El coche volador es un viejo sueño de la humanidad, pero cada vez se aleja más de la ciencia ficción para convertirse en una realidad a la vuelta de la esquina. Hay muchos proyectos en marcha, como este que ya se puede reservar en España, pero la mayoría están todavía en la fase de prototipado, las primeras pruebas de vuelo y certificaciones. También falta una regulación específica, la asignatura pendiente a nivel mundial para que podamos ver —y, con suerte, conducir— alguno de estos vehículos surcando los cielos de España.
El último del que hemos tenido noticias es el ASKA A5 (pájaro volador en japonés), la apuesta de la startup Next Future Mobility (NFT), que anunció por primera vez sus planes en 2019 y lleva desde entonces aceptando pedidos. Este flamante eVTOL (vehículo eléctrico de despegue y aterrizaje vertical) para 4 pasajeros se ha presentado en la feria CES de Las Vegas, con la vista puesta en 2026 para su comercialización definitiva.
Lo verdaderamente interesante de este coche volador es su sistema de alas retráctiles, que permite al conductor plegarlas para conducir por carretera y desplegarlas si desea levantar el vuelo. El vehículo también permite el despegue y aterrizaje cortos (STOL): los motores eléctricos de cada una de las cuatro ruedas le permiten alcanzar los 110 km/h y despegar de una pista en menos de cinco segundos.
Un diseño innovador
Según sus responsables, el diseño aerodinámico del ASKA A5 "proporciona una experiencia de conducción excelente, segura y eficiente tanto en carretera como en el aire". Los 6 motores eléctricos encargados de su propulsión en el aire proporcionan una velocidad máxima de 240 km/h, y se suman a unas baterías de última generación para ofrecer una autonomía de vuelo de hasta 400 kilómetros. Esta distancia puede aumentar sin necesidad de recargar el vehículo, ya que la empresa también comercializará un extensor de batería.
La arquitectura eléctrica del ASKA A5 permitirá además que los futuros modelos de este coche volador conviertan estos extensores de autonomía a cualquier otra fuente de energía, especialmente el hidrógeno, que se postula como la gran alternativa verde a los combustibles fósiles.
"Nos hemos centrado mucho en los elementos de seguridad de ASKA, que incluyen fuentes de energía duales, grandes alas, grandes hélices y un paquete de 6 baterías para garantizar que ASKA sea tan seguro en el aire como en tierra", aseguró Guy Kaplinsky, cofundador y CEO de NFT en un comunicado de prensa. "Prevemos que los coches voladores accesibles al público en general serán tan decisivos para redefinir cómo y dónde vivimos como lo fue el automóvil original para la fundación de los sistemas de autopistas y carreteras de nuestro país".
Así, este nuevo vehículo está pensado para pasar rápida y fácilmente entre el modo de conducción por carretera y el modo de vuelo. Cuando eso ocurre, el conductor primero elige el destino, para que el propio vehículo se encargue de la conducción autónoma.
Antes de aterrizar en un vertipuerto (los espacios designados para el despegue y aterrizaje de este tipo de transportes, así como los drones), ASKA vuelve a realizar una rápida transición plegando las alas. Una vez en tierra, el usuario puede conducirlo y aparcarlo como lo haría con un coche normal.
Además de la regulación, el mayor obstáculo para el despegue definitivo de esta tecnología es el precio de los vehículos, que en este caso se situará en torno a los 740.000 euros.
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