran las precipitaciones. Dentro de las nubes hay partículas de agua muy pequeñas que se mantienen suspendidas, pero se sienten atraídas por lo que se denomina núcleos de condensación, que también se conocen como partículas higroscópicas que se forman por sal, ceniza, polvo, cristales de hielo, etc.
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Al juntarse con el agua y acumularse una buena cantidad, el peso aumenta y terminan precipitándose hacia la superficie terrestre, dando como resultado la lluvia. Soltado en el momento propicio, el yoduro de plata actúa como las partículas de hielo, acelerando el proceso para que el agua acumulada en la nube caiga. El efecto dura poco tiempo, porque el químico se dispersa con facilidad por el aire.
Cazadores aéreos y terrestres
China no es la primera en usar cañones y otros aparatos para provocar la lluvia, pero sí una de las naciones que más está fomentando su uso. Hace años trascendió un programa especial para generar precipitaciones en la meseta tibetana. Una suerte de chimeneas donde se quema combustible sólido expulsan yoduro de plata al aire por el territorio.
Sin necesidad de aviones o cañones costosos, el gas aprovecha los vientos de los monzones provenientes del sur, que impactan contra las montañas; al hacer eso, se crea una corriente de aire ascendente que eleva el compuesto a las nubes. China llegó a instalar decenas de miles de chimeneas en un área de 1,6 millones de kilómetros cuadrados, unas tres veces la superficie de España.
Si no es desde tierra, el activador se puede esparcir también desde el aire. Países como Estados Unidos utilizan aviones o drones que llegan hasta las nubes aplicando el químico u otras técnicas. China, por ejemplo, presentó hace un año este potente dron, el Ganlin-1.
El dron de gran tamaño puede realizar un vuelo de 40 minutos en el que lleva a cabo varias operaciones como sondeos atmosféricos, recogida de datos de la calidad del aire y, por supuesto, la siembra de catalizadores para potenciar las precipitaciones cuando son necesarias.
Hasta ahora los proyectos que se conocen de lluvia artificial en China se centran en el uso de químicos. Sin embargo, con los años se han propuesto otras técnicas como los drones de Emiratos Árabes Unidos que 'electrocutan' las nubes. Fabricados por científicos de Reino Unido, los drones autónomos usan láseres para generar cargas eléctricas y obligar a las nubes a agruparse y producir lluvia. Los científicos británicos consideran menos intrusivo este método que el hecho de verter químicos para provocar la caída de agua.
Eficacia en duda
La lluvia artificial se lleva utilizando desde hace décadas, pero no siempre los resultados son positivos. Por ejemplo, tras el accidente de Chernóbil, Rusia mandó varios aviones para provocar lluvia, con el objetivo de que los compuestos radiactivos que el aire estaba acercando a su territorio no llegaran a su capital, Moscú. Sin embargo, la lluvia tóxica terminó cayendo en Bielorrusia, provocando un grave impacto.
El yoduro de plata también se utiliza para evitar que el granizo destroce los campos de cultivo. Entre 1986 y 2005 se llevaron a cabo operaciones en Lleida reduciendo el daño entre un 30% y un 40%. Ante la formación de una tormenta cumulonimbo o de gran tamaño en vertical, se puede evitar que se forme granizo en su interior inyectando con previsión el químico, lo que provoca lluvia líquida.
En la última década, se ha utilizado en localidades como Alcañiz (Teruel) y Cariñera (Zaragoza), explica el IEEE (Instituto Español de Estudios Estratégicos), pero prolongado podría tener consecuencias. El Instituto Geológico Minero de España (IGME), junto a otros investigadores nacionales, presentó en 2021 un informe sobre los restos de plata encontrados en la Laguna de Gallocanta, también en Aragón, tras 50 años de emisiones de yoduro de plata a la atmósfera. La acumulación de restos encontrados no era tóxica ni muy significativa, pero estaba "en torno a los 0,1 miligramos por kilo", el umbral para considerar que un ecosistema está afectado por el ser humano.
La siembra de lluvia es más un método de aceleración que de creación. Por eso se requieren condiciones muy específicas y sus críticos aseguran que el agua precipitada tarde o temprano caería sin la acción del hombre.