La guerra en Ucrania continúa con Rusia lanzando múltiples ataques a ciudades ucranianas. En su último movimiento, las fuerzas de Vladímir Putin trataron de anular con proyectiles las defensas antiaéreas de Kiev y destruir una de las baterías Patriot que defienden la capital. Sin embargo, Estados Unidos ha asegurado que estos sistemas fueron dañados, pero no destruidos; mientras que el ejército de Volodímir Zelenski ha confirmado haber derribado seis misiles hipersónicos rusos Kinzhal, que se creían indetectables.
La Fuerza Aérea de Ucrania ha asegurado que en la madrugada del martes 16 de mayo, sobre las 3:30 hora peninsular española, Rusia comenzó una lluvia de misiles contra Kiev. El ejército de Zelenski ha afirmado que derribó todos los proyectiles rusos -18 en total- que fueron lanzados hacia la capital desde tres direcciones diferentes: sur, norte y este del país.
Sin embargo, el mayor éxito de las fuerzas ucranianas es que entre ellos se encontraban seis misiles hipersónicos Kinzhal, también conocidos como Daga en castellano. Un arma de fabricación rusa que se creía indetectable y difícil de derribar, pero que finalmente ha terminado por avergonzar a Vladímir Putin.
Unos misiles muy rápidos
Este proyectil ruso es una de las últimas y más modernas incorporaciones del ejército de Putin, y su desarrollo surgió a raíz de la necesidad de crear un misil aire-tierra capaz de penetrar en las defensas aéreas de las fuerzas de la OTAN.
Kinzhal es un misil hipersónico, concretamente una versión modificada del misil balístico de corto alcance Iskander, que destaca por ser capaz de transportar hasta 480 kilogramos de ojiva con versiones nucleares y convencionales; y por poseer un alcance de entre 1.500 y 2.000 kilómetros con una altitud máxima de 20.000 metros.
Con sus ocho metros de longitud y un diámetro de un metro, Kinzhal pesa unos 4.300 kilogramos, incluye un sistema de guiado tanto satelital como por inerciales y tiene una velocidad máxima situada entre 10 y 12 veces la del sonido, es decir, de 12.300 a 14.700 kilómetros por hora.
Los misiles hipersónicos son aquellos que consiguen traspasar la barrera de las cinco veces la velocidad del sonido a una relativa baja altitud, lo que unidas dejan un arma prácticamente indetectable. El Kinzhal se ha diseñado para ser disparado desde lanzadores habilitados en camiones en tierra o desde un avión a gran altitud, como acoplado en el Mikoyan MiG-31.
Unas características que lo hacían indefendible para casi cualquier sistema de defensa antiaéreo, a excepción, parece ser, del MIM-104 Patriot fabricado por Estados Unidos. De hecho, Rusia ofrecía estos proyectiles como "indetectables" e "invulnerables" por su condición de hipersónicos, pero las fuerzas ucranianas han terminado por demostrar que no lo son.
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