España ha sido testigo en los últimos meses de las consecuencias de la llamada 'guerra electrónica', especialmente la aplicada a la aviación. Sucesos como el del pasado marzo, en el cual Rusia interfirió la señal de un avión inglés, ponen de manifiesto este problema. Tanto con este vuelo como con otros miles de vuelos comerciales lo que, según sostiene la organización OPSGROUP, es muy preocupante.
Este organismo dedicado al asesoramiento en entornos de aviación ha publicado un informe para alertar respecto a la práctica conocida como GPS Spoofing o, por su traducción al español, suplantación de GPS. Esta práctica consiste en suplantar una red GPS mediante la manipulación de las señales para enviar información falsa a un sistema GPS y hacer creer a estos dispositivos o aeronaves que se encuentran en otro lugar.
De esta forma, un ataque así podría provocar que los aviones comerciales se desvíen de su curso, al menos en los casos más graves. El informe de OPSGROUP especifica que la media de casos de este estilo se ha multiplicado, causando un aumento de alrededor del 400%. Así, en el período de enero a marzo se hablaba de una media de 200 vuelos diarios afectados por el GPS Spoofing. Ahora, la media es de 900 diarios.
Vuelos afectados por ataques GPS
Esta problemática se refleja bien claro en el trabajo de investigación de OPSGROUP. La media, como decimos, ha subido hasta los 900 vuelos diarios afectados por la suplantación de GPS. De hecho, afirman que en algunos casos graves, hasta 1.350 vuelos habían sufrido un ataque similar. Algo que confirman, además, las tripulaciones a bordo de estos vuelos.
Un riesgo que, afirman desde OPSGROUP, ha ido cambiando con el tiempo. En un principio, los mayores problemas relacionados con la suplantación de identidad giraban en torno al propio concepto de la navegación por GPS. Muchos de los sistemas de pilotos automáticos, debido a estos problemas, causaban problemas girando las aeronaves de forma súbita. "La posición de la aeronave se volvía incierta y, a veces, se perdía el IRS", dice el informe.
El problema ahora radica en el aumento no solo de la frecuencia de estos ataques, sino en su intensidad. El hecho de que los ataques sean más duros para las aeronaves afecta a una mayor cantidad de sistemas que dependen del GPS para funcionar. Un ejemplo es el EGPWS, o Sistema de Advertencia de Proximidad al Suelo, que como su nombre indica, advierte a la dotación de la cercanía de la aeronave con la superficie.
Así, se crea un mayor conjunto de falsas alertas, que pueden aparecer incluso horas después de que el ataque de suplantación haya tenido éxito. "Ahora son rutinarias y, como resultado, muchas están inhibiendo el sistema", relata el informe. "Las tripulaciones están perdiendo la confianza en lo que hasta ahora era un dispositivo excepcionalmente confiable y crítico para eliminar los accidentes".
A todo esto hay que sumarle las zonas de conflicto bélico actualmente existentes en el mundo y el uso de drones o misiles en ellas. Los bandos suelen usar este tipo de tácticas para transmitir posiciones de aeronaves de combate falsas en el espacio aéreo para que este tipo de armamento (que cuenta también con sistemas de navegación GPS) se confunda y falle. Son los aviones comerciales los que también se ven afectados por esto.
El tiempo es otro factor a tener en cuenta en esta ecuación, y no menos importante. El portal Reuters cita a Ken Muro, fundador de la empresa de ciberseguridad Pen Test Partners, para explicar cómo estos ataques pueden llegar a afectar a los relojes de estas aeronaves y a su capacidad de realizar la llamada sincronización horaria. Algo que, como decimos, puede suponer un auténtico quebradero de cabeza.
Y es que el sistema GPS, dicho de manera coloquial, sirve como la base del tiempo preciso en tecnología. De forma tremendamente resumida, hay que aclarar que cada uno de los satélites GPS que conforman la red mundial del espacio cuenta con un conjunto de relojes atómicos, que se configuran como la base de este sistema. Estos relojes aportan datos horarios muy precisos a las señales GPS.
Los dispositivos con receptores GPS decodifican estas señales y sincronizan cada uno de estos receptores con dichos relojes atómicos. Según cuenta el propio Gobierno de los Estados Unidos respecto a la tecnología GPS, dicha sincronía permite a los usuarios determinar la hora "con una aproximación de hasta cien mil millonésimas de segundo sin necesidad de adquirir los costosos relojes atómicos y operarlos".
Es por ello que es lógico pensar que un ataque de suplantación GPS puede no solo afectar al sistema de navegación de las aeronaves, sino a su propia medición del tiempo. Munro, en su entrevista con Reuters, cuenta que un avión comercial vio como sus relojes estaban adelantados unos años. Por consecuencia, el avión perdió acceso a sus sistemas de comunicación encriptados digitalmente.
Esto llevó a que los ingenieros encargados del problema tuvieran que pasar semanas reiniciando manualmente los sistemas de a bordo que quedaron afectados. La necesidad de medir el tiempo de la forma más precisa posible es fundamental, ya que este es un aspecto que influye en aspectos clave como la coordinación del control del tráfico aéreo.
Tanto la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (IATA) como la Agencia de Seguridad Aérea de la UE (EASA) celebraron una cumbre en enero de este año para tratar la situación del uso de estas tácticas, incluyendo la llamada jamming, que se basa en interferencias GPS. En ese momento, la EASA advirtió del incremento en el número de ataques y del uso de este tipo de vectores de guerra electrónica para confundir drones y misiles basados en GPS.