La telemedicina va ganando terreno poco a poco las consultas presenciales, para evitar desplazamientos, grandes esperas y centrar el esfuerzo de los médicos en cuestiones más importantes, los pacientes pueden hablar con ellos por teléfono, videollamada o incluso por chat. Esta práctica ya se aplica en España, aunque en Estados Unidos está más extendido con empresas como Amazon Care. La última tecnología en sumarse a estas consultas rápidas es la inteligencia artificial.
Si la IA puede acelerar los diagnósticos cardíacos en España, los modelos de lenguaje natural también pueden ayudar con cuestiones más sencillas como un catarro. Igual que en las oficinas la IA escribe las respuestas a los correos, en los hospitales se está dedicando a responder consultas por chat, según un artículo de The New York Times.
En vez de enfrentarse a una pantalla en blanco, los médicos reciben un borrador escrito por la IA que solo deben revisar y corregir antes de enviarlo al paciente. La tecnología se basa en la pregunta del enfermo y en sus datos médicos, como el historial de enfermedades o la lista de medicamentos que toma.
La herramienta se llama MyChart y está desarrollada por la marca Epic, quien presume de atender a 190 millones de pacientes. Tras la respuesta está una versión de GPT-4 (la tecnología subyacente a ChatGPT) que cumple con las leyes de privacidad médica.
Estudios científicos han confirmado que este sistema reduce el agotamiento del personal sanitario, quienes incluso perdían tiempo de descanso para comer para poder responder a sus pacientes. Sin embargo, no supondría un gran ahorro de tiempo, según detalla NYT. Miles de médicos de todo el país en grandes hospitales como UW Health en Wisconsin tienen acceso a esta herramienta.
Algunos sistemas hospitalarios, como UC San Diego Health, insertan una declaración al final de cada mensaje explicando que ha sido "generado automáticamente" y revisado y editado por un médico. El artículo recoge declaraciones de especialistas que aseguran que sus pacientes han aceptado en gran medida la nueva tecnología. Incluso, un médico recibió un correo electrónico que decía: "Quiero ser el primero en felicitarlo por su copiloto de IA y ser el primero en enviarle un mensaje de paciente generado por IA".
Sin embargo, otros centros han decidido no advertir a los pacientes, por considerar que esta información podría dañarles, hacer que se sintieran traicionados. Instituciones como Stanford Health Care, UW Health, UNC Health y NYU Langone Health han optado por no comunicarlo. Algunos médicos consideran que sus pacientes más cercanos podrían reconocer que quién ha escrito el mensaje no es quien lo firma.
Los propios médicos han detectado fallos graves en algunos mensajes generados automáticamente. La IA aseguraba que una paciente ya había recibido una vacuna, dato que no era real. El principal riesgo es que los sanitarios no revisen cuidadosamente las respuestas de la IA antes de enviarla. Según datos de Duke Health, menos de un tercio de los borradores generados por IA se envían a los pacientes sin editar, dato que indica que los médicos no están aprobando automáticamente los mensajes.