Investigadores de todo el mundo intentan dar voz a quienes enfermedades como la parálisis o el ELA les han arrebatado su capacidad para comunicarse. Mediante implantes e interfaces cerebro-máquina, diferentes pacientes ya han conseguido incluso publicar sus pensamientos en redes sociales. La propuesta más famosa es Neuralink de Elon Musk, pero otros proyectos están consiguiendo avances significativos, como reducir al mínimo esta tecnología que debe implantarse en el cerebro.
El chip de Neuralink mide 23 x 8 mm, mientras que otros implantes como el de la empresa Synchron presumen de tener un tamaño de solo 4 mm. El tamaño es clave en esta tecnología, que requiere de una compleja cirugía para alojarla en el cerebro del paciente, pero también la precisión y la eficiencia a la hora de procesar las señales cerebrales.
Los investigadores de la EPFL han desarrollado la que describen como la primera interfaz cerebro-máquina miniaturizada de alto rendimiento (MiBMI, por sus siglas en inglés). Esa solución promete conectar el cerebro de un paciente con un dispositivo electrónico de forma precisa y versátil, pero también con un bajo consumo energético y ocupando un espacio más reducido para un implante más sencillo.
Los resultados de la investigación se han publicado en el IEEE Journal of Solid-State Circuits. El objetivo final de esta tecnología es mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes con enfermedades como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y las lesiones de la médula espinal.
Tanto el registro de las ondas cerebrales como el procesamiento de las mismas se realizan en dos chips extremadamente pequeños que ocupan un área total de 8 mm cuadrados. Según indican los investigadores en el comunicado oficial, su sistema MiBMI puede convertir la actividad neuronal compleja en texto legible "con gran precisión y bajo consumo de energía". La precisión sería del 91%, aseguran. Este resultado se ha conseguido procesando datos de grabaciones en vivo anteriores, pues el chip aún no se ha integrado en un BMI funcional.
"El chip puede decodificar actualmente hasta 31 caracteres diferentes, un logro que ningún otro sistema integrado ha igualado", afirma el equipo que se muestra seguro de poder aumentar esta capacidad a 100 caracteres. Además de registrar los datos, los chips procesan la información en tiempo real, integrando un sistema de grabación neuronal de 192 canales con un decodificador neuronal de 512 canales.
Los electrodos implantados en el cerebro registran la actividad neuronal asociada con las acciones motoras de la escritura a mano. El chipset MiBMI procesa estas señales en tiempo real, traduciendo los movimientos de la mano que el cerebro pretende realizar en el texto digital correspondiente.
Esta funcionalidad puede suponer una gran diferencia para las personas que sufren enfermedades como el síndrome del enclaustramiento. Hace años que se trabaja para que la tecnología facilite a estas personas comunicarse con más facilidad.