El problema de la vivienda en España y el resto del mundo parece irresoluble. Los precios de venta y alquiler siguen por las nubes y la necesidad de crear viviendas asequibles, con materiales reciclados y sin contaminar, para no contribuir al cambio climático, es cada vez más acuciante. Por eso decenas de arquitectos, promotoras y constructoras, además de fijarse en las posibilidades que ofrecen materiales como la madera para construir rascacielos de casi 200 metros de altura, han apostado decididamente por la construcción con impresión 3D.
Lo que empezó con pequeñas impresoras de sobremesa para fabricar todo tipo de objetos ha evolucionado en los últimos años y ya son muchos los ejemplos de edificios levantados en tiempo récord gracias a inmensas impresoras 3D, que suelen utilizar un hormigón adaptado a las necesidades de este tipo de dispositivos. Sin embargo, hay quien propone eludir por completo el material debido a su alto impacto medioambiental. Es el caso de WASP, una empresa italiana que desde su fundación en 2012 se ha convertido en uno de los grandes referentes del mercado.
En 2021, la compañía presentó TECLA, "el primer ecohábitat construido utilizando, al mismo tiempo, múltiples impresoras colaborativas Crane WASP. Es la demostración de que la tecnología 3D es capaz de crear edificios optimizando el proceso de construcción y minimizando el uso de recursos humanos y energéticos", explican en su web. Estos pequeños hogares, construidos con una mezcla de tierra y residuos agrícolas como material principal, son ahora el objeto de una campaña por parte de Naciones Unidas para ofrecer nuevas oportunidades a los más desfavorecidos en Colombia.
Casas asequibles
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), "el principal organismo de la ONU dedicado a poner fin a la injusticia de la pobreza, la desigualdad y el cambio climático", ha adquirido recientemente una Crane WASP (valorada en 160.000 euros y conocida como "la impresora infinita") para imprimir casas asequibles en Colombia, utilizando únicamente el suelo y los recursos locales.
El país ha sido elegido tras los datos recabados por el PNUD, que señalan que 3,7 millones de hogares colombianos, más de la cuarta parte, se enfrentan a un déficit de vivienda. Entre los análisis también destaca otra circunstancia: dos de cada tres familias que tienen casa necesitan hacer mejoras estructurales en sus viviendas por distintas deficiencias, incluidas las que implican riesgo de derrumbe.
Para solventarlo en poco tiempo se necesitan soluciones como las que ofrece la Crane WASP, inspirada en la avispa albañil, insecto que suele utilizar barro para construir sus nidos. Las peculiaridades del dispositivo permiten que se instale en terrenos difíciles, donde los equipos de construcción convencionales pueden tener un acceso limitado y tardarían mucho más tiempo en levantar un edificio.
Según contó en la publicación 3D Natives Alberto Chiusoli, ingeniero de edificación y diseñador computacional en WASP, "la impresora 3D Crane WASP se inspira principalmente en el modelo de grúa de construcción, con la integración de un sofisticado sistema de control numérico, desarrollado específicamente para la impresión 3D de materiales de construcción".
Cómo funciona
La gran diferencia frente a otras soluciones es que "Crane WASP representa una nueva forma de concebir la construcción en su totalidad, desde la fase inicial hasta la de instalación", sostiene Chiusoli. "En estos momentos, el mercado de la impresión 3D para la construcción avanza muy rápido, pero la mayoría de los actores se centran en la impresión de hormigón, mientras que nosotros creemos en el valor de la sostenibilidad y el progreso tecnológico para el bien de la humanidad".
Con esta tecnología, los responsables de WASP construyeron Gaia, su primera edificación, utilizando únicamente la tierra encontrada en el lugar de construcción para levantar aquella pequeña casa. El diseño ha evolucionado y en 2021 se construyeron los primeros prototipos de TECLA, desarrollados en colaboración con el arquitecto Mario Cucinella.
A través de varias impresoras 3D y un complejo sistema de recogida, mezcla y bombeo de materiales, se consigue ahorrar grandes cantidades de tiempo y dinero. La guinda la pone un software que optimiza los movimientos de los brazos de impresión para evitar colisiones y facilitar el trabajo simultáneo de varios dispositivos.
Según WASP, la traducción en cifras de uno de estos ecohábitats implica 200 horas de impresión (unos 8 días, menos si son varias las impresoras implicadas), 350 capas, 150 km de extrusión, 60 metros cúbicos de materiales naturales y un consumo medio inferior a 6 kW. Eso supone un ahorro enorme, hasta el punto de que cada casa podría estar construida por menos de 1.000 euros. Si se conectan varias impresoras en forma de panal, se podrían construir aldeas enteras en pocas semanas.
El resultado, afirman sus responsables en su página web, "es una envolvente muy flexible, diseñada para ser resistente a cualquier clima y energéticamente eficiente de una forma que los modelos de vivienda tradicionales no son". Las posibilidades son casi infinitas, y los últimos proyectos de WASP han dado como resultado instalaciones tan sorprendentes como unas tiendas conceptuales de Dior en una playa de Dubái.
Ahora están trabajando en el desarrollo de ITACA, "un ecosistema que aprovecha las tecnologías necesarias para mejorar la calidad de vida en zonas con escasez de agua, alimentos y tejido industrial". El objetivo es que 4 personas puedan vivir en una casa impresa en 3D de forma totalmente independiente, sin conexiones de electricidad, agua y gas.