Igual que Ucrania ha realizado los movimientos estratégicos convenientes de alianza con la OTAN —España incluida—, desde el Kremlin no se han quedado de brazos cruzados en busca de más material militar para continuar la guerra. El último socio en alinearse con Moscú ha sido Irán, que ha enviado su primer lote de drones a tierras rusas para ayudar en la invasión de Ucrania que acaba de comenzar su séptimo mes.
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La logística del envío de los drones ha estado compuesta por aeronaves de carga rusas realizando vuelos hasta Irán en varias expediciones a mediados de agosto. En su interior, dos modelos de vehículos aéreos no tripulados capaces de transportar municiones para atacar radares, artillería y otros objetivos militares, según informes realizados por la inteligencia de Estados Unidos y de países aliados.
Se trata de los vehículos aéreos no tripulados Mohajer-6 y un par de modelos de la serie Shahed. Según recogió Reuters en julio, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos Jake Sullivan comentó que los servicios de inteligencia del país tenían información de que Irán estaba preparando un envío a Rusia de "cientos de drones".
Si bien estas aeronaves no tripuladas podrían ayudar a Rusia en su invasión de Ucrania, no parece que desde Moscú estén realmente satisfechos con las unidades recibidas, tal y como recoge The Washington Post citando a funcionarios de seguridad de EEUU y de un gobierno aliado. En las primeras pruebas realizadas por militares, ya en suelo ruso, han aparecido algunos fallos técnicos importantes de los que no dan más datos.
Los últimos reportes indican que Rusia tendría a su disposición entre 1.500 y 2.000 drones de vigilancia de categoría militar. Pero muy pocos de ataque que puedan internarse dentro de territorio enemigo para atacar objetivos con precisión, algo que Ucrania tiene cubierto con el turco Bayraktar TB-2.
Serie Shahed
El Shahed Saegheh (Relámpago, en castellano) es uno de los drones iraníes que ha recalado en Rusia. Desarrollado en la primera década de este milenio, se trata de una de las aeronaves no tripuladas más avanzadas de cuantas salen de Teherán. Su primer vuelo lo realizó en 2014 y fue puesto en servicio oficialmente en 2016 en las fuerza aérea del país persa.
Irán logró capturar en 2011 un dron estadounidense RQ-170 fabricado por Lockheed Martin. Según algunos analistas, habrían realizado labores de ingeniería inversa con el fin de desarrollar una plataforma similar a la norteamericana, incluyendo el aspecto físico exterior y el concepto de aeronave de ala voladora.
Irán ha desarrollado algunas variantes de la misma plataforma, que actualmente cuenta con 3 modelos disponibles. El que tiene actualmente Rusia es el Saegheh-2, también conocido como Shahed 191. La principal particularidad es que equipa un par de misiles Sadid-1 en el interior y dispone de un tren de aterrizaje retráctil.
Consigue una velocidad de crucero de 300 kilómetros por hora, una autonomía de 4,5 horas, 7.600 metros de techo de vuelo y un alcance de 450 kilómetros. Todo ello con una capacidad de carga de 50 kilogramos y un peso máximo al despegue de 500 kilogramos.
La siguiente plataforma es la denominada Shared 129, un vehículo aéreo no tripulado de combate de media altitud y larga duración desarrollado en Irán. Realizó su primer vuelo en 2012 y solo un año después se internó oficialmente en servicio.
Fue diseñada tanto para ejecutar misiones en el terreno de reconocimiento como de ataque con una apariencia física que vuelve a recordar a un dron estadounidense, en este caso al famoso Predator que tiene el Ejército del Aire de España. Se considera una de las plataformas más capaces de todas las fabricadas gracias a su versatilidad y flexibilidad para realizar todo tipo de misiones.
Cuenta con una capacidad de carga de 400 kilogramos recogidos en 16 metros de envergadura por 8 de largo y 3 de altura. Dispone de un motor austriaco Rotax 914 de cuatro cilindros que desarrolla 100 caballos de potencia.
Al ser un dron de larga duración, su velocidad de crucero se establece en 150 kilómetros por hora con 1.700 kilómetros de rango en modo de combate, una autonomía de 24 horas y un techo de vuelo de 7.300 metros.
En cuanto a su equipamiento interno, dispone de 4 bombas guiadas de precisión Sadid-345 de 34 kilogramos cada una y 169 centímetros de largo que puede equipar un buscador por infrarrojos y equipan una ojiva explosiva y prefragmentada. En el apartado de espionaje equipa un sistema electroóptico, sensor de infrarrojos y un localizador láser que puede ayudar a marcar objetivos.
Qods Mohajer-6
El tercer modelo de dron que ha llegado a Rusia es el Mohajer-6, el más pequeño de todos. Igual que sus compatriotas, se trata de una plataforma especialmente diseñada tanto para realizar labores de espionaje y reconocimiento como de ataque.
Se mostró por primera vez en el 2017 —posicionándolo como el más nuevo— como complemento del Shahed 129. Se desconoce cuándo comenzaron el desarrollo pero sí que entró en producción en serie en febrero de 2018 junto a otros modelos de la misma familia Mohajer.
Dispone de un cuerpo central sostenido por dos grandes alas superiores y un estabilizador de cola vertical. Tiene una envergadura de 10 metros y una longitud que por poco no llega a 6 metros que se sostienen en tierra por un tren de aterrizaje fijo de tres patas.
En el apartado de espionaje cuenta con un buscador láser acompañado por un sistema electroóptico que trabaja tanto en el espectro visible como en el infrarrojo. Para el ataque, Qods ha desarrollado dos variantes: una con 2 anclajes bajo las alas que pueden llevar misiles guiados y otra con 4 puntos de anclaje.
Todo ello en una aeronave de 600 kilogramos que puede acarrear hasta 100 kilogramos de carga y operar a 200 kilómetros. La velocidad máxima se sitúa en 200 kilómetros por hora con una autonomía de 12 horas y un techo de vuelo de 5.500 metros.