Misiles antirradiación desde aviones, la fórmula de Ucrania para destruir la cúpula antiaérea rusa

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"Hemos incluido una serie de misiles antirradiación que pueden ser disparados desde aviones ucranianos", comentó el subsecretario de defensa estadounidense Colin Kahl el pasado 8 de agosto. "Pueden tener efectos en los radares de Rusia y otras cosas", concluyó. También mencionó específicamente que estos tipos de misiles habían sido parte de paquetes de ayuda anteriores, según recoge The War Zone.

Kahl no especificó en su comparecencia el modelo concreto de munición, aunque existen algunas pistas. Reportes de inteligencia open source revelaron el pasado 7 de agosto unas imágenes de los restos del sistema de estabilización de un misil AGM-88 HARM (High-speed Anti-Radiation Missile o Misil Antirradiación de Alta velocidad), lo que supondría la primera vez que se muestran en público.

Un oficial de defensa citado por el mismo medio indicó el pasado día 19 que "Ucrania ya ha empleado con éxito misiles antirradiación", nuevamente sin especificar el modelo. "Los han integrado satisfactoriamente en los aviones ucranianos". También afirma que los encargados de dispararlos son cazas —de la era soviética— MiG; en los que Estados Unidos habría trabajado y proporcionado posteriormente el material necesario para realizar la instalación.

Antirradiación

El AGM-88 fue diseñado por la compañía Texas Instruments a finales de los años 70 del siglo pasado. Poco después, a principios de los 80, fue aprobado para la fabricación en serie con su integración en los cazas A-7E Corsair y VA-46, este último de operativa marítima en portaviones. Se empleó en combate por primera vez de manera satisfactoria en 1986 contra el sistema de misiles libio S-200 en el golfo de Sidra y poco después en la Operación El Dorado Canyon que bombardeó el mismo país.

AGM-88 a bordo de un F-18 estadounidense Departamento de Defensa de EEUU

También estuvo muy presente a principios de los 90 en la Guerra del Golfo y más especialmente en la famosa Operación Tormenta del Desierto. Siempre proporcionando buenos resultados e inmerso en un proceso continuo de actualización que todavía continúa hoy en día en manos del contratista de defensa Raytheon quien absorbió el negocio armamentístico de Texas Instruments.

El objetivo de este misil es de atacar y destruir radares en la superficie. Para ello, incorpora un complejo sistema de detección de radiación que le permite identificar a sus objetivos, entre los que se encuentran radares o transmisores. El sistema de guiado está compuesto por una antena fija y una cabeza buscadora emplazada en la punta del misil, desde donde escanear el espectro electromagnético.

AGM-88 HARM instalado en un EA-6B_Prowler de los Marines estadounidenses Hunini vía Wikimedia

El misil cuenta con una masa de 355 kilogramos con una longitud de 4 metros, una envergadura de 1,1 metros y un diámetro de 25 centímetros. El peso de la ojiva representa 66 kilogramos y dispone de varios modelos de explosión y fragmentación.

Para el sistema de propulsión recurre a un motor de cohete de doble empuje y combustible sólido que le proporciona una autonomía de 150 kilómetros a una velocidad máxima de 2.280 kilómetros por hora. Estados Unidos los tiene integrados en varias versiones de cazas F-18, F-16, F-15 y F-35; mientras que en Europa están presentes en los Eurofighter Typhoon. España compró en los 90 misiles AGM-88 para integrarlos en los F-18 y más tarde en sus Eurofighters.

MiG-29

La complejidad de la integración de los misiles a los cazas MiG-29 es uno de los grandes secretos que rodean al empleo de esta nueva munición en Ucrania. Según recoge el medio británico Telegraph, una de las posibilidades es que los AGM-88 estén empleando un modo de ataque que comienza a buscar señales electromagnéticas una vez disparado.

Para lograr una mayor efectividad por cada lanzamiento, aeronaves de inteligencia de señales de la OTAN —o de cualquier país— podrían rastrear zonas concretas antes o incluso durante el vuelo de los cazas MiG-29. Compartiendo esta información, los cazas ucranianos podrían dirigirse directamente a áreas donde las probabilidades de que el misil encuentre objetivo sean mayores.

MiG-29 ucraniano Adam Rolk

Esto contrasta con otros métodos de lanzamiento que emplean un canal de comunicación entre los sistemas de búsqueda de radiación del propio caza y el misil AGM-88. Algo que parece ser imposible dada la incompatibilidad —y antigüedad— de los MiG-29, que entraron en servicio en 1982 con tecnología soviética de los 70.

Este caza cuenta con una longitud de 17,32 metros con una envergadura de 11,36 y una altura de 4,73. Sus 18 toneladas de peso máximo al despegue incluyen un par de motores capaces de impulsarlo a más de 2 veces la velocidad del sonido y a una altitud máxima de 18.000 metros, según las especificaciones del fabricante.

MiG-29 Bangladesh Air Force

Ese mismo par de motores soviéticos le penalizan, en buena parte, en el apartado de la autonomía que puede quedarse por debajo de los 1.000 kilómetros dependiendo de la configuración de armamento. En este último apartado, el caza cuenta con un cañón de 30 milímetros, diferentes modelos de cohetes aire-tierra donde se integra el AGM-99 y de misiles aire-aire.

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