El pasado 29 de agosto, el buque mercante OS 35 colisionó con el petrolero Adam LNG en el puerto de Gibraltar cuando estaba maniobrando para salir hacia Vlissengen (Países Bajos). Por suerte, el petrolero sólo sufrió daños menores, pero el enorme granelero empezó a hacer agua por la proa. Mientras la preocupación crecía en España, las autoridades del Peñón lo dirigieron hacia una zona más segura para vararlo y evitar que se hundiera, pero el barco ha empezado a verter líquido hidráulico al mar, lo que puede derivar en una grave catástrofe ecológica.
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El Gobierno de Gibraltar afirma que nadie resultó herido en la colisión ni en el posterior encallamiento de un buque que transporta a 24 tripulantes y un cargamento de barras de acero. Todos los miembros de la tripulación siguen a bordo de momento, por petición expresa del capitán del buque. La proa del barco está apoyada en el fondo del mar, a 17 metros de profundidad y un poco escorada a estribor frente a Catalan Bay.
Lo que más preocupa son las 183 toneladas de fueloil pesado, 250 toneladas de gasóleo y 27 toneladas de aceite lubricante con las que va cargado el buque. De momento, las autoridades gibraltareñas han desplegado remolcadores y unos 400 metros de barrera marina de contención, listos para ser dispuestos alrededor del buque en caso de que finalmente se derrame petróleo al mar.
Un enorme carguero
Este gigantesco bulkcarrier o granelero, barcos que se dedican al transporte de cargas secas a granel y suelen navegar a baja velocidad, opera bajo bandera de Tuvalu y empezó a construirse en 1989 en los astilleros Shin Kurushima Toyohashi, en Japón, aunque no empezó a operar hasta 1999. Su primer nombre, Golden Harvest, pasó a ser Addu Comet, JS Comet y, finalmente, OS 35, según fue cambiando de propietarios.
Cuenta con 178 metros de eslora y 28 de manga y un calado de 10,7 metros. Se trata de un tamaño medio para una categoría de barcos que puede llegar a los 300 metros de longitud. Las cuatro grandes grúas para gestionar la carga sitúan su tonelaje bruto en 20947, mientras la capacidad de carga llega a las 35362 toneladas. Su valor actual está en torno a los 10 millones de euros según la web Marine Traffic.
No es la primera vez que este granelero se ve metido en problemas. En marzo de 2017 partió de Port Kelang (Malasia) con destino a Adén (Yemen). Un mes después, cuando navegaba por el golfo de Adén, frente a las costas de Somalia, un esquife con piratas somalíes intentó abordar el buque. Pese a las maniobras antipiratería del capitán y la tripulación del barco, los piratas abordaron y secuestraron el buque.
La alerta enviada por el barco a través de su SSAS (Sistema de Alerta de Seguridad del Buque) puso en marcha una operación conjunta de las marinas china e india, que disponían de unidades militares patrullando la zona. Dos buques de guerra indios, el INS Mumbai y el INS Tarkash, y otro chino, el Yulin, contaron con cobertura aérea para estudiar la situación y cómo abordar el barco. Finalmente, un comando de las fuerzas especiales chinas abordó y liberó el OS 35, poco después de que los piratas huyeran sin herir a ningún miembro de la tripulación.