La jornada del 16 de agosto en España ha comenzado de manera dramática. La pasada madrugada de este pasado martes, se produjo un importante conflicto en el barrio de Usera. Un individuo, tal y como asegura la Policía Municipal de Madrid, ha sido detenido por disparar a otro ciudadano usando un bolígrafo pistola, provocándole heridas en la cabeza. Un arma peculiar, usada principalmente como un dispositivo de autodefensa.
Los bolígrafos pistolas, o pen guns, son armas de fuego que se camuflan como bolígrafos de tinta normales y corrientes. Es un ejemplo más de un tipo de armamento camuflado en un objeto relativamente común, como muchos otros se han visto a lo largo de la historia. Debido a su tamaño, se caracterizan por montar usualmente un único disparo y munición de pequeño calibre.
Estos diseños datan de inicios del siglo XX y, si bien no suelen resultar mortales de necesidad, sí que pueden causar heridos graves. Por ejemplo, en Estados Unidos hay modelos de bolígrafos pistola que pueden disparar cartuchos de perdigones o incluso balas, pero de forma general su diseño está pensado para el uso de cartuchos de fogeo, gas lacrimógeno o bengalas señalizadoras.
Bolígrafos pistola
Agencias como el FBI han certificado el uso extendido de estos bolígrafos pistola, especificando que se usaron en el siglo XX a modo de dispositivo de autodefensa por parte de agentes y espías. En el caso de EE.UU se les considera armas de pleno derecho y están reguladas bajo la Ley Nacional de Armas de Fuego, requiriendo un registro completo de estos bolígrafos. En España son consideradas ilegales y para adquirirlas se suele recurrir al mercado negro, aunque también hay tutoriales en YouTube que explican cómo construirlas de forma casera.
Por supuesto, los diseños de estos bolígrafos pistola pueden variar enormemente, dependiendo de si se quieren usar con munición letal o no. Generalmente, se les considera pistolas con el tamaño propio de un bolígrafo o pluma, lo que delimita su uso a situaciones en las que se requiere sigilo. No obstante, dada la extensión de las armas convencionales, los bolígrafos pistola se han convertido más en objetos de coleccionismo que en armas funcionales.
Uno de los grandes productores de estas armas data de los años 90, con R.J Braverman, produciendo el modelo de pistola pluma Braveman Stinger. Este diseño resalta por ser completamente plegable (en forma de L, más concretamente). Una vez desplegada, se abre un pequeño gatillo que permite disparar la única bala que hay en su interior. Como curiosidad, que este modelo se pliegue es el motivo por el cual el Stinger evite la clasificación (AOW) de la Ley Nacional de Armas de Fuego.
Los bolígrafos pistola suelen contar con un calibre que gira en torno al 22, aunque en el caso de Usera hablamos de un calibre 32. El que solo tenga un cartucho obliga a que el atacante tenga que recargar quitando el cañón o en su defecto, tirar el arma dejándola inservible.
Tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra Fría se usaron bastante estas armas, provocando que muchos de estos dispositivos sean difíciles de encontrar. Se desconoce qué modelo exacto usó el agresor de Usera, pero sí que ha entrado en la categoría de armas prohibidas, lo cual es motivo de imputación por parte de la Policía Nacional.