Los ciudadanos en España viven mirando la factura de la luz, buscando alternativas para bajarla y ahorrar dinero. Una opción son las placas fotovoltaicas, que están cada vez más presentes en los hogares y que han ido evolucionando, dejando soluciones como unos paneles españoles que se pueden colocar en el balcón para ahorrar un 50% u otros que también funcionan de noche. Lo último es una película solar flexible y transparente que genera electricidad en cualquier parte.
[El sistema que jubilará las placas solares: produce electricidad y calor para ahorrar en luz y gas]
La energía solar es una de las grandes soluciones existentes hacia la transición energética, pero los paneles fotovoltaicos tienen un pequeño inconveniente: no siempre se adaptan a todas las superficies. Con la idea de lograr que esta energía sea más accesible para todos, Asca, una empresa con sede en La Chevrolière, cerca de Nantes (Francia), ha desarrollado una innovadora película solar orgánica que destaca por ser flexible y translúcida, y por su capacidad para instalarse en cualquier parte para generar electricidad.
Una tecnología en la que la compañía ha estado trabajando durante diez años y en la que se han invertido más de 100 millones de euros; y que promete jubilar para siempre a los paneles solares actuales, ya que se puede instalar fácilmente y sin impedimentos en fachadas, tejados, balcones, barandillas y en cualquier lugar. No sólo eso, sino que también producen electricidad durante todo el día independientemente de la temperatura, la orientación y el tiempo que haga.
Flexible y transparente
Asca señala en su página web que su tecnología fotovoltaica es ligera, ágil y se puede integrar fácilmente en cualquier objeto. Algo que ya han hecho en diferentes proyectos, donde su película solar orgánica se ha colocado en tejados, fachadas, coches, veleros y hasta en la ropa o bolsos, entre otros. Pero ¿cómo funciona exactamente este invento?
Esta tecnología implica el uso de una "tinta solar" a base de polímero fotoactivo, que concretamente es el componente que permite que el producto final sea fotovoltaico. Una tinta que la compañía imprime en cinco capas sobre una película de PET flexible. Después, todo el conjunto se envuelve con otras dos capas protectoras con el objetivo de proteger los polímeros de agresiones externas, como pueden ser la humedad, el oxígeno o los rayos ultravioletas (UV).
Las láminas solares de Asca se fabrican mediante un proceso de bajo impacto ambiental, ya que gracias a la técnica de recubrimiento rollo a rollo de alta velocidad se requiere poca energía. Posteriormente, se utiliza una combinación de tecnología láser, de impresión y de laminación en un proceso patentado por la compañía para finalizar el diseño del módulo y habilitar la funcionalidad eléctrica y la durabilidad.
Como resultado se obtiene una película solar orgánica que cuenta con una variedad de características, entre las que destaca la flexibilidad. Es decir, esta tecnología puede soportar un alto nivel de torsión, deformación y vibración sin ningún impacto en su rendimiento o durabilidad, que es de 20 años según la empresa. Gracias a ello, se puede utilizar en cualquier tipo de superficie para hacerla energéticamente activa, incluidas aquellas curvas u onduladas.
Por otro lado, el producto es hasta un 50% transparente, por lo que se puede instalar fácilmente en una ventana sin bloquear la luz entrante. También se puede integrar en una variedad de materiales, como metales, membranas, textiles o plásticos, entre otros; y es ligera, teniendo un peso de menos de 500 gramos por metro cuadrado.
La película también puede operar a niveles de intensidad de luz más bajos que otras tecnologías, por lo que se puede utilizar tanto en interiores como en fachadas. Incluso es resistente al calor, lo que le permite no experimentar ninguna pérdida de eficiencia con el aumento de las temperaturas y, por tanto, se puede usar en condiciones climáticas extremas.
Sostenible y reutilizable
Asca afirma que su película solar orgánica es totalmente sostenible, ya que cada elemento ha sido seleccionado según unos estrictos criterios medioambientales. Durante su producción no se utilizan derivados clorados o fluorados, y los metales raros también han sido excluidos de este proceso. Por tanto, garantizan que no se utilizan sustancias tóxicas ni cancerígenas, por lo que tampoco es peligroso para la salud.
Estas películas solares orgánicas se pueden reutilizar al final de su ciclo de vida gracias a un proceso de reciclaje térmico denominado Recuperación de Combustible Sólido (SFR) y que consiste en recuperar el poder calorífico de las películas en combustión para hacer un sustituto de la energía fósil. Otra característica que hace especial a este invento es que apenas necesitaría un máximo de tres meses para generar la cantidad de energía equivalente a la utilizada durante su fabricación; mientras que en el caso de las placas fotovoltaicas tradicionales, ese tiempo se mide en años.
"Si imprimiéramos tantas películas solares como cintas de transferencia térmica, produciríamos más que toda la energía de la central nuclear francesa cada año. Actualmente, fabricamos 13.000 kilómetros de cinta de transferencia térmica al día, lo que supone 2.000 millones de m2 al año. Incluso si tomamos sólo mil millones, con la producción actual, produciríamos 60 gigavatios (GW) de energía eléctrica. Eso es toda la central nuclear francesa, cuando funciona", ha explicado en un comunicado Hubert de Boisredon, director general del grupo Armor, la empresa de la que es filia Asca.
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