Usted seguro que se sabe el cuento de La Sirenita. Ariel firma un contrato con Úrsula para ceder su voz a cambio de unas piernas con las que poder andar. Ahora, imagine ceder su iris —una identificación tan única como su huella digital— a cambio de un pago recurrente en una criptomoneda que nadie conoce. Justo ese es el nuevo proyecto de Sam Altman, el creador de ChatGPT, que ya ha captado a sus primeros clientes en España dentro de una agresiva campaña en una docena de centros comerciales de la península.
Lo cierto es que lo que podría ser el argumento de una historia de ciencia ficción se ha convertido en realidad, y en una imagen habitual en algunos centros comerciales en España y otra veintena de países. Los interesados acercan su ojo a unas esferas colocadas entre tiendas y cafeterías, para después marcharse mirando sus móviles dónde se indica que han recibido los primeros 25 worldcoins (unos 50 dólares al cambio), la nueva criptomoneda creada por el padre de ChatGPT con la que pretende solucionar la pérdida de empleos mundial causada por la inteligencia artificial, con una renta básica universal, ahora puesta en duda.
Sam Altman, CEO de OpenAI y creador del famoso chatbot ChatGPT, trajo en abril a España sus orbes distópicos que escanean los ojos de quienes quieren recibir 'gratis' esta nueva criptomoneda llamada Worldcoin. El pasado 24 de julio se lanzó de forma oficial, tras una fase de prueba de varios años, en los que no ha estado exenta de polémica. Con motivo del anuncio, se han ofrecido hasta 25 tokens gratis a cada nuevo usuario. Actualmente, un WLD tiene un precio de 2,35 dólares, pero el token ha bajado un 70% desde su máximo de 7,50 dólares en su debut al mercado.
EL ESPAÑOL-Omicrono ha comprobado de primera mano el funcionamiento y el trasiego de personas que se acercan con intriga y recelo a los orbes. Una nueva iniciativa que, al igual que ChatGPT, genera opiniones de rechazo tanto como de admiración.
"Un proyecto que desarrolla quien ha montado OpenAI no me lo tomo a la ligera, sabe crear proyectos y darles vida. No se trata de hacerse rico, eso ya lo es, sino de una idea visionaria para cambiar el mundo", explica Enrique Dans profesor de Innovación en la IE Bussines School y columnista de El Español. Al mismo tiempo, organismos de protección de datos europeos ha iniciado investigaciones preocupados por el procesamiento de datos biométricos a gran escala, según informa Reuters.
"Acerca el ojo al Orbe"
Como el que descarga WhatsApp, la aplicación Worldcoin está disponible para todo el mundo en Google Play y Apple Store, pero para registrarse en esta plataforma hay que desplazarse hasta los puntos que el proyecto ha desplegado por todo el mundo. Son 1.500 orbes y en España se han distribuido algunos entre Barcelona y Madrid. Este periódico ha escogido el del Gran Plaza 2, en la localidad de Majadahonda, para conocer el proyecto.
Sam Altman ha compartido en sus redes sociales recientemente imágenes de las largas colas que se están formando por el mundo con personas interesadas en recibir esa renta universal. En España, por el contrario, un domingo 29 de julio por la tarde en un concurrido centro comercial de Madrid, los que se acercaban a preguntar sobre el proyecto, se contaban con las manos, y no todos terminaban el proceso.
Son puntos modestos con un simple cartel de fondo que reza "La economía mundial pertenece a todos". Frente a él, varios postes sostienen esferas metálicas a la altura de los ojos de la mayoría de adultos. Su función es comprobar que todos los usuarios son humanos reales a través de la naturaleza de sus ojos. Un equipo de vendedores con el mismo lema en sus camisetas explica a los curiosos en qué consiste el programa, les anima a apuntarse y les ayudan con el proceso de inscripción.
Primero hay que enseñar al orbe un código QR que aparece en la aplicación descargada, después toca mirar fijamente a la cámara del orbe para comprobar demostrar la humanidad del nuevo usuario. El resultado de todo este proceso es un hash, es decir, una clave o secuencia alfanumérica única que sirve como firma digital tanto en el mundo blockchain en el que se basan las criptomonedas, como criptografía para proteger sistemas informáticos.
¿Qué pasa con los datos?
Uno de los grandes reclamos para defender la seguridad del sistema es que solo una parte de ese hash generado en la prueba de singularidad, pero es a partir de ese momento cuando el usuario ya dispone de un "World ID", o lo que es lo mismo, su particular carné de identificación en la plataforma de Altman. El iris se convierte así en la huella para identificar a los usuarios en el mundo virtual, tu ojo revela quién eres.
Aparte del iris, no es necesario dar el nombre, ni el DNI, ni el teléfono móvil, aunque para este último dato la app da la opción de integrarlo, al igual que una contraseña o la huella dactilar para bloquear el acceso a la app ante un posible robo del móvil. También se puede indicar el correo electrónico para hacer copia de seguridad de los datos de la app, cómo hace WhatsApp con los mensajes en Google Drive y iCloud.
