Las lluvias torrenciales de los últimos días en zonas como Almería, Murcia o Alicante provocadas por la DANA apenas aliviarán la situación de sequía prolongada que vive España. Con la progresión implacable del cambio climático y meses como el de abril, en el que se registró un 85% menos de lluvia de lo habitual, el ahorro de agua se antoja fundamental para la subsistencia del sector agrario. En ello colaboran recientes avances como el infiltrador que puede acumular hasta 2.500 litros de agua o las desaladoras con placas solares flotantes que ya funcionan en algunas regiones españolas.
El campo necesita urgentemente aprovechar las ventajas que ofrece la digitalización y pocas empresas han apostado en los últimos años tanto por esa conexión entre la tecnología y los cultivos como Ikos Tech. Esta startup fundada en Adra (Almería) en 2019 ha ido desarrollando, mejorando y ampliando sus servicios hasta ofrecer importantes beneficios a sus clientes. "Queremos que en el próximo año el 80% de los procesos digitales que necesita un agricultor los tenga en una única plataforma", afirma Joaquín Soriano, cofundador y CEO de Ikos Tech en conversación con EL ESPAÑOL - Omicrono.
El viaje empresarial de este ingeniero agrónomo empezó en 2010, asesorando a agricultores sobre fertilizantes y productos fitosanitarios. Pronto se dio cuenta de la necesidad que tenían los técnicos de basar sus decisiones sobre el riego en datos fiables y continuos, "como un médico que necesita herramientas para hacer un mejor diagnóstico". Su apuesta por la tecnología empezó con los sensores para registrar distintos valores de las plantaciones agrícolas, pero en sólo cuatro años ha ido construido junto a sus socios y su equipo todo un ecosistema que incluye un algoritmo de inteligencia artificial capaz de automatizar al máximo todo el proceso de riego. El resultado no sólo sirve para optimizar el uso del agua, sino que también reduce el consumo de fertilizantes, ahorra energía y aumenta la producción.
Cómo funciona
El pilar básico de todo el ecosistema de Ikos Tech se llama Ikos Controller. Un equipo "accesible desde el punto de vista económico y de la instalación, porque es inalámbrico, tiene una batería y funciona con energía solar. Tiene posibilidad de conectar hasta 10 sensores, la instalación se puede hacer en media hora y no requiere de un personal especialmente cualificado".
Los más vistosos son los tensiómetros de alta precisión, que son los encargados de registrar en todo momento el estado del suelo y las necesidades de agua de las plantas, pero también están los sensores de humedad, temperatura ambiente o déficit de presión de vapor. Cada uno de ellos realiza 144 mediciones diarias, centralizadas en el Ikos Controller. Este se encarga de recoger y enviar a la nube todos esos datos para que los pueda procesar Raindrop, el software con el que Ikos Tech quiere marcar la diferencia.
Raindrop es "un algoritmo basado en inteligencia artificial que, sin necesidad de hacer ninguna analítica, estima el tipo de suelo que tienes y las necesidades que eso supone, marcando los umbrales óptimos de riego de cada suelo". Ese algoritmo también está correlacionado con el índice de transpiración de las plantas. Así, si cambia el clima como ha sucedido en los últimos días, esas modificaciones van ajustando los cálculos. "Pasado un tiempo hacemos un recalibramiento del algoritmo, que está en continuo desarrollo para mejorar las recomendaciones de riego y optimizar el agua al máximo".
Para automatizar todo el proceso han desarrollado otro dispositivo, Ikos Connect, un 'cerebro' que se conecta a cualquier máquina de riego. "Cuando el algoritmo determina que es el momento de regar, el agricultor solo tendrá que fijar unos rangos en base a las recomendaciones y la demanda del cultivo para que todo funcione automáticamente".
Con más de 4.000 dispositivos ya instalados y más de 1.200 agricultores en la plataforma, la nube de Ikos Tech cuenta ya con 250 millones de datos. Ese Big data, combinado con el algoritmo, es lo que permite mejoras constantes en la optimización, que se saldan con resultados muy relevantes. "Según lo que hemos ido viendo en estos años, nuestro sistema proporciona un ahorro de entre un 20 y un 50% de agua, aumenta la producción hasta un 10% y propicia un ahorro energético en torno a un 35%", explica Soriano.
Para que se entienda lo que eso puede suponer, el CEO de Ikos Tech recurre a un ejemplo cercano. "En una empresa agrícola española de las más punteras, ahora están empezando a sensorizar por lotes toda la superficie cultivada que tienen. Hicimos una demo con ellos en un cultivo de lechugas en invierno y los resultados fueron un ahorro de un 40% del agua. El impacto económico, extrapolándolo a toda su producción, llegaba a los 6 millones de euros al año".
Desde la empresa almeriense no quieren que el coste sea un problema, y por eso han apostado por ofrecer sus equipos desde los 1.350 euros el más básico hasta 1.900 euros el más avanzado. "Con eso puedes sensorizar en invernadero desde media hectárea hasta 1,5 hectáreas y, al aire libre, entre 3 y 10 hectáreas. Nosotros buscamos que el agricultor haga la inversión mínima para sacar el máximo rendimiento. Lo que queremos es que, sea cual sea la inversión que haga el agricultor, la pueda amortizar en el primer año".
De hecho, también disponen de una modalidad por suscripción, con el que entregan los equipos necesarios a cambio de un pago mensual. Así, el agricultor sólo tiene que encender el botón y olvidarse de todo lo demás.
Innovación y mejoras
El rápido desarrollo de Ikos Tech y la precisión y fiabilidad de su tecnología les han permitido crecer en todo tipo de cultivos no sólo en Almería, sino también en otras provincias andaluzas como Granada o Málaga, y su proyección internacional ya ha logrado sus primeros frutos con clientes en Marruecos o Portugal. También han ayudado en ese crecimiento el apoyo de la incubadora y aceleradora de empresas de alta tecnología del agua Cajamar Innova o el premio EmprendeXXI, otorgado por CaixaBank a la empresa más innovadora de Andalucía.
La compañía quiere seguir creciendo y por eso está trabajando en ampliaciones como el cuaderno de campo digital, que lanzará en septiembre y servirá para integrar en la plataforma toda la parte de gestión de una explotación agraria. Para 2024, el objetivo es añadir un servicio de imágenes satelitales, que pueden ayudar a controlar mejor todas las etapas del ciclo productivo.
De manera más inmediata, trabajan en nuevas funciones como Ikos 7Cast, un modelo predictivo del clima a 7 días con un 85% de precisión. "Esto permitirá simular el comportamiento y las lecturas de nuestros sensores, algo que para un agricultor al aire libre puede suponer una diferencia fundamental". Pero hay más: también quieren desarrollar una plataforma para certificar la huella hídrica, así como modelos predictivos de plagas y enfermedades de las plantas.
Soriano asegura que la creciente demanda de productos y servicios como los que ofrece su empresa no sólo se debe a la sequía, sino sobre todo el aumento de los costes de producción. "Antes un saco de nitrato potásico te costaba 22 euros y ahora te cuesta el doble. Y es que el riego no sólo gasta agua, también implica lo que se gasta en abono, la energía eléctrica que tanto ha subido… Todo esto es lo que ha hecho que el agricultor quiera invertir en tecnología para paliar en la medida de lo posible ese golpe económico y para ser más sostenible", concluye.
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