El transporte marítimo está en plena evolución. La inclusión de nuevas tecnologías de propulsión como el hidrógeno o la recolección de energía a través de aerogeneradores sin aspas y placas solares están marcando la descarbonización de uno de los sectores más contaminantes. Uno de sus cometidos es precisamente el de transportar energía y lo hace en forma de combustibles como el petróleo, el gas o el carbón. Pero, ¿qué pasaría si lo que transporta son enormes baterías cargadas con cientos de megawatios de energía?
Esa es la intención de PowerX, una compañía japonesa que lleva casi una década desarrollando la tecnología necesaria para poner a flote el primer barco de transferencia de energía o barco cisterna de baterías. Su último diseño, llamado X, ha sido presentado en Bariship, la Exposición Marítima Internacional que se ha celebrado estos días en la ciudad de Imabari, al sur del país nipón. Su objetivo es que salga de los astilleros de Imabari en 2025 y que realice las primeras pruebas de campo en aguas japonesas en 2026.
Este enorme barco, del que ya se conocen sus especificaciones técnicas básicas, puede aprovechar sus baterías de última generación para almacenar y transportar el excedente de electricidad generada a partir de fuentes renovables como la eólica o la fotovoltaica. Es una manera de transportar energía especialmente útil en países como Japón, con cerca de 7.000 islas repartidas por su geografía, y para sustituir la construcción y el complejo mantenimiento de los cables submarinos.
Características
El que será el primer buque de este tipo en surcar los mares contará con una eslora de 140 metros, una manga de 18,6 metros y un calado de 6 metros. En cuanto a la propulsión de este gigante marítimo, será eléctrica, de eje único y con una hélice de proa, lo que le permitirá desplazarse hasta 300 km con 96 baterías (cada una de ellas de 2,5 MWh) distribuidas en contenedores y una capacidad total de 241 MWh.
En cuanto a las baterías, corresponden a un diseño patentado por PowerX, "con celdas de batería de fosfato de hierro y litio (LFP), más seguras y fiables, que garantizan una vida útil de más de 6.000 ciclos", según revelan en un comunicado de prensa. Estas se fabricarán en la prefectura de Okayama y la entrega está prevista para mediados de 2024.
Además, desde PowerX aseguran que su sistema de baterías es modular y altamente escalable. Eso permitirá instalar módulos adicionales para crear "buques de transporte eléctrico más grandes para satisfacer los requisitos de misiones específicas". De momento puede que no le hagan sombra al petrolero más grande del mundo, el NS Pioneer de 297 metros de eslora, pero si tienen éxito y las renovables siguen creciendo a este ritmo no sería de extrañar que los conocidos como battery tanks pasen a ser los reyes del mar.
Para garantizar al máximo la seguridad, el sistema incluye mecanismos específicos de control de emisiones de gases y de extinción de incendios, ya que las baterías contienen elementos altamente inflamables. Por eso, X también cuenta con una monitorización en tiempo real del sistema de baterías y controladores de carga para evitar cualquier error.
El objetivo de PowerX no es sólo construir el barco, sino hacer avanzar el negocio de la transmisión marítima de energía. Actualmente está buscando socios comerciales a nivel internacional interesados en estos buques cisterna de baterías y posibles puertos adecuados para su uso. De momento, ya ha firmado un acuerdo con la ciudad de Yokohama, que será la primera en aprovechar las posibilidades que ofrecen este tipo de buques.
Otras ubicaciones
Además de los puertos tradicionales, que pueden requerir grandes remodelaciones para poder recibir y usar estas gigantescas baterías flotantes, desde PowerX apuntan a las centrales térmicas desmanteladas para reconvertirlas en puntos de carga y descarga. Serían lugares ideales para transmitir la energía a través de conexiones a la red en tierra, especialmente en zonas de difícil acceso o en las que las energías renovables no tienen gran potencial.
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Esa es la gran baza de estos buques cisterna: trasladar los excedentes de las energías renovables a otros lugares. Y es que las zonas con fuertes vientos o los desiertos donde se han instalado algunas de las granjas fotovoltaicas más grandes del mundo son lugares remotos, alejados de las zonas urbanas. "Dada la densidad energética actual de las pilas de iones de litio, el buque cisterna es una solución óptima para la transmisión marítima de energía a corta distancia de tierra a tierra, complementando las líneas de transmisión de la red interregional existente".
Para ello, ponen como ejemplo su propio país, compuesto por miles de islas, muy propenso a los terremotos y rodeado de aguas profundas. Allí, barcos como X pueden transportar energía desde regiones con abundante viento y sol como Kyushu y Hokkaido, donde se genera la mayor parte de energía renovable del país, a zonas urbanas de gran demanda para reforzar el suministro.
En un futuro, los responsables de PowerX también contemplan otro posible uso. Las prestaciones de las baterías, sobre todo su densidad energética, no deja de mejorar, mientras su coste se reduce. Así, en unos años es muy posible que veamos este tipo de barcos como los encargados de transportar energía entre los parques eólicos marinos y tierra firme. Teniendo en cuenta que el gobierno japonés planea desarrollar 10 GW de capacidad eólica marina para 2030 y 30-45 GW para 2040, esta solución puede desbloquear lugares antes no contemplados para la instalación de aerogeneradores marinos.
Así, buques como X permitirán la instalación de nuevas granjas eólicas marinas en zonas donde no es aconsejable desplegar cables submarinos, que en caso de avería pueden producir largos periodos de inactividad y costosas reparaciones. "La utilización de la transmisión marítima de energía a través de los buques cisterna de baterías puede resolver diversos retos asociados a la energía eólica marina, no sólo en Japón, sino también contribuir a la adopción generalizada de las energías renovables en todo el mundo", señalan desde la compañía.
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