En su defensa, la empresa mantiene que no recopila ninguna información personal y que puede eliminar los datos biométricos a petición de los usuarios. En la sección de ajustes de la aplicación, el usuario tiene la opción de solicitar un informe con todos sus datos y borrarlos antes de darse de baja. Worldcoin promete no vender los datos a terceros, pero no descarta trasladarlos a otros países. El consentimiento para dar los datos biométricos se acepta en la aplicación, in sitú, frente al orbe y al empleado que va guiándo al nuevo usuario para que el proceso de registro sea ágil.
Dentro de la comunidad de criptomonedas, nombres tan relevantes como el cofundador de Ethereum, Vitalik Buterin, han hecho un informe exhaustivo del proyecto valorando de forma positiva las medidas de seguridad. Para Enrique Dans, la clave está en solo entregar una parte del hash de la biometría, "de manera que aunque haya una fuga de datos, nadie puede suplantarme, es decir, a partir del hash no se puede sacar el iris de la persona". Aún así, recalca que nadie está 100% seguro de no sufrir hackeos, este proyecto ya es objetivo de los hackers con campañas de estafa que están falsificando la marca en internet.
La Fundación Worldcoin, es una entidad con sede en las islas Caimán, aunque asegura que cumplirá con la legislación europea. Una promesa envenenada, pues como advierte el abogado Borja Adsuara a este periódico "Si no tienen sede en la Unión Europea, no están sujetos a las normas de protección de datos y las políticas de privacidad pueden ser mera apariencia. Hasta para transferir los datos de ciudadanos europeos a otros países es necesario someterse a unas condiciones establecidas por la UE".
Investigaciones en curso
El éxito y valor de esta criptomoneda depende del número de personas al que llegue. En el momento de su lanzamiento Worldcoin ya contaba con 2 millones de usuarios que han cedido sus datos biométricos en la fase beta. Sin embargo, la forma de conseguirlos ha sido una de las primeras polémicas a las que se ha enfrentado la organización.
EL MIT denunció en un estudio el año pasado que el primer millón de usuarios de la fase beta se recopiló con prácticas cuestionables entre comunidades con bajos ingresos en países como India donde se ofrecía dinero en efectivo, por ejemplo, cuando todavía no habían desplegado los orbes ni en Estados Unidos. Esta semana, el Ministerio del Interior de Kenia ha anunciado la suspensión de esta actividad hasta certificar que no supone un riesgo para sus ciudadanos.
El principal foco de duda es el escaneos del iris. Por el momento, su filial, Tools for Humanity es la única organización encargada de la fabricación de los orbes, la cual tiene sede en Baviera (Alemania). Precisamente ha sido la Oficina de Supervisión de Protección de Datos del Estado de Baviera la que comenzó a investigar Worldcoin en noviembre de 2022, según informan a Reuters. La investigación sigue abierta.
[Alemania se suma a España: investiga a ChatGPT por el uso de los datos personales]
Reino Unido y Francia recogen el testigo y han anunicado esta semana otras dos investigaciones sobre Worldcoin. Desde Reino Unido recuerdan a Tech Crunch que "las organizaciones deben realizar una Evaluación de Impacto en la Protección de Datos (DPIA) antes de iniciar cualquier procesamiento de alto riesgo". Por su parte, la Agencia de Protección de Datos en España ha explicado a este periódico que no han recibido nunguna denuncia sobre este proyecto, aunque se muestra abiertos a colaborar con otras autoridades europeas.
Compensar el daño de la IA
Uno de los miedos que ha generado este último año el boom de la inteligencia artificial es la pérdida masiva y a gran velocidad de puestos de trabajo en los que los humanos son sustituidos por sistemas de inteligencia artificial. La automatización de tareas o las nuevas capacidades creativas de esta tecnología ha desafiado los cimientos de algunas profesiones que se creían libres del peligro.
Sam Altman, parte responsable del impulso acelerado de esta innovación, ofrece como solución una renta básica universal a base de su nueva criptomoneda, menos corruptible en principio mediante el uso de la biometría. "El problema de las criptomonedas es que hay gente que tiene varios usuarios, con varias cuentas abiertas o incluso bots, el gran problema de Twitter, por ejemplo", explica Enrique Dans. La huella dactilar, por haber sido usada durante muchos años, es más susceptible de sufrir falsificaciones y, por otro lado, los documentos oficiales como el DNI descartarían la posibilidad de ser un proyecto descentralizado e independiente de los gobiernos.
Una aspiración que ahora matiza uno de sus socios en este proyecto que pretende ser descentralizado. "La idea es que cualquiera pueda en el futuro construir su propio orbe y usarlo para beneficiar a la comunidad a la que apunta", ha dicho a Reuters, Ricardo Macieira, gerente general para Europa de Tools For Humanity, quién no cree que puedan ofrecer una renta básica universal, pero sí ofrecen la infraestructura para que los gobiernos u otras entidades la apliquen en el futuro. Worldcoin también resolvería problemas técnicos clave de la Web3, la futura tercera edad de Internet impulsada por blockchain, donde los datos y el contenido prometen ser descentralizados y controlados por individuos en lugar de un puñado de grandes empresas de tecnología.
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