La problemática del control de la población mediante el uso de la tecnología ha sido un tema complicado en España. En otros países, se han usado diferentes métodos tecnológicos para ejercer poder sobre los ciudadanos, y Reino Unido ha abierto la puerta a que esto también se aplique a la inmigración. El gobierno conservador de Rishi Sunak ha deslizado la idea de que desde el ministerio del Interior se usen brazaletes o etiquetas GPS a los inmigrantes ilegales.
Así lo ha asegurado Suella Braverman, ministra del Interior del Reino Unido, a la BBC. En sus declaraciones, Braverman aseguró que se estaban considerando "todas las opciones" para ejercer "cierto control" sobre inmigrantes que llegasen al país de forma ilegal. Fue The Times el primero en recalcar que esta era una opción plausible para el gobierno.
Si bien ni Braverman ni representantes de su ministerio han concretado específicamente qué tipo de tecnología usarán, el hecho de que se usen etiquetas o brazaletes GPS indica que podrían llegar a usar un sistema de seguimiento para hacer cumplir la recién aprobada Ley de Inmigración Ilegal.
¿Qué es el GPS?
Lo primero que hay que resaltar, es qué es el GPS y su tecnología. Las siglas de GPS obedecen a "Global Positioning System", o lo que es lo mismo, Sistema de Posicionamiento Global GPS. Este es un sistema que permite a un dispositivo catalogado como receptor localizar su posición sobre la Tierra. Es decir, es un sistema de seguimiento para comprobar en qué lugar estamos en el mundo mediante dispositivos GPS, como un localizador o un smartphone con GPS.
Desarrollado e instaurado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos (aunque actualmente la Fuerza Espacial de EE.UU es el que tiene la propiedad), el sistema usa una técnica llamada trilateración mediante satélites para descubrir la posición del receptor. Es importante no confundir este sistema con la triangulación, ya que aunque son métodos análogos, funcionan de manera distinta. El sistema se basa en una red de 24 satélites, ubicados a unos 20.000 kilómetros de altura.
A grandes rasgos y de forma muy resumida, la trilateración es un método matemático para determinar posiciones relativas de objetos usando la geometría de triángulos. La gran diferencia con la triangulación es que mientras esta usa medidas de ángulos, la trilateración usa localizaciones de dos o más puntos de referencia y la distancia entre el sujeto y cada punto de referencia.
A la hora de determinar la posición tridimensional de la persona u objeto, se usa el ya mencionado receptor. Este sirve para localizar, como mínimo, cuatro satélites de la red GPS ubicada en el espacio. De estos, recibe unas señales indicando la identificación y hora del reloj de cada uno de ellos, así como información sobre la constelación de satélites en cuestión.
El aparato se encarga de sincronizar su propio reloj con el tiempo del propio sistema GPS, y hace un cálculo del tiempo que tardan en llegar las señales al equipo. Se mide, de esta forma, la distancia al satélite y se hace una trilateración inversa, computando su propia posición. La exactitud se debe, en parte, a los relojes atómicos situados en cada uno de los satélites. Se consigue, así, coordenadas de latitud longitud que cuentan con una gran precisión, que puede alcanzar milímetros.
Por supuesto, hay que aclarar que el GPS, siendo la tecnología más aceptada, no es la única. Existen sistemas como el de geolocalización ruso GLONASS, BEIDOU o Galileo, siendo este último de Europa. De hecho, el GPS se podría considerar homólogo directo tanto de GLONASS como de Galileo.
¿Y las etiquetas GPS?
El dispositivo GPS es el que, mediante esta tecnología, sirve para ser localizado en el mundo. Por ejemplo, servicios como Google Maps hacen uso del GPS y de otros servicios para mostrar en qué posición se encuentra el teléfono o dispositivo que lo usa. Las etiquetas GPS que se plantea usar el gobierno británico funcionarían de esta forma.
A grandes rasgos, y sin detalles técnicos aún, estas etiquetas o brazaletes permitirían al gobierno determinar la posición actual de los inmigrantes que llevaran encima estos objetos, prácticamente en tiempo real. El argumento que enarbola Braverman al respecto es que estas etiquetas servirían para detener a los inmigrantes que no pueden ser alojados en centros de detención y así deportarlos a otros países.
Por el momento, no ha trascendido qué tipo de etiquetas GPS usarán desde el ejecutivo británico o más importante aún, si se apoyarán en un servicio desarrollado por ellos para realizar los seguimientos. Sea como fuere, habrá que comprobar qué implicaciones legales y de privacidad tiene esta alternativa contra la inmigración ilegal.