Los agricultores se han echado a las carreteras de España este 2024, llegando a paralizar Madrid como protesta por las condiciones de producción y venta de sus productos. Entre los problemas a los que se enfrenta el campo, está la sequía. El 13,5% de España la sufre de forma prolongada. Universidades, centros tecnológicos y compañías privadas de todo el mundo buscan nuevos métodos para sacar el máximo rendimiento a cada gota de agua y ayudar a los agricultores a obtener más beneficios ahorrando en el consumo de agua.
Frutales, hortalizas y cultivos como el aguacate y el mango español son los más afectados por la falta de precipitaciones. Por eso recurren a sistemas de control automatizados con los que ahorrar agua y mejorar las condiciones de las plantas. Sin embargo, los efectos de la escasez de agua son un problema que comparten agricultores de medio mundo y en países como en México y Marruecos ya han recurrido a la propuesta tecnológica de la empresa SupPlant.
Al mismo tiempo que se diseñan sistemas para recoger más agua o convertir el agua del mar en un recurso para los cultivos, son necesarias soluciones para aprovechar estos recursos al máximo escuchando lo que que demanda la planta con precisión. En escuchar a los vegetales se ha dedicado desde hace años la empresa israelí SupPlant como si estuviera controlando la salud de una persona con los sensores de un reloj inteligente. Colocando dispositivos de las raíces hasta las hojas y los frutos del vegetal, su algoritmo consigue ahorrar un 35% en grandes plantaciones.
Midiendo las plantas
El sistema de control inteligente de esta empresa se basa en hardware y software. Un hardware que cubre de sensores el campo y un software que aprende cada día con los datos recogidos. Los sensores miden las microvariaciones que presenta una planta cuando recibe o no suficientes nutrientes. Si engordan o adelgazan, el sistema registra y analiza esos cambios que denotan abundancia o falta de agua.
La solución física utiliza cinco sensores diferentes: suelo profundo, suelo poco profundo, tronco, hoja y fruto. De abajo arriba, varios sensores en el suelo, cerca de las raíces del cultivo miden el contenido volumétrico de agua que llega del riego y las lluvias. Se adaptan a diferentes suelos, tanto minerales como sustratos.
Otro utensilio es el dendrómetro que analiza la respuesta de los cultivos a los cambios temporales. Los dendrómetros no son herramientas nuevas, llevan años en agricultura midiendo la evolución de las plantas desde su tallo o tronco. Este aparato en diferentes formatos según el tamaño de la planta se fija para analizarla en tiempo real.
Después, abrazando una fruta como puede ser un aguacate o manzana, el sensor para los frutos puede registrar rangos de diámetro entre 7 y 160 mm y así anotar las variaciones de crecimiento del mango o dátil, por ejemplo. La empresa también trabaja para adaptar su tecnología a los cereales, uno de los cultivos más azotados por las sequías.
En las hojas, un clip de alambre de acero inoxidable sirve como termómetro para controlar la temperatura de la planta. Este clip se une a un termistor encapsulado en vidrio de alta precisión, que tiene aproximadamente un milímetro de diámetro.
Por último, desde el aire (en un poste), un sistema de control metereológico mide la humedad del ambiente, el viento, la temperatura y otros factores como las precipitaciones. Los datos de esta estación son cruciales para tomar decisiones autónomas sobre el regadío.
Cada uno de los sensores introduce datos en un algoritmo, que también tiene en consideración patrones climáticos como los pronósticos meteorológicos y otros datos patentados, para brindar consejos sobre cómo regar los cultivos estratégicamente durante los próximos 10 a 14 días. Este algoritmo está vivo y se vuelve más preciso con cada nuevo grupo de datos analizados.
Un sistema en constante aprendizaje
La agricultura se ha basado desde sus inicios en la observación de las plantas y la experiencia adquirida de los agricultores para interpretar lo que sus cultivos necesitan en cada momento, adaptándose a las condiciones cambiantes. La tecnología llega ahora para servir de apoyo a estos trabajadores y empresarios, aportando datos más profundos y controles constantes.
Con la tecnología desarrollada por SupPlant, una empresa productora de dátiles de Emiratos Árabes Unidos, MIIT (Mawarid Intelligent Irrigation Technologies), estudió durante dos años su impacto en los cientos de miles de palmeras que cultiva. Afirman haber ahorrado un 35% en el riego de estas plantas que demandan una gran cantidad de agua. La empresa también declara que registraron un aumento en el tamaño de los frutos, hasta un 30% en el segundo año.
En otras zonas como África, donde se necesitan soluciones más baratas, la empresa ha abierto la posibilidad de hacer uso solamente de su software, sin necesidad de contar con todo el equipo de sensores para la plantación. Evidentemente, esta solución es menos precisa que el sistema completo, pero el servicio cuenta con el respaldo de miles de sensores de otros cultivos y años de estudio de datos.
En Europa aún no cuentan con registros, pero en otras regiones del mundo tiene suficiente información para ayudar a pequeños agricultores con una aplicación que aconseja cómo adaptarse ante los cambios climáticos de la zona. Después de nueve años de trabajo, esta empresa ha extendido su solución tecnológica por varios continentes, llegando a países como Australia, Israel, México, Marruecos y los Emiratos Árabes Unidos.
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