La realidad virtual lucha por integrarse en el mundo real, también en España. Mientras Mark Zuckerberg defiende su inversión en el metaverso y presenta nuevas gafas VR, Google lanza al mundo su proyecto Starline. La tecnología diseñada por el gigante de internet para crear videollamadas con hologramas en 3D hiperrealistas empieza a instalarse en otras oficinas para que los empleados las pongan a prueba.
[El vídeo que muestra el caos para relacionarse en el metaverso]
Con el boom de las videollamadas propiciado por la pandemia aún fresco, Google presentaba un proyecto con tintes de ciencia ficción en 2021. Unas cabinas en las que hablar con otra persona a kilómetros de distancia pero con tal realismo que pareciera que se podía estirar la mano y acariciarla.
Esta innovación llevaba desde entonces con acceso restringido en los edificios de Google, su salto a otras empresas es el primer paso para convertirla en un servicio real y dejar de ser un proyecto de laboratorio. En esta siguiente fase de expansión se podrán usar sus cabinas holográficas en compañías asociadas como Salesforce, WeWork, T-Mobile y Hackensack Meridian Health en Estados Unidos.
Expansión
Los empleados de estas empresas encontrarán estas cabinas instaladas en sus oficinas y podrán hacer pruebas periódicas y valorar la calidad y funcionalidad de esta tecnología que, en palabras de Google, "funciona como una ventana mágica, donde los usuarios pueden hablar, gesticular y hacer contacto visual con otra persona, de tamaño real y en tres dimensiones".
Andy White, vicepresidente sénior de tecnología comercial en Salesforce ha indicado: "En Salesforce, exploramos constantemente nuevas formas de brindar experiencias increíbles a nuestros empleados y clientes en todo el mundo. Project Starline tiene el potencial de impulsar conexiones más profundas entre las personas al unir las experiencias presenciales y virtuales".
Estás pruebas desplegadas fuera del entorno controlado de Google facilitará más información sobre cómo funciona la tecnología, pero también será una oportunidad para la empresa con la que mejorar el resultado. Poco a poco la compañía quiere que sirva para "ayudar a los empleados a establecer vínculos sólidos entre sí, a los médicos a establecer vínculos significativos con sus pacientes y a los vendedores a establecer conexiones más profundas con sus clientes", dice.
Realismo
La ventaja principal de Starline es la comodidad, la cabina o el estudio simula una mesa en la que dos personas se sientan a charlar. Sin gafas de realidad virtual, ni pantallas y sonido que se entrecorta como ocurre con el metaverso o las videollamadas que se han vuelto un elemento habitual en el mundo laboral.
El realismo es otro de sus puntos fuertes, "parecía que podía agarrar la manzana" explica Jay Peters en The Verge, medio que ha podido probar esta tecnología con motivo de este nuevo anuncio. Google había presentado hace un año su invento, pero protegiéndolo del resto del mundo, ahora parece sentirse más seguro para que más personas lo prueben.
Sensores, micrófonos y cámaras rodean a cada participante para trasladar de un punto a otro la imagen y sonido de la conversación y poder replicarla a miles de kilómetros como si fuera real y anulando los inconvenientes fallos técnicos o de calidad que tienen las videollamadas. Sin embargo, las dimensiones de esta cabina son el lastre que genera las principales dudas de Starline.
Aunque es una fase temprana en el despliegue de esta propuesta, la pregunta es inevitable. ¿Llegarán esas grandes cabinas a todos los consumidores? Puede que Starline sustituya a las olvidadas cabinas telefónicas por la calle o en grandes edificios, o puede que la tecnología acabe implantándose en equipos más reducidos para llegar a todas las casas.