España despidió el 2022 como el sexto año más seco desde 1961, según el informe sobre precipitación en España de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Y aunque todavía resulta pronto como para extraer este tipo de conclusiones en 2023, lo cierto es que los datos conocidos no invitan a ser optimistas: marzo de este año ha sido el menos lluvioso de todo el siglo XXI. Uno de los sectores que más se ve afectado es la agricultura. Para lograr sobrevivir al desastre los inventores españoles están ingeniando diferentes ideas. Una de las más populares es DeepDrop, el invento malagueño para regar el campo gastando hasta un 70% menos de agua, pero hay otros genios andaluces que también han desarrollado un dispositivo para ahorrar una gran cantidad de agua fácilmente.
Los profesores de la Universidad de Granada Juan Manuel Martín García, Jesús Galindo Zaldívar y Raúl Rojano Cruz son el claro ejemplo de que en la universidad también se realizan investigaciones con aplicaciones prácticas en la actualidad. En el caso de este último era más consciente de los problemas que acechan al campo puesto que proviene de una familia de agricultores.
Es por este motivo por el que ha patentado, junto con Martín y Galino, un invento para que toda el agua llegue directamente a la raíz del árbol. "La problemática es conocida por todos: cada vez que llueve se perdía agua y el terreno se hace menos fértil. Por tanto, debíamos conseguir un sistema que fuera capaz de retener dicha agua", explica Rojano en declaraciones a EL ESPAÑOL - Omicrono.
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En un primer momento, optaron por las antiguas pozas, puntos más bajos que se hacen cerca del olivo. Pero éstas se impermeabilizaban por la arcilla, por lo que a los pocos días aparecía un charco, signo de que el agua no se estaba infiltrando sino que se estaba perdiendo. "Luego usamos restos orgánicos. Aunque los microorganismos los degradaban hasta perder su función", lamenta el investigador de la UGR. Fue entonces cuando dieron con el infiltrador, un dispositivo que es duradero en el tiempo y que conecta directamente con la raíz del árbol para introducir el agua.
Qué es un infiltrador
Este dispositivo está formado por una envoltura permeable con una forma cilíndrica que está rellena de biochar para asegurar la infiltración en profundidad del agua de lluvia, de riego o de escorrentía. Pese a que está compuesto por varios materiales, el carbón activado es el que permite absorber hasta cinco veces su peso en agua, pues es el que realiza la simbiosis con la raíz de la planta".
Las raíces se introducen dentro del infiltrador en busca de agua. Y una vez que éstas se encuentran en el interior es cuando se consigue conectar con todas la raíces de la planta desde un punto exterior. Rojano lo asemeja con la función que tiene una esponja.
Aunque, en realidad, este infiltrador de biochar lo que hace es transferir el agua desde la superficie directamente a dichas raíces. "Por tanto, el auténtico aljibe lo forman las raíces del olivo, que son las que pueden llegar a albergar hasta 2.500 litros", destaca.
Supone una cantidad importante de ahorro, sobre todo si se tiene en cuenta que un olivo de media requiere unos 15.000 litros anuales. La intención entonces con este infiltrados no es otra que captar unos 150 litros por cada metro cuadrado, según estiman sus inventores.
Este sumidero colocado debajo del árbol permite al agricultor introducir tanto el agua de lluvia como de riego directamente a la raíz y sin evaporación. Surge así, según Rojano, "una nueva filosofía del riego". Esto es, se cambia la forma de suministrar el agua a la planta. Anteriormente, agua y nutrientes se suministraban directamente al suelo, pero dependía de éste que el riego llegara a la planta. "Si el suelo 'no quería', el agua se perdía en forma de secuestro, capilaridad y evaporación".
En cambio, con el instalador se riega directamente a la raíz. Lo mismo sucede con los nutrientes, que llegan a las raíces sin bloquearse. Aportando de esta forma micorrizas, materia orgánica y tratamientos directamente a la raíz del cultivo. "Se trata de una agricultura de máxima precisión sin malgastar insumos", señala Rojano.
Otras aplicaciones prácticas
Los investigadores han demostrado la eficacia del dispositivo en fincas cordobesas, ya que se trata de un terreno de secano donde las escasas precipitaciones han puesto en jaque la productividad de esta zona. Sin embargo, no es la única aplicación que tiene el infiltrador.
"Además de ayudar a la agricultura este dispositivo puede beneficiar a cualquier sector en el que haya árboles y arbustos, como podría ser el forestal y la jardinería", plantea el investigador. Y es que el infiltrador no sólo es capaz de ahorrar una gran cantidad de agua, sino que también se fijan entre siete y 10 kilogramos de CO2.
Aunque, sin duda, lo más destacado de este dispositivo es que cada vez que llueva el agua se introduce en profundidad, evitando así la evaporación. "Si la sequía empezaba antes del 1 de marzo hasta el 1 de noviembre debido a las altas tasas de evaporación, ahora cada vez que llueva infiltraremos el agua en profundidad para conseguir que dicha agua sea útil en las épocas de sequía", concluye Rojano.
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