Los próximos anuncios los verás en el espacio: la publicidad desde satélites que llenará el cielo
Un estudio revela que la publicidad espacial es posible y económicamente viable gracias a formaciones de 50 satélites con reflectores solares.
23 octubre, 2022 01:36La publicidad nos inunda. Ocupa fachadas enteras en las ciudades de España, se ha convertido en una molesta intrusa en las redes sociales y acaba de llegar a la suscripción barata de Netflix. Sin embargo, y pese a que varias compañías lo han intentado en las últimas décadas y otras como SpaceX están trabajando activamente en ello, todavía no ha invadido los cielos. Pero eso está a punto de cambiar: según un estudio, la publicidad espacial a través de constelaciones de satélites es viable técnica y económicamente.
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Hasta ahora, este tipo de iniciativas habían estado limitadas a eventos únicos y no demasiado invasivos. Lo que empezó en 1996 con Pepsi pagando 5 millones de dólares para que un cosmonauta hiciera flotar una réplica de sus latas en el exterior de la estación espacial rusa ha ido evolucionando. Cuatro años después, Pizza Hut pagó un millón de dólares por la presencia de su logotipo en un cohete lanzado hacia la Estación Espacial Internacional y Elon Musk, siempre fiel a sus deseos de llamar la atención, lanzó un Tesla Roadster al espacio con el único objetivo de hacer promoción del coche.
En los últimos años, lo que está sobre la mesa es la pesadilla de cualquier astrónomo: misiones de publicidad espacial a largo plazo, basadas en grandes sistemas de satélites orbitando la Tierra. Sería algo similar a una constelación de brillantes estrellas artificiales que podrían observarse en un cielo nocturno despejado durante varios minutos, como los Starlink que iluminan el firmamento cada vez con mayor asiduidad, pero de manera coordinada y a nivel global.
Una nueva investigación del Instituto de Ciencia y Tecnología Skolkovo (Skoltech) y del Instituto de Física y Tecnología de Moscú (MIPT), sugiere que una constelación de este tipo de unos 50 satélites podría emitir anuncios en todos los rincones del planeta durante meses con un coste total de 65 millones de dólares, menos de la mitad de lo previsto anteriormente.
Anuncios espaciales
Lo que hasta hace poco parecía más propio de una distopía futurista, convertir el cielo nocturno en un escaparate, está más cerca que nunca. Y no sería el primer intento. En 1989, para celebrar el centenario de la Torre Eiffel, se planeó desplegar una cadena de cien reflectores solares en la órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés), con el objetivo de formar un gran anillo de luz que fuera visible en todo el mundo.
Algo similar se puso en marcha para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atlanta, con la idea de proyectar los anillos olímpicos desde el cielo, pero ambos proyectos se desestimaron debido a la complejidad que implicaría llevarlos a cabo y el alto coste que hubieran supuesto.
Sin embargo, en los últimos años varias startups han intentado dar un nuevo impulso a esta idea digna de un capítulo de Futurama. Es el caso de StartRocket, empresa rusa propiedad del publicista Vlad Sitnikov, que en 2019 proponía utilizar una constelación de cientos de CubeSats (nanosatélites en forma de cubo). Cada uno de ellos estaría equipado con una vela solar reflectante, que se iluminaría para mostrar anuncios, mensajes de emergencia o promociones de eventos concretos.
Su propuesta, llamada Orbital Display, pasaba por crear un nuevo medio de comunicación con una audiencia potencial de 7.000 millones de personas, o lo que es lo mismo, la población completa de nuestro planeta. La 'pantalla' orbitaría a 400 o 500 km de altitud y podría emitir 3 o 4 imágenes al día, con una superficie visible de 50 kilómetros cuadrados y utilizando el Sol como fuente de luz.
Los planes de Sitnikov pasaban por tener Orbital Display en activo a lo largo de 2022, pero no se ha vuelto a saber nada nuevo del proyecto desde hace tres años, cuando el propio empresario cifró en 150 millones de dólares el coste del lanzamiento y mantenimiento de la misión. Mientras ha jugado a otras bandas, como el acuerdo al que llegó con la empresa de ciberseguridad Kaspersky para desarrollar otro sistema, este pensado para deshacerse de la basura espacial a través de pequeños satélites autónomos diseñados para atraparla y sacarla de órbita utilizando una espuma de polímero pegajosa.
En cualquier caso, los ambiciosos planes de Sitnikov para la publicidad espacial parecen más posibles ahora que un estudio científico respalda su viabilidad. "La formación de satélites propuesta comprende múltiples CubeSats equipados con reflectores solares. Bajo ciertas condiciones geométricas, cada reflector puede ser observado desde tierra como una estrella brillante, y el grupo de satélites dispuestos en una configuración orbital específica puede ser visto como una imagen compuesta por píxeles", señalan Shamil Biktimirov, Gleb Belyj y Dmitri Pritikin, autores de la investigación publicada en la revista Aerospace.
Desde la Tierra, estos 50 satélites parecerían un grupo de estrellas moviéndose y reorganizándose en sincronía durante un período de entre tres y cinco minutos, para mostrar letras o gráficos simples, como el logo de una compañía. Después, los CubeSats se retirarían de la órbita terrestre al cabo de uno a 3 meses.
Costes económicos
Dando por hecho la viabilidad técnica de la propuesta, que implicaría desarrollar complejos algoritmos para sincronizar los movimientos de cada satélite individual con los demás que conforman la constelación, el problema sería el coste. Y ahí está la sorpresa: según los responsables del estudio, la inversión necesaria sería muy inferior a la prevista inicialmente por Sitnikov.
El coste total de una misión de estas características se estima en 65 millones de dólares, la mayor parte de los cuales se destinaría a la fabricación de los satélites (48,7 millones). Después, las pruebas, el apoyo logístico y la ingeniería necesarias a lo largo de todo el proceso supondrían 11,5 millones más y por último estaría el lanzamiento, que costaría alrededor de 4,8 millones.
Esa inversión sería recuperada rápidamente, según los autores del estudio, gracias a unos ingresos netos por venta de la publicidad que alcanzan los 111 millones de dólares, calculando unos 4,6 millones de dólares por anuncio. Eso sería sensiblemente menos que los 6,2 millones que se llegó a pagar por un clip de 30 segundos durante la última Super Bowl.
La gran preocupación para el resto de la humanidad es cómo podría ser un futuro en el que hasta el cielo estuviera privatizado y qué supondría un despliegue de estas características para las observaciones astronómicas, ya afectadas por constelaciones como las de Starlink. Los autores del estudio también han tenido esto en cuenta y advierten que este tipo de tecnología permitiría 'mostrar' los anuncios sólo en torno a la hora de la salida o la puesta del sol, lo que excluiría las demostraciones nocturnas.
Además, la viabilidad económica del sistema se basa en realizar estas demostraciones en ciudades con grandes poblaciones y alto poder adquisitivo. "Las ciudades suelen tener una contaminación lumínica permanente y no se consideran ubicaciones para observatorios para los que estas imágenes podrían ser perjudiciales", concluyen.
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