Mas allá de los últimos ensayos con armas hipersónicas, donde verdaderamente reside el poder nuclear de China es en los misiles balísticos intercontinentales que acumulan ya varios años en el arsenal operativo. Este tipo de armamento, que España no tiene, recibe el nombre de DF-41 y es la alternativa más directa al longevo misil Minuteman de Estados Unidos, quienes acaban de aplazar un ensayo programado para no enfadar —todavía más— al gigante oriental.
Este modelo de misil balístico intercontinental supone una de las grandes amenazas para las grandes ciudades de la costa oeste de Estados Unidos al ser la más expuesta a los misiles del otro lado del Pacífico. Con el incremento de las tensiones entre Taiwán —aliado de Washington— y China, estas armas se han puesto en el foco ante el temor de que las maniobras ordenadas por Xi Jinping se conviertan en una invasión a la isla, algo que no descartan los servicios de inteligencia.
Las contadísimas apariciones del DF-41 en público junto con la escasa información que Pekín aporta sobre sus armamentos hacen de él una de las armas más peligrosas en este momento. Según recoge el medio estadounidense 19fortyfive, tan solo necesitaría entre 20 y 25 minutos para cruzar todo el océano e impactar contra la costa oeste del territorio continental de Estados Unidos.
Nuclear y preciso
Se desconoce cuándo el Dong Feng (Viento del Este en chino) o DF-41 comenzó a diseñarse en los laboratorios más secretos de China. La Oficina de Seguridad Nacional de Taiwán publicó en un informe de 2013 que el misil continuaba en pleno proceso de desarrollo mientras el Departamento de Defensa de Estados Unidos publicó en su reporte anual de ese mismo año que "China también puede estar desarrollando un nuevo misil balístico intercontinental".
Añadieron algunos detalles claves para el misil como que se situaba sobre una plataforma móvil —un vehículo— y que era "posiblemente capaz de transportar múltiples vehículos de reentrada". Estos últimos, conocidos por sus siglas en inglés MIRV, son uno de los grandes avances tecnológicos de los misiles balísticos pues permiten desplegar varias ojivas para que se dirijan a objetivos diferentes. Estados Unidos eliminó de su arsenal esta opción hace pocos años ante el envejecimiento de su arma.
Según recoge Military Today, el primer lanzamiento de prueba del DF-41 se ejecutó en 2013 y fue seguido de un segundo tan solo un año después. Se estima que entró finalmente en servicio en 2017, aunque públicamente apareció por primera vez en un desfile militar en 2019. Tampoco se sabe con exactitud el número de misiles de este modelo que China ha fabricado ni los que tiene actualmente operativos.
Para el vehículo portador y lanzador del misil, el gigante asiático se alió con la compañía bielorrusa MZKT para aprovechar la experiencia del país europeo en este tipo de sector. Con ello, China se ha convertido en el segundo país del mundo —solo después de la propia Bielorrusia— en poder fabricar vehículos lanzadores de misiles intercontinentales pesados.
China guarda con discreción este tipo de vehículos con los misiles acoplados dentro de túneles. Un sistema que ya empleaba con otros armamentos de similares características. Cuando se requieran pueden abandonarlos por carretera y dirigirse a la zona de lanzamiento estudiada. Esto les permite mayor flexibilidad a la hora de operar y también ser mucho más complicados de detectar por los escudos enemigos, que normalmente tienen monitorizados los silos de lanzamiento.
La encargada de la fabricación del DF-41 es la compañía China Academy of Launch Vehicle Technology (CALT) que está detrás de algunos de los programas armamentísticos más importantes del país. A falta de datos oficiales, los cálculos indican que el misil balístico intercontinental tiene una longitud de aproximadamente 21 metros por 2,25 de diámetro que darían en la báscula unas 80 toneladas.
Dispone de un sistema de propulsión compuesto por un cohete de combustible sólido repartido en 3 etapas que le proporciona un alcance de entre 12.000 y 15.000 kilómetros. Los mapas de rango efectivo del misil indican que solo Sudamérica estaría a salvo de ser atacada por el DF-41.
La velocidad máxima estimada se sitúa en unas 25 veces la del sonido (30.000 km/h) justo en la fase de reentrada y contaría con una precisión de entre 100 y 150 metros. Esto último gracias en gran parte a los sistemas de guiado instalados a bordo que son independientes de la constelación estadounidense GPS y recurren a métodos autónomos —inerciales— y a los satélites de geoposicionamiento chinos Beidou.
Se cree que el misil puede acarrear en su interior hasta 10 vehículos de reentrada atmosférica independientes, por lo que podría atacar 10 ubicaciones totalmente diferentes con tan solo el lanzamiento de una unidad. Cada uno de ellos tienen una masa de 2.500 kilogramos que llevarían en su interior ojivas termonucleares.
Minuteman estadounidense
La versión estadounidense data de los años 70 cuando la Guerra Fría se encontraba en todo su esplendor. A pesar de las continuas actualizaciones y puestas a punto, el Departamento de Defensa ha ido descafeinando el arma hasta dejarla únicamente con un MIRV, en lugar de los 3 con los que contaba originalmente.
Sus especificaciones técnicas públicas son casi tan limitadas como las chinas y se estima que tiene un alcance de 14.000 kilómetros. La diferencia más importante es que el misil Minuteman se lanza desde un silo y no desde un vehículo, restringiendo totalmente la movilidad.
Las 30 toneladas del misil las componen 3 etapas de propulsión y el único vehículo de reentrada. Este último se estima que puede llegar a una altitud de 1.100 kilómetros y alcanzar 23 veces la velocidad del sonido (28.000 km/h).
La última sección de los Minuteman está representada por una ojiva termonuclear. En 2007, la Fuerza Aérea adaptó las ojivas del misil Peacemaker que dejó de estar operativo algunos años antes para colocarlas en el Minuteman. Esto supuso una reducción considerable de la potencia de carga a bordo.
Actualmente, Estados Unidos se encuentra inmersa en el desarrollo de un nuevo misil balístico intercontinental. La compañía encargada del proyecto es Northrop Grumman y se está llevando a cabo bajo el más absoluto de los secretos.