La impresión 3D se utiliza actualmente para producir una variedad de objetos, incluso en España ha llegado a la construcción, edificando casas que cambiarán el futuro de la arquitectura. Pero desde hace tiempo algunos investigadores están explorando la forma de elaborar comida utilizando esta tecnología; y si anteriormente se dieron a conocer tanto un filete como pizzas elaboradas con esta técnica, ahora unos científicos han conseguido producir una tarta de queso impresa en 3D y totalmente comestible.
La tecnología de impresión 3D de alimentos existe desde 2006, pero hasta entonces se ha limitado siempre al uso de unos pocos ingredientes. Sin embargo, puede que pronto las cocinas sustituyan las placas, los hornos y los microondas por impresoras 3D, y más teniendo en cuenta que unos ingenieros mecánicos de la Universidad de Columbia de Nueva York, en Estados Unidos, han utilizado esta máquina para crear una porción de trata de queso cocinada a partir de siete ingredientes, que supone un récord.
Además, se puede comer. De hecho, los ingenieros señalan en su investigación que los alimentos impresos en 3D poseen un gran potencial para ofrecer comidas más creativas, sabrosas y nutritivas. "Su capacidad de personalización lo hace especialmente práctico para el mercado de la carne de origen vegetal, donde la textura y el sabor deben formularse cuidadosamente para imitar a las carnes reales", afirma Jonathan Blutinger, autor principal de la investigación, en un comunicado.
Una tarta comestible
La producción de comida impresa en 3D requiere de jeringuillas alimentarias preparadas con materiales de impresión, es decir, 'tintas' comestibles que están formadas por los ingredientes para elaborar el plato. Por tanto, los alimentos deben ser lo bastante blandos para pasar por el cabezal de impresión y, al mismo tiempo, lo bastante viscosos para mantener su forma.
Una comida impresa en 3D que generalmente requiere de un paso más antes de consumirla, como freírla u hornearla. Para el proceso de impresión de este plato de comida, los investigadores utilizaron una impresora 3D y el modelado por deposición fundida (FDM), que se suele emplear para fabricar piezas de plástico; pero lo modificaron para que la máquina pudiera procesar térmicamente los ingredientes mediante láser.
En total utilizaron dos láseres, uno azul y otro infrarrojo cercano, ya que permiten cocinar eficazmente ingredientes de capas finas. Para su proyecto, los ingenieros se propusieron el reto de crear una porción de tarta de queso utilizando muchos ingredientes, que incluyen desde mantequilla de cacahuete hasta mermelada de fresa, crema de avellanas y cacao (Nutella), galleta, puré de plátano, llovizna de cereza y glaseado.
En total, siete ingredientes, lo que, según señala el equipo de investigadores, supone todo un récord de ingredientes utilizados para imprimir un solo producto alimentario. Eso sí, también indican en su investigación que necesitaron hasta siete intentos para perfeccionar la tarta; algo que lograron a la octava iteración, con un postre comestible utilizando únicamente software y sin intervención de ninguna persona.
En cada uno de los intentos los ingenieros se encontraron con dificultades para mantener la forma de pastel. Finalmente, y aplicando principios similares a los que emplean los arquitectos, decidieron utilizar ingredientes más estructurales para sostener los más blandos. Por ejemplo, las galletas -usaron de la marca Graham- son la base de cada capa y la mantequilla de cacahuete y la Nutella actúan de soporte del puré de plátano y la mermelada de fresa, que tendían a acumularse.
Los autores de la investigación también señalan que la impresión de alimentos de varias capas podría permitir crear platos más personalizables, mejorar la seguridad alimentaria y dejar a los usuarios que controlen el contenido de nutrientes de sus comidas con una mayor facilidad.
"La impresión de alimentos en 3D seguirá produciendo alimentos procesados, pero tal vez el lado positivo sea, para algunas personas, un mejor control y adaptación de la nutrición: es decir, la nutrición personalizada. También puede ser útil para hacer que los alimentos sean más atractivos para las personas con trastornos de la deglución al imitar las formas de los alimentos reales con los alimentos con textura de puré que estos pacientes -millones sólo en EE. UU.- requieren", explica Christen Cooper, profesor y uno de los investigadores.
Un futuro prometedor
Los ingenieros prevén que la impresión de alimentos en 3D podría permitir localizar sabores y texturas en una escala milimétrica para crear nuevas experiencias gastronómicas en el futuro. Una técnica que incluso se podría utilizar para producir comidas personalizadas para personas con alergias alimentarias o deportistas. Además, al usar luz dirigida de alta energía para un calentamiento personalizado de alta resolución, cocinar podría volverse más rentable y sostenible.
"El estudio también destaca que los platos de comida impresos probablemente requerirán estructuras y composiciones de ingredientes novedosos, debido a la forma diferente en que se 'ensambla' la comida. Todavía se necesita mucho trabajo para recopilar datos, modelar y optimizar estos procesos", explica el profesor Hop Lipson, otro de los autores.
No sólo eso, sino que "con más énfasis en la seguridad alimentaria después de la pandemia de la Covid-19, los alimentos preparados con menos manipulación humana podrían reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos". Por el momento el equipo de ingenieros promete seguir trabajando en mejorar de su dispositivo para optimizar su rendimiento.
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