El chip prodigioso, estrenada en España en 1987, es uno de esos inmortales clásicos del cine ochentero que mezclaban comedia y ciencia ficción para entretener al personal. Más allá del histrionismo de Martin Short o la química entre Meg Ryan y Dennis Quaid, la gracia estaba en ver cómo una diminuta nave recorría el interior del cuerpo humano. Un niño llamado Torrey Smith vio aquella película con sólo 6 años y, mucho después, allá por 2019, fundó Endiatx, una empresa con la que busca hacerlo realidad para detectar y diagnosticar todo tipo de problemas intestinales, incluido el cáncer de estómago.
Después de casi 50 versiones distintas desde el primer prototipo del tamaño de un balón de fútbol hasta el actual robot de sólo 13 x 30 mm, esta pastilla ingerible llamada PillBot acaba de iniciar sus ensayos clínicos. Su principal propósito es ofrecer vídeo en tiempo real para sustituir a las molestas endoscopias, pero en un futuro los responsables de Endiatx quieren añadir nuevas funciones como la posibilidad de cauterizar hemorragias, extraer pólipos o recoger muestras de biopsias.
A otros conceptos similares presentados en los últimos años, PillBot añade la posibilidad de acceder a distancia a través de una videollamada a sus sensores, preparados para registrar cualquier detalle del tracto gastrointestinal. Eso evitará que el paciente tenga que desplazarse al hospital, y facilitará a los médicos el control y el diagnóstico de todo tipo de enfermedades relacionadas con el estómago y los intestinos.
Ensayos clínicos
Con 7 millones de dólares (más de 6,5 millones de euros) de financiación, esta compañía estadounidense parece estar a punto de aportar una novedad decisiva en el sector de la medicina. Al menos así lo afirma el propio Torrey Smith, que ha ejercido voluntariamente de cobaya humana ingiriendo los distintos prototipos de PillBot hasta en 43 ocasiones.
En declaraciones a VentureBeat, el fundador y actual CEO de Endiatx ha asegurado que ya están realizando ensayos clínicos con el dispositivo, cuya fase 3 empezará "en una institución médica líder de Estados Unidos en el tercer o cuarto trimestre" de este mismo año. El objetivo final pasa por su lanzamiento comercial en EEUU a principios de 2026 para hacer "más accesibles, cómodos y rentables los diagnósticos de gastroenterología", hasta el punto de poder ofrecer el dispositivo sin receta en farmacias por un coste inferior a los 50 euros.
Pero, ¿cómo funcionan estos minirrobots capaces de explorar el interior del cuerpo humano? Teniendo en cuenta lo que la propia empresa recoge en su página web, son unos diminutos dispositivos con forma de pastilla y fáciles de tragar que cuentan con un sistema patentado de propulsión multibomba. Para maniobrar y moverse en todas direcciones tanto en el estómago como en los intestinos, lanza chorros de fluido de forma inocua para el paciente.
Su instrumento principal, situado en la parte delantera, es una cámara que transmite vídeo de alta resolución a 2,3 megapíxeles por segundo, aunque según Smith los planes de la compañía incluyen cuadruplicar la calidad de vídeo en los próximos meses. Las PillBots también cuentan con una potente iluminación LED para que las imágenes se puedan ver correctamente, además de tecnología inalámbrica segura para conectarse a un ordenador o a un smartphone de forma remota, "como si fuera una videollamada de Zoom".
Esas características lo diferencian de la endoscopia convencional, ya que supone un método no invasivo que no requiere sedación. Ni siquiera es necesario visitar un centro médico o un hospital: el paciente puede ingerir el PillBot desde su casa, y son los médicos los que, conectados a través de una aplicación, controlan el robot con un mando de videoconsola gracias a los micromotores incorporados en el robot-pastilla.
Esa maniobrabilidad también marca distancias con otras píldoras con cámara ingeribles, que ya se utilizan en algunos casos y suelen aprovechar los propios movimientos naturales del intestino para adentrarse en el sistema digestivo. En el caso del PillBot, la precisión de los controles permite detenerse o moverse en cualquier dirección para examinar detalladamente zonas concretas.
Para ello, los ingenieros de Endiatx han trabajado a lo largo de 20 iteraciones distintas en la miniaturización de cada componente, incluyendo una batería lo suficientemente potente como para alimentar tanto los motores como la cámara y el sistema de conexión inalámbrica.
Para que el dispositivo sea seguro, todos estos elementos están debidamente encapsulados y la carcasa es biocompatible. Así, el viaje de PillBot transcurre sin sobresaltos mientras registra información a través de sus sensores hasta que el cuerpo lo expulsa de forma natural.
Futuro autónomo
A corto plazo, el foco de Endiatx está puesto en los ensayos clínicos y en la aprobación por parte de la FDA, paso clave antes de su comercialización definitiva, pero sus responsables pretenden mejorar y perfeccionar el sistema hasta hacerlo autónomo gracias a la inteligencia artificial.
"La IA es la forma de pasar de que el 1% de las personas tengan acceso a esta tecnología, a que sean un 100% los que puedan acceder a ella varias veces al año si es necesario", explica el propio Smith en su reciente entrevista con VentureBeat.
Así, ni siquiera sería necesario el control de la pastilla-robot por parte de un equipo médico: una IA sería la encargada de la navegación para detectar los problemas más comunes. Eso aceleraría el diagnóstico y la aplicación de una tecnología que podría detectar de forma precoz y eficaz todo tipo de afecciones gastrointestinales con un bajo coste.
Para ello, primero serían necesarias numerosas intervenciones del PillBot original, ya que los modelos de IA requieren ingentes cantidades de datos para entrenarse correctamente. Por sus características, esta tecnología puede ser una gran "fuente de datos baratos dentro del cuerpo humano" y Smith confía en que todo el ecosistema generado en torno a sus pastillas-robot "cambie por completo la forma en que se hace la atención sanitaria".