Desde hace unos años, es habitual ver en los tejados de las casas y en las cubiertas planas de los grandes edificios todo tipo de placas solares para generar energía limpia y barata. El auge de la fotovoltaica es imparable, pero podría ofrecer mejores resultados incluso en combinación con pequeñas turbinas eólicas, que ya están en el mercado y se pueden encontrar por menos de 135 euros en tiendas online como Amazon. Uno de sus principales inconvenientes es que no suelen generar la suficiente energía, además de que pueden ser demasiado ruidosas y voluminosas para instalarlas a nivel residencial.

Para solucionarlo, los neerlandeses The Archimedes llevan más de 10 años trabajando en el desarrollo y la fabricación de pequeños aerogeneradores para contribuir de manera decisiva a combatir el cambio climático y abaratar el coste de la electricidad. Su producto principal es la turbina AWM, inspirada en el célebre tornillo de Arquímedes y "diseñada para ser altamente eficiente, muy silenciosa y segura".

La peculiar forma del aerogenerador le permite actuar casi como una veleta, por lo que no necesita ningún elemento de hardware o software para estar siempre orientado de forma óptima para recibir el viento y convertirlo en electricidad, además de reducir el ruido por debajo de los 45 dB. Está disponible en dos tamaños y potencias: el de 0,75 metros de diámetro, con 100 Wh de potencia nominal y un máximo de 150 w/h, y el de 1,5 metros de diámetro, que alcanza un máximo de 700 Wh.

Los aerogeneradores de The Archimedes The Archimedes / Michael Van Nederveen Omicrono

Eso, traducido a la producción anual, puede llegar a los 2,5 kWh, aproximadamente la mitad de la energía que consume un hogar promedio, siempre según The Archimedes. Eso sí, todo dependerá de la velocidad del viento, muy variable, y la altura a la que esté instalada la turbina: cuanto más alto, mejor.

Sus principales ventajas frente a otras alternativas tienen que ver con su peculiar diseño, inspirado la máquina atribuida al célebre matemático griego. Ésta se utilizaba en la antigüedad para bombear agua y elevar harina, cereales o material excavado de niveles inferiores a superiores, y también está detrás de recientes inventos para generar energía ilimitada en ríos y mares.

Una turbina diferente

Los aerogeneradores, tanto el que es más alto que la Torre Eiffel y genera hasta 22 MW de potencia como los que apenas miden medio metro y se usan para cargar los dispositivos electrónicos cuando estás de acampada, tienen desde hace décadas un diseño hegemónico: una turbina acoplada a un rotor, cuyas palas (generalmente tres) giran al recibir el impulso del viento.

Más recientemente, ingenieros, científicos e inventores de todo el mundo están apostando por otro tipo de diseños, generalmente verticales, ideados para generar más energía con menos viento y hacerlos más resistentes frente a fuertes ráfagas o fenómenos meteorológicos como los huracanes.

En el caso del AWM, la forma de tornillo está detrás de mejoras sustanciales, como la de ofrecer el mismo rendimiento incluso "con suciedad, nieve o lluvia". Este aerogenerador, según sus creadores, "puede manejar el aire turbulento como ninguna otra turbina" y "es amigable con los murciélagos y los pájaros", una de las principales preocupaciones de numerosos colectivos ecologistas, que ven en estos dispositivos una amenaza a la fauna tanto en el campo como en las ciudades.

La pala es una única pieza en espiral fabricada en plástico reforzado con fibra de vidrio, que empieza a generar energía a partir de vientos de sólo 3 m/s y opera con un máximo de 52,5 m/s. Para casos de emergencia o mantenimiento, cuenta con un freno eléctrico en la parte trasera. El peso va desde los 60 kg del modelo de 0,75 metros de diámetro, hasta los 260 kg del de 1,5 metros, y además de su uso doméstico está pensado para usos industriales o incluso para aportar suministro eléctrico a instalaciones municipales como las luces de las farolas.

La turbina AWS se puede utilizar en combinación con placas solares y se recomienda su instalación en altura The Archimedes / Respect Omicrono

En cuanto a su vida útil, The Archimedes asegura que llega a los 15 años, y tiene un amplio rango de temperatura mínima y máxima de funcionamiento para adecuarse a distintos tipos de clima: desde -25 ºC hasta 60 °C. Su uso ideal es en combinación con placas fotovoltaicas y baterías domésticas, para ofrecer una solución completa a las necesidades energéticas de los hogares.

En cuanto al precio, la compañía pone a disposición de los interesados un formulario electrónico, pero su primer producto, lanzado en 2014, partía de un coste de 3.999 euros, según New Atlas.

Aerogeneradores domésticos

Para las cubiertas de grandes edificios existen soluciones como Airiva el curioso aerogenerador con hélices verticales modular y silencioso, un conjunto de ocho turbinas eólicas verticales con formas de hélice que giran al unísono. Por otro lado, cada vez hay más aerogeneradores de tamaño reducido que se pueden instalar de forma relativamente sencilla para convertir cualquier casa en autosuficiente.

Una de las últimas en sumarse a esta tendencia al alza no es una empresa cualquiera. Hablamos de Balmuda, una compañía fundada en Tokio en 2003 que, desde entonces, se ha convertido en lo más parecido al Apple de los pequeños electrodomésticos. En este caso, su punto de partida es el ventilador GreenFan, que la firma nipona lanzó en 2010 y fue diseñado para eliminar las corrientes de aire resultantes de los diseños tradicionales de ventiladores de aspas, además de mejorar su eficiencia energética.

Recreación de los aerogeneradores de Balmuda Balmuda Omicrono

Tras múltiples iteraciones y tentativas, el diseño definitivo de la turbina de múltiples palas de Balmuda consigue crear una fuerza de rotación a partir de dos tipos de aspas situados en el exterior y el interior del dispositivo, con los que consigue reducir el ruido y generar más energía, incluso con vientos de poca intensidad.

Por lo poco que Balmuda desvela del proyecto en su página web, sus técnicos ya han llevado a cabo experimentos tanto en laboratorio como en el túnel de viento del instituto de investigación con el que colaboran. Lo que sí han revelado es que han cumplido el primer objetivo: con un tamaño compacto de menos de 1 metro de diámetro y una baja velocidad de rotación, han conseguido "una excelente eficiencia de conversión de energía y un funcionamiento silencioso".