España se está enfrentando a una ola de calor asfixiante que está dejando los termómetros por encima de los 40º C en gran parte del país. Una situación que provoca que salir a la calle sea más difícil, y poco aconsejable en las horas puntas, y que el uso el aire acondicionado aumente; aunque el abuso de estos dispositivos puede elevar el consumo energético. Sin embargo, existen alternativas con las que no gastar de más, como un invento que enfría habitaciones sin tener que enchufarlo u otro capaz de bajar 9 grados la temperatura del hogar sin usar electricidad.
Las alternativas no quedan ahí, ya que incluso existen otros sistemas que se pueden incorporar en la propia construcción de una vivienda. En la actualidad hay una gran variedad de estrategias pasivas -que son aquellas que se aplican al diseño arquitectónico con el fin de aprovechar al máximo lo que ofrece el entorno- que ayudan tanto a enfriar el interior de una vivienda como a reducir su consumo energético. Una de ellas es la conocida chimenea solar, que permite controlar la temperatura gracias al sol; la otra es un ingenioso muro que enfría tu casa en verano y la calienta en invierno sin usar electricidad.
Para lograr una calefacción y una refrigeración respetuosa con el medioambiente, se puede instalar en el hogar un muro trombe. Se trata de un sistema pasivo de aprovechamiento de la radiación solar que se integra en la fachada de los edificios y que se popularizó en 1962 gracias al químico francés Félix Trombe y el arquitecto, también francés, Jacques Michel; aunque el inventor de este dispositivo es el estadounidense Edward Morse, un profesor de biología, quien patentó su diseño en 1881, pero que fue ignorado hasta los años 60.
Sin electricidad
El muro trombe es un invento bastante sencillo que se apoya en tres principios básicos: la inercia térmica del muro, el efecto invernadero y la termocirculación. Básicamente consiste en un muro creado con materiales de alta inercia, como la piedra o el hormigón, que está pintado de color oscuro para optimizar la absorción del calor y orientado hacia al sur, que es la orientación recomendable para recibir radiación todo el día en invierno, primavera y otoño.
Delante de este muro, se colocan a cierta distancia unos cristales dobles o triples de baja emisividad, que es la medición de la capacidad de un objeto de emitir energía infrarroja. De esta manera, se crea así una cámara de aire que aprovecha el efecto invernadero para aumentar la temperatura acumulada en el muro. Es decir, el muro absorbe y almacena la radiación infrarroja durante el día y por la noche la libera para calentar el espacio de aire atrapado entre las dos estructuras.
Este sistema puede incluir en su parte superior e inferior aberturas que pueden controlarse para dejar entrar o bloquear el aire caliente en función de las necesidades del momento. Por lo que permite tanto enfriar el interior de una casa en invierno como calentarla en verano sin utilizar electricidad ni consumir luz ni gas. El funcionamiento del muro es sencillo. La radiación solar atraviesa el acristalamiento e incide en la pared; que se calienta y emite rayos infrarrojos que no pueden penetrar el cristal.
Como resultado se produce calor, que queda atrapado en la cámara de aire. La pared va absorbiendo y acumulando ese calor y lo va transmitiendo lentamente a la estancia gracias a su masa térmica. Al contar con aberturas, en invierno el aire frío del interior se escapa las que están situadas en la parte inferior gracias a un movimiento de convección. Un aire que circula entre la pared y el acristalamiento, ganando así algunos grados. A continuación, el aire caliente vuelve al interior de la casa a través de las aberturas superiores.
En verano tan sólo hay que abrir las compuertas de arriba durante el día y dejar las de abajo cerradas para que, a pesar del calor exterior, circule una corriente de aire por la cámara. Con ello se consigue que dicha zona se refresque haciendo que el muro no se caliente tanto como si estuviera expuesto al sol. Ya por la noche, aprovechando que suele refrescar, sólo hay que abrir las aberturas inferiores y algunas de las superiores para enfriar el interior de la vivienda. Lo importante aquí es que el aire circule por la cámara intermedia, que se habrá mantenido algo más fresca que el exterior, ayudando así a dejar el interior del hogar más fresco.
Ventajas y limitaciones
Este sistema cuenta con una gran variedad de ventajas, y con algunas limitaciones. Una de las más conocidas es que el muro trombe calienta y enfría el aire utilizando una fuente de energía y renovable. Por lo tanto, se trata de un sistema totalmente ecológico, que no tiene partes móviles ni contamina, ya que no requiere combustible ni electricidad para su funcionamiento.
Otras ventajas son que es un sistema fácil de construir y que tiene poco o ningún tipo de mantenimiento. También es una solución rentable que reduce en gran medida las necesidades de calefacción de una casa y se puede integrar para ahorrar energía, Además, las temperaturas interiores son más estables que en la mayoría de los sistemas pasivos. Sin embargo, es importante tener en cuenta las posibles limitaciones antes de adentrarse en un proyecto así, como comprobar el coste de la obra, el clima y la exposición de la casa al sol.
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