Si le preguntasen a alguien por un elemento típico de Cádiz, tal vez piense en las playas, la comida o su gente. Sin embargo, la ciudad más antigua de Europa también cuenta con un elemento digno de destacar: dos de las torres eléctricas más altas del mundo. Se trata de una arquitectura única en España y que nada tiene que envidiar a la Torre Eiffel, cuyo diseño heredaron las conocidas como "Las Torres de la Luz".
El paisaje de la provincia andaluza se ha modificado en los últimos años. Prueba de ello es la obra de ingeniería que supone el Puente de la Constitución de 1812, siendo el más largo de toda España y con una altura de 185 metros. Sin embargo, hasta esta construcción, la ciudad de Cádiz ya tenía su particular rascacielos con las dos torres eléctricas. Y es que estas se construyeron en el siglo pasado, más en concreto, en 1961, cuando finalizaron unas obras que duraron seis años.
El 'nacimiento' de ambas torres, que tienen una distancia entre ellas de casi 1.700 metros, se remonta a la construcción de la Central Térmica de Cádiz en la década de los 50. Para evacuar en la subestación de Puerto Real la energía que se producía en estas instalaciones se plantearon varias alternativas. Una de ellas fue que las líneas discurriesen por el istmo, otra que se estableciera un cable submarino cruzando la bahía. La solución definitiva sería la de estas dos torres de 150 metros de altura, equivalente a un edificio de unas 50 plantas.
El diseño de las torres corrió a cargo de Alberto Toscano, mientras que el director de la construcción fue el ingeniero italiano Remo Scalla, quien entendió esta obra como "la que más amor le tuvo", como confesaba su hijo Alberto en una entrevista a Diario de Cádiz. El objetivo de Toscano y Scalla no era otro que cruzar por la bahía de Cádiz una línea eléctrica de doble circuito de 132 kV.
Qué las hace únicas
El ingeniero civil Alexandre Gustave Eiffel inauguró en su archiconocida torre parisina un sistema que heredarían medio siglo más tarde las dos torres eléctricas de Cádiz. Se trata de una base de multitud de piezas pequeñas que se unen creando celosías y mallas. En el caso de las localizadas en la bahía gaditana, el tejido de montantes, anillos y diagonales hace un total de 510 toneladas de acero galvanizado.
Sin embargo, el diseño de las torres está inspirado en la torre de Radiodifusión de Moscú. Las de la bahía de Cádiz tienen una gran semejanza con este icono de las construcciones contemporáneas. Los 20 metros de diámetro de la base se van estrechando hasta su punta superior, con un diámetro de solo 6 metros. En cada una de estas torres, se apoya una cruceta de estructura metálica de 70 metros de longitud colocada horizontalmente.
Para unir los 1.639 metros de distancia que hay entre ellas, las dos torres se situaron en los puntos en los que la bahía es más estrecha. Así, una de ellas se construyó en el gaditano barrio de Puntales, mientras que la otra se encuentra en la barriada de Matagorda (Puerto Real). De esta forma, los 14.928 metros de cableado que unen las torres eléctricas sirven para el suministro eléctrico a la ciudad andaluza.
Este cableado está formado por dos circuitos de 132 kilovoltios que, a su vez, tienen tres cables que cruzan la bahía de Cádiz con casi 2.500 metros de longitud por cada uno de los conductores. Los seis cables parten en tierra de dos pórticos, el Pórtico San José y el Cabezuela, que no solo actúan como conectores del cableado a las subestaciones desde donde se abastece la energía. También sirven de tensores del propio cableado para que se mantenga siempre en su posición.
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Y es que de manera periódica se instalaban amortiguadores stock-bridge con los que se protegía al propio cableado de las grandes vibraciones por su exposición a las condiciones climáticas que se producen en esta zona. Pero como suele decirse, con el tiempo todo se acaba. Y en este caso no iba a ser menos. Se estima que la vida útil de este tipo de cables suele ser de unos 40 años, por lo que este año debían sustituirse, después de que en 1981 se produjese una primera sustitución de todo el cableado conductor por otro con un diseño especial.
15.000 metros de cable
Los ingenieros Scalla y Toscano barajaron varias propuestas para la construcción de los dos pórticos. Finalmente se decidió utilizar una grúa de unos 40 metros de altura, con dos brazos móviles de 8 metros de alcance de 180º de movimiento horizontal cada uno. Para ello, las torres se montaban por partes: un máximo de 2.000 kilos de carga, que se colocaban conforme se elevaba la grúa en cada uno de los tramos que se instalaban.
Aunque la tecnología haya avanzado mucho desde entonces, la sustitución del cableado sigue siendo una labor de gran complejidad, según los propios encargados. Es por este motivo por lo que se han dividido los trabajos en dos fases: una por cada uno de los circuitos. De esta manera, mientras se sustituyen los tres cables de un circuito, el otro seguirá en funcionamiento y garantizando el suministro eléctrico a Cadiz. La compañía eléctrica Endesa ha liderado este proyecto formado por un equipo humano de 30 técnicos especializados de AMETEL en colaboración con la Autoridad Portuaria.
Los pórticos de San José y Cabezuela han sido fundamentales en este hito de la ingeniería que comenzó el pasado mes de noviembre. En ellos se instaló la maquinaria que contará con unos anclajes de 8,5 toneladas, que permitirán resistir la tensión que ejercen los cables. Así, en lo más alto de las torres se colocarán las poleas, en lugar de los aisladores, por donde transcurrirá tanto el cableado antiguo como el nuevo.
La acción de bajar el cable antiguo supone unas ocho horas en las que es de obligado cumplimiento cortar el tráfico marítimo de la bahía. Tras ello, se coloca el cable nuevo, los aisladores y los amortiguadores. Esta operación se ha tenido que repetir con cada uno de los cables, por lo que en total ha durado unos 30 días para que el suministro energético de la ciudad de Cádiz siga intacto gracias a este icono de la arquitectura y la ingeniería del siglo XX.