El pasado mes de enero, Neuralink, empresa de neurotecnología de Elon Musk, logró realizar la primera prueba de su polémico implante cerebral en un ser humano. Dos meses después, el magnate compartió un vídeo en su cuenta de X (Twitter) en el que mostraba a Noland Arbaugh, el primer paciente con el chip, donde se veía a esta persona jugando a videojuegos y al ajedrez en un ordenador usando tan sólo su mente. Sin embargo, y tras una nueva investigación por problemas con experimentos con animales, parece que esta tecnología no termina de recibir varapalos: ya ha dado problemas tras la primera cirugía en humanos.
La compañía de Elon Musk ha confirmado en un comunicado que el dispositivo que implantó a su primer paciente humano ha tenido problemas mecánicos. Según han descrito, en las semanas siguientes a la intervención quirúrgica realizada en enero al paciente Noland Arbaugh, algunos de los hilos con electrodos que se asientan en el tejido cerebral comenzaron a retraerse de dicho tejido. Algo que provocó que el implante no funcionara correctamente.
Neuralink ha indicado que ha logrado compensar esa retracción mediante una serie de correcciones de software, con las que hicieron unas modificaciones para que el algoritmo de grabación fuera más sensible a las señales de población neuronal. Gracias a esta acción, la compañía de Elon Musk consiguió que se produjera "una mejora rápida y sostenida que ahora ha superado el rendimiento inicial de Noland".
La compañía también ha afirmado que actualmente está trabajando en la mejora de la introducción de texto en el dispositivo, así como en el control del cursor; y que con el tiempo pretenden ampliarlo al uso de dispositivos del mundo físico, como pueden ser brazos robóticos y sillas de ruedas. Algunos expertos en el campo de los implantes cerebrales han señalado a Wall Street Journal que las complicaciones sufridas por el chip se pueden deber a que los hilos se conectan a un dispositivo que se encuentra dentro del hueso del cráneo y no en la superficie del tejido cerebral.
"Los ingenieros y científicos no se dan cuenta de lo mucho que se mueve el cerebro en el espacio intracraneal. Sólo asentir con la cabeza o moverla bruscamente puede provocar perturbaciones de varios milímetros", ha explicado Eric Leuthardt, neurocirujano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos). Cabe señalar que, tradicionalmente, los cirujanos han colocado los implantes cerebrales directamente sobre el propio tejido cerebral.
Una zona en la que se mueven "como un barco sobre el agua", según ha indicado Matt Angle, director ejecutivo de la empresa rival de implantes cerebrales Paradromics Inc. Y es que tener hilos que se retraen "no es normal en un implante cerebral". Otro de los problemas que señalan los expertos es que antes de implantar el dispositivo en Noland Arbaugh, Neuralink lo había probado en animales y el cerebro de estos es más pequeño, por lo que ahí los electrodos no se desplazan tanto como en los seres humanos.