Pese a que Neuralink, la firma de neurotecnología de Elon Musk, ha estado envuelta en polémicas recientemente vistas en España en los últimos años, la compañía aspira a un sueño: conseguir desarrollar con éxito las interfaces humano-máquina. Tras conseguir el permiso de la FDA para realizar estudios clínicos en humanos, la firma del magnate ha abierto una candidatura para voluntarios que se sometan a pruebas para un implante cerebral.
Hablamos del llamado estudio PRIME, o por sus siglas en inglés, "Precise Robotically Implanted Brain-Computer Interface". La idea es sencilla, al menos sobre el papel; un robot que implanta una interfaz cerebro-máquina o BCI de forma quirúrgica en los pacientes y que tendrá como parte de sus objetivos el evaluar la seguridad y funcionalidad tanto del robot en cuestión como del propio implante.
Lo que busca la empresa es recibir la aprobación para realizar un ensayo en un grupo tremendamente compacto de pacientes, de hasta 10 personas. No se sabe si en las negociaciones con la FDA se ha conseguido un mayor número de voluntarios, pero presumiblemente no superará la docena de usuarios.
Neuralink busca voluntarios
Según recoge The Verge, Neuralink estaría buscando a personas que tengan problemas médicos muy concretos, como esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o que sufran tetraplejia por lesión de la médula espinal cervical. Eso sí, no todo el mundo vale; deben tener una persona que se haga cargo de ellos y además, tener una edad mínima de 22 años.
En el ensayo se probarán aspectos claves del programa PRIME. Se testeará el implante N1, el que será el dispositivo cerebro-ordenador de Neuralink, y se pondrá a prueba el robot R1, el robot que se encarga de implantarlo quirúrgicamente en el paciente. Lo último en testear será el software que conecta a N1 y que traduce las señales del cerebro en acciones dentro de dicho programa.
En palabras de Neuralink, el R1 colocará quirúrgicamente el implante, conformado de hilos ultrafinos y flexibles propietarios del implante N1. Se colocarán, sin que queden al descubierto, en la región del cerebro que controla la intención de movimiento, como el córtex motor encargado de coordinar movimientos y planificar el comportamiento.
Una vez implantado el N1, lo que querrá Neuralink será "otorgar a las personas la capacidad de controlar el cursor o el teclado de un ordenador únicamente con el pensamiento". Y es que el N1 se encargará de registrar las señales cerebrales de forma inalámbrica a una aplicación que 'traducirá' estas señales a actos relacionados con el movimiento.
El objetivo del ensayo no es solo probar si el implante N1 o si el robot R1 funcionan correctamente, sino comprobar cuán seguros son y comprobar cómo se desenvolvería una persona afectada por ELA o tetraplejia en el control de dispositivos externos usando únicamente el pensamiento. Así, se abriría una puerta a que estas personas puedan controlar dispositivos electrónicos complejos con el pensamiento.
No será un ensayo en absoluto corto, ya que Neuralink abre la puerta a que tardará al menos 6 años. Constará de hasta 9 visitas en el primer año y medio (18 meses) para comprobar cómo ha evolucionado el implante. A lo largo de los 5 años y medio restantes, Neuralink pedirá a los pacientes al menos 20 visitas y ensayos de investigación semanales que registrarán el comportamiento de estos y del propio implante.
[El implante cerebral que bate récords convirtiendo pensamiento en texto: 62 palabras por minuto]
Hay que aclarar que en ningún momento estamos hablando del ordenador cerebral integral que Musk ha estado mencionando entre bambalinas en los últimos años, dando pinceladas sobre el uso de Neuralink y la telepatía para que los usuarios la aprovechen en su día a día. Nada de eso; este experimento no tiene nada que ver.
Cabe recordar que Neuralink ha estado envuelta en controversia por muchos motivos, entre ellos sus abultadas promesas. Elon Musk no ha cesado en promesas grandilocuentes que hablaban de implantes que, como poco, cambiarían la vida a los usuarios.
Por otro lado, están las investigaciones sobre maltrato animal que han desvelado incluso cómo Neuralink transportaba dispositivos infectados con patógenos de monos de pruebas. Esto provocó que en marzo de 2023, al menos en primera instancia, los reguladores de Estados Unidos negaran a Neuralink el uso de estos implantes en humanos, algo que poco después se revertiría con una aprobación por parte de la FDA.