De todas las energías renovables, la más prometedora a largo plazo es la que funciona gracias a las olas del mar. Cerca del 60% de la población humana vive a menos de 60 km de la costa y el 70% de toda la superficie del planeta está cubierto de agua. Sin embargo, todavía son necesarios avances tecnológicos en los sistemas de energía undimotriz para hacerlos realmente competitivos y lograr los objetivos de países como España y de toda la Comisión Europea, que pretende tener instalados 100 MW para 2027 y 1 GW para 2030.
En nuestro país ya se están probando varios prototipos, que están demostrando su capacidad para suministrar electricidad de forma ilimitada gracias a las corrientes oceánicas. Sin embargo, ninguno de ellos opera totalmente sumergido, algo que va a cambiar muy pronto. La empresa australiana Carnegie Clean Energy acaba de recibir la autorización para desplegar su peculiar diseño, llamado CETO, en la costa de Bilbao en 2025, según confirman en un comunicado de prensa.
CWEI, la subsidiaria irlandesa de Carnegie, ha presentado documentos detallados sobre aspectos financieros, técnicos, de seguridad, reglamentarios y de pruebas para iniciar su despliegue como parte del programa EuropeWave, una iniciativa de I+D de la UE en torno a la energía undimotriz. Frente a otras renovables como la solar o la eólica, la energía de las olas del mar es predecible de antemano y se puede combinar con la desalinización. Así, soluciones como CETO ofrecen un enorme potencial para bajar el precio de la luz pero también para luchar contra la sequía y obtener agua potable más barata.
Energía undimotriz
Como sucede con la eólica y la fotovoltaica con el viento y la luz solar, las olas del mar podrían suponer un suministro ilimitado de energía, que puede ser crucial para satisfacer las necesidades energéticas sin emisiones a nivel internacional. Aunque su potencial es enorme, está en una etapa inicial, muy lejos todavía del desarrollo tecnológico y la capacidad de conversión en energía que ofrecen aerogeneradores y placas solares, cada vez más eficaces.
Por eso, la Comisión Europea, a través de su programa Horizonte 2020, apoya con una financiación de más de 22 millones de euros esta colaboración entre Wave Energy Scotland (WES), el Ente Vasco de la Energía (EVE) y Ocean Energy Europe (OEE). Las distintas entidades están trabajando en el desarrollo y la puesta en marcha de distintos prototipos que allanen el camino para la adopción de la energía de las olas del mar como una más de las renovables.
En concreto, Carnegie Clean Energy lleva más de una década trabajando en distintas versiones de CETO, nombre inspirado por la diosa griega del océano. Con demostradores ya instalados en Fremantle, ciudad costera cerca de Perth (Australia), la propuesta se diferencia sustancialmente de otros proyectos de energía undimotriz en que sus dispositivos son boyas completamente sumergidas a varios metros bajo la superficie del mar.
Estas minicentrales utilizan una tecnología de tipo absorbedor puntual, aprovechando el movimiento orbital de las olas para accionar un sistema de toma de fuerza (PTO) que lo convierte en electricidad, según explican de forma somera en su página web. El resultado parecen pequeños OVNIs circulares, con múltiples amarres al fondo marino y módulos de toma de fuerza.
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Algunas de sus ventajas frente a otros diseños tienen que ver con su mínimo impacto visual y un diseño respetuoso con el medioambiente que, en vez de perjudicar a la flora y la fauna, está pensado para atraer y facilitar la vida marina. Al funcionar mar adentro, lejos de donde rompen las olas, tampoco es una molestia para los posibles bañistas.
Las otras características fundamentales de CETO son su flexibilidad y modularidad. Puede funcionar en diversas profundidades de agua, en diferentes direcciones del oleaje y condiciones de la marea. Además, al estar sumergido y anclado al lecho marino, no se ve afectado por las tormentas ni por las olas de gran tamaño. Su carácter modular se manifiesta en la posibilidad de unir varias unidades para aumentar la producción, según las necesidades de cada aplicación concreta.
Pruebas en España
Tras más de 10 años llevando a cabo pruebas en tierra, en tanques de olas y en entornos como el de Perth, CWEI va a instalar la última versión de su tecnología en la Plataforma Vasca de Energía Marina (BiMEP), junto a las costas de Vizcaya. Está previsto que las pruebas duren dos años, tiempo que los técnicos aprovecharán para obtener información detallada sobre la capacidad y el rendimiento del dispositivo, del que por el momento se desconocen datos como el tamaño, el peso o la capacidad de producción.
"Superar el hito de la Autorización para Proceder (ATP) del contrato EuropeWave es un testimonio del duro trabajo y la visión del equipo y será un paso estratégico clave en el viaje de comercialización de CETO", aseguró el ingeniero español Miguel Santos Herrá, director del proyecto en CWEI, en el comunicado de prensa. "Seguimos dando pasos importantes para estar conectados a la red y generar electricidad renovable a partir de las olas en el País Vasco".
El BiMEP es sin duda uno de los lugares más indicados para este paso crucial, ya que es el más veterano del mundo en cuanto a la producción de energía undimotriz. Su planta de ensayo y generación de energía de olas con tecnología de Columna de Agua Oscilante lleva operando desde 2011 en Mutriku (Guipúzcoa), con más 3 GW acumulados desde entonces.
En su área vizcaína, donde está previsto que se instale el nuevo prototipo de CETO, este organismo lleva a cabo "ensayos en mar abierto con conexión a red para la demostración y validación de convertidores de energía de las olas y plataformas eólicas flotantes".
Sin embargo, estas instalaciones no son las únicas presentes en distintos puntos costeros de España. Por ejemplo, la empresa Eco Wave Power ha anunciado una planta en Port Adriano, el puerto deportivo de Palma de Mallorca, similar a una que ya opera en Gibraltar.
En este caso, la tecnología utilizada se sustenta en unos flotadores conectados a un brazo hidráulico. Solo se necesitan olas de medio metro para activar el mecanismo, pero cuando la altura es excesiva en una tormenta, los flotadores se elevan automáticamente por encima del nivel del agua y permanecen así hasta que pasa el oleaje más fuerte.
"El movimiento de los flotadores comprime y descomprime los pistones hidráulicos que transmiten fluido hidráulico biodegradable a los acumuladores situados en tierra", explica la empresa. Ahí se va acumulando presión que después hace girar un motor hidráulico, necesario para que el generador empiece a producir electricidad.