España es el segundo país europeo con mayor prevalencia de diabetes, según datos de la Sociedad Española de Diabetes (SED). Eso se traduce en más de 5,1 millones de personas que sufren esta enfermedad crónica en nuestro país, en el que cada año se detectan cerca de 400.000 nuevos casos. Pese a avances tecnológicos como Cori, la innovadora aplicación española para controlar la diabetes con los dispositivos de Apple, el gran problema a resolver es la gran cantidad de personas que pueden tenerla sin saberlo.
En EEUU, las cifras son aún más preocupantes. Allí, más de uno de cada tres adultos padecen prediabetes, es decir, las condiciones previas para desarrollar la enfermedad si no se cuidan a tiempo. Y el 80% de ellos no son diagnosticados hasta que no sufren problemas más graves, como la diabetes de tipo 2, que puede agravarse y producir severos daños en el organismo en forma de enfermedades cardíacas, pérdida de visión e insuficiencia renal.
Por eso, investigadores de la Universidad de Washington (UW) llevan años desarrollando una solución barata y accesible llamada GlucoScreen que, con una tira reactiva rediseñada y cualquier teléfono móvil, es capaz de medir el nivel de azúcar en sangre para saber si alguien tiene prediabetes. Hasta ahora, la única alternativa para estas personas consistía en un análisis clínico o un glucómetro, pero el acceso a la sanidad y a este tipo de dispositivos no está tan generalizado como debería.
El móvil ahora diagnostica
En los últimos años, científicos de todo el mundo han apostado por el smartphone como herramienta diagnóstica ideal para todo tipo de enfermedades. Lo es gracias a sus cámaras, a su pantalla táctil y a la posibilidad de conectarlo a distintos wearables a través de Bluetooth, pero sobre todo debido a su omnipresencia. Todo el mundo tiene un smartphone y eso lo convierte en un valioso instrumento para abaratar y universalizar los diagnósticos.
Por ejemplo, hay una app española con la que vigilar tus lunares con el móvil y descubrir melanomas a tiempo o, sin ir más lejos, otra que permite detectar complicaciones de la diabetes gracias a la cámara del teléfono antes de que se desarrolle un glaucoma.
En esa misma línea, pero intentando anticiparse al desarrollo de la enfermedad, los científicos de la Universidad de Washington pensaron en el mejor método para que las personas mayores de 45 años, las que tienen familiares con diabetes de tipo 2 o las que sufren sobrepeso sepan si tienen prediabetes de la manera más sencilla y barata posible.
"En los análisis convencionales, una persona aplica una gota de sangre a una tira reactiva, donde la sangre reacciona químicamente con las enzimas de la tira", explica Anandghan Waghmare, autor principal del estudio publicado por la revista científica Proceedings of the ACM on Interactive, Mobile, Wearable and Ubiquitous Technologies. "Un glucómetro analiza esa reacción y proporciona una lectura de la glucosa en sangre".
Para democratizar ese método de diagnóstico, este profesor de la Facultad de Informática e Ingeniería Paul G. Allen decidió utilizar la misma tira reactiva, pero con unas ligeras modificaciones. "Le añadimos circuitos baratos que comunican los datos generados por esa reacción a cualquier smartphone mediante toques simulados en la pantalla". Así nació GlucoScreen, la app que se encarga de procesar los datos y mostrar el resultado directamente en la pantalla del teléfono. Si el resultado es positivo, esa persona sabrá de inmediato que está en riesgo de desarrollar diabetes, lo que implica que debe hacer un seguimiento con su médico de cabecera.
Para que funcione, el usuario debe adherir uno de los extremos de la tira reactiva a la parte posterior del teléfono, para que cubra el flash de la cámara. En el otro extremo, una lanceta, como las de los análisis normales, es la encargada de pinchar el dedo y de aplicar una gota de sangre al biosensor de la tira reactiva.
Ahí es cuando entran en acción, alimentados por el flash, los fotodiodos de la tira. Ellos son los encargados de transmitir los datos del análisis de sangre al teléfono. La app cuenta con algoritmos de aprendizaje automático, que son los que analizan la información y calculan la lectura de glucosa presente en la sangre. Tras muchas pruebas y comparativas, los responsables de GlucoScreen concluyen que su sistema tiene una precisión similar a la de la mayoría de glucómetros domésticos.
"Dado que utilizamos la pantalla táctil capacitiva que incorporan todos los teléfonos inteligentes, nuestra solución puede adaptarse fácilmente a un uso generalizado", sostiene Jason Hoffman, coautor del estudio. Es decir, que hasta los terminales más baratos y sencillos pueden servir, y ni siquera se requiere conexión WiFi o Bluetooth. "La hemos diseñado para que sea plug and play. No hace falta rootear el teléfono. De hecho, no hace falta hacer nada con el teléfono, aparte de instalar la aplicación. Sea cual sea tu modelo, funcionará sin problemas", insiste Hoffman.
De momento, GlucoScreen no es más que un prototipo y se necesitan más análisis clínicos y técnicos para su fabricación en serie, pero la sencillez del sistema y sus componentes básicos permiten imaginar un futuro en el que detectar la diabetes sea tan fácil como tomarse la temperatura con un termómetro.
"Una de las barreras que veo en mi práctica clínica es que muchos pacientes no pueden permitirse hacerse la prueba ellos mismos, ya que los glucómetros y sus tiras reactivas son demasiado caros", explica otro de los coautores, Matthew Thompson, profesor de la Facultad de Medicina de la UW. "Y suelen ser las personas que más necesitan medirse la glucosa las que se enfrentan a mayores barreras", ya sea por sus dificultades económicas o socioculturales.
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