El auge de las placas solares para el autoconsumo, que sigue imparable en España gracias a avances como el que permite que generen hasta un 80% más de energía a lo largo del año, es una gran noticia para la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, existen otras alternativas complementarias para cubrir la demanda energética que han pasado más desapercibidas, a pesar de su enorme potencial. Son los aerogeneradores residenciales, que pese a su pequeño tamaño pueden contribuir de manera decisiva a abaratar el coste de la electricidad.

Algunos de los diseños más prometedores son los que apuestan por ejes verticales (conocidos como VAWT, por sus siglas en inglés), entre los que se encuentran los propuestos por la empresa islandesa IceWind. Lo que comenzó como un proyecto universitario del ingeniero islandés Saethor Asgeirsson hace 12 años, ahora es un proyecto a gran escala que busca ampliar horizontes más allá de Islandia y EEUU, los únicos países donde se ha comercializado hasta la fecha.

"El concepto es simple: tomamos tecnologías probadas a lo largo del tiempo y las llevamos a la era moderna", declaró Ásgeirsson. "Usando materiales súper resistentes como el aluminio de grado aeroespacial, la fibra de carbono y el acero inoxidable de alto grado, nuestras turbinas están construidas para soportar cualquier cosa". Y eso incluye los fuertes vientos de Islandia, que regularmente superan los 80 km/h en invierno, además de las temperaturas gélidas o las condiciones extremas cercanas a los volcanes.

En España, estos dispositivos que siguen activos hasta cuando soplan vientos de más 200 km/h, podrían tener una gran acogida en Tarifa, donde el pasillo natural del Estrecho de Gibraltar genera fuertes rachas de viento, o en Zaragoza, la ciudad más ventosa de España. Eso sí, su instalación requiere un terreno o cubierta plana y espacio suficiente para su instalación.

Para poder generar energía con la brisa más leve y los vientos huracanados del país nórdico, las turbinas de IceWind han sido diseñadas específicamente para cubrir el rango más amplio posible de condiciones meteorológicas. A diferencia de otros aerogeneradores, que necesitan reorientarse hacia el viento para obtener resultados óptimos, los dos diseños de la compañía islandesa son omnidireccionales gracias a las palas de arrastre y las palas de elevación.

Un aerogenerador Njord instalado en una torre de telecomunicaciones IceWind Omicrono

Si las primeras, también conocidas como Savonieus, están inspiradas en los molinos del imperio persa, las segundas o 'Darrieus' son las que suelen utilizar los aviones convencionales. Los islandeses han combinado ambos tipos en un armazón metálico con cilindros curvados abiertos y un interior donde se alojan las palas aerodinámicas.

Así, combinando arrastre y elevación, estas hélices se encargan de facilitar el arranque con bajas velocidades de viento, a la vez que actúan como freno en caso de fuertes rachas. Para llegar a ese diseño final, los ingenieros detrás de las turbinas IceWind tuvieron en cuenta factores como el tamaño de los componentes, el perfil de la sección transversal de las palas exteriores y la separación entre las palas interiores y exteriores para adaptarse a las distintas velocidades del viento.

El aerogenerador Freya de IceWind Energy

En el proceso, la compañía ha desarrollado dos tipos de aerogeneradores complementarios: uno algo más grande y potente (de 600 W, con picos de hasta 5.000 W), conocido como Njord y pensado para resistir las condiciones más extremas, y otro planteado para aplicaciones residenciales.

Aplicaciones residenciales

Este último, llamado Freya en honor a la diosa nórdica de la magia, el amor y la belleza, tiene seis palas y mide 1,5 metros de altura. Lo más interesante es que puede generar energía en lugares aislados de la red eléctrica con velocidades de viento mínimas, de apenas 2,5 m/s. Eso sí, necesita algo más, 10 m/s, para llegar a su potencia nominal de 160 W. En cuanto a su velocidad máxima antes de que entren en juego los frenos integrados en el mecanismo, según IceWind es capaz de resistir vientos de más de 200 km/h, o lo que es lo mismo, un huracán de categoría 4.

La potencia nominal es bastante escasa, apenas un apoyo para otras fuentes de energía, pero en IceWind están trabajando en mejorar las especificaciones para poder escalar la producción y comercializar el producto fuera de su país. Otra de sus ventajas frente a otros aerogeneradores es que su peculiar diseño no perjudica a la fauna. Ni aves ni murciélagos tienen nada que temer de un dispositivo que además es bastante silencioso, con un ruido inferior a los 33 dB.

Otra gran baza de estas turbinas tiene que ver con su durabilidad. La estructura de aluminio, las piezas de acero inoxidable y los materiales compuestos garantizan que la vida útil de los productos de IceWind sea de entre 20 y 30 años sin necesidad de mantenimiento. Es una cifra muy superior a la de aerogeneradores que apuestan por el plástico y el nailon, que no están protegidos frente a los rayos UV y pueden romperse fácilmente. En cuanto a la instalación, también se apuesta por la sencillez, con una base en trípode y otra alargada, sujeta al suelo o a cualquier otra superficie con una estructura metálica y una serie de cables tensados.

Un aerogenerador de IceWind instalado junto a un volcán IceWind Omicrono

Para demostrar que sus aerogeneradores son totalmente seguros y resistentes, sólo hace falta revisar algunas de las pruebas que ha realizado IceWind en los últimos años. Por ejemplo, en la cima del volcán Fagradalsfjall, para alimentar las cámaras que registran su actividad en medio de constantes flujos de lava y vientos huracanados. Su diseño permite que permanezcan sellados y a prueba de polvo, hielo, agua o suciedad.

"Las pruebas aquí en Islandia han sido muy exitosas, y estamos entusiasmados de comenzar a vender nuestros productos en otros países. Nuestras turbinas sobrevivieron a Islandia y lo harán en todos los demás lugares", aseguró Asgeirsson en una newsletter de la compañía.

A pesar de su vertiente residencial, que necesita ampliar sus capacidades, el principal cliente de IceWind con sus aerogeneradores son las empresas de telecomunicaciones, que pueden evitar las interrupciones del servicio durante los fallos de la red y reducir la dependencia de los generadores diésel, que además de contaminar son más caros. No hay información oficial sobre los costes de las turbinas de IceWind, pero en varias publicaciones su precio se stiúa en torno a los 7.500 euros en su versión de 600 W.