"Más rápido, más alto, más fuerte". Es el lema de los Juegos Olímpicos, pero también puede ser lo que impulsa a promotores y arquitectos en la 'guerra' por construir los rascacielos más llamativos, grandes y lujosos del mundo. Es algo en lo que España no puede competir, porque estos impresionantes edificios parecen exclusivos de lugares como Emiratos Árabes Unidos, especialistas en megaproyectos como el UAE One, el impresionante megayate de lujo inspirado en los portaaviones, o la noria más grande del mundo.
El último proyecto en ese sentido es la Tiger Sky Tower -no confundir con la del mismo nombre presente en Singapur-, que se construirá en Dubái y está diseñada para batir varios récords mundiales y para "satisfacer los estándares más exigentes de la vida de lujo". Según la firma Tiger Properties, este rascacielos futurista contará con una altura de 122 pisos y 523 metros y todo tipo de servicios y extravagancias, como una selva tropical o la piscina infinita más alta del mundo. Eso sí, no conseguirá hacerle sombra a los 828 metros del Burj Khalifa, sino que servirá para admirar su majestuoso perfil, ya que se encuentra en Business Bay, al otro lado de la bahía.
Con un coste estimado de 1.000 millones de dólares (más de 895 millones de euros), se espera que la Tiger Sky Tower pueda estar terminada en 2029. Será entonces cuando los inquilinos y visitantes podrán subir a la plataforma de observación, que ofrecerá una vista de 360 grados de los edificios y monumentos más famosos de Dubái, como el propio Burj Khalifa, Palm Jumeirah o el puerto deportivo. En los días despejados, la vista se extenderá más allá de la ciudad y permitirá vislumbrar el desierto de Arabia y el golfo Pérsico.
Vidrio y lujo
El estilizado perfil de este nuevo coloso arquitectónico, que competirá con la recientemente anunciada Torre Senna por ser el rascacielos de viviendas más alto del mundo, tiene un exterior en el que el vidrio es el protagonista, junto con unas lamas metálicas que aportan ese toque futurista al conjunto. Pretende ser el espaldarazo definitivo para Tiger Group, con 45 años de experiencia y detrás de algunos de los edificios más representativos del skyline de Dubái.
"La Tiger Sky Tower es la encarnación de este legado", afirma Waleed Mohammad Al Zoubi, presidente de la compañía, en un comunicado de prensa. "Más que un edificio, es la culminación de años de experiencia, diseño de vanguardia y un profundo aprecio por nuestra herencia emiratí. Invitamos a la gente a experimentar una nueva era, un mundo más allá de todo lo que Dubái ha ofrecido nunca".
Si el exterior del rascacielos es llamativo, lo del interior es todo un espectáculo. Sus 122 plantas batirán cuatro récords mundiales. El más llamativo, por encontrarse en un entorno desértico, es la selva tropical más alta del mundo, a 447 metros, que tendrá especies exóticas, sonido de pájaros y se podrá recorrer en una montaña rusa rollerglide (una tirolina con raíles). Los otros récords de los que presume la Tiger Sky Tower son la piscina infinita (431 metros), el restaurante (439 metros) y la royal penthouse (426 metros) más altos del mundo.
El edificio, que tendrá una superficie construida de 2.784.122 metros, tendrá un uso primario residencial, con 849 viviendas de 1 a 4 dormitorios y 18 áticos, con unos precios que van desde los 630.000 hasta los 14,3 millones de euros. También se incluyen todo tipo servicios, como un gimnasio de última generación, un lujoso spa, una pista de tenis y otra para hacer footing.
El impresionante vestíbulo es toda una declaración de intenciones, con techos altos y obras de arte, además de guiños a la cultura y el pasado emiratí. Los arcos y los patrones geométricos son una constante en los interiores, en los que destaca el uso de materiales naturales como la madera y la piedra, con mobiliario hecho a medida y vistas panorámicas enmarcando cada espacio. En definitiva, una ciudad vertical diseñada hasta el último detalle para ofrecer lujo y exclusividad a sus residentes.
La competencia
En la carrera internacional por ver quién construye el rascacielos residencial más alto del mundo hay cada vez más competencia. La Torre Senna anunció su candidatura al título hace apenas unos días. Esta gigantesca construcción en homenaje a Ayrton Senna destinada a viviendas superará los 500 metros de altura y se alzará en Balneário Camboriú, una ciudad del estado de Santa Catarina, al sur de Brasil.
Aunque el diseño inicial corra a cargo de la sobrina del piloto, Lallali Senna, la promotora, FG Emprendimentos, señaló a la ingeniera brasileña Stéphane Domeneghini como responsable técnica del proyecto. Ella ha sido la encargada de dar forma a un edificio con 228 unidades residenciales, entre ellas 18 "mansiones flotantes", 204 apartamentos, cuatro áticos dúplex y dos "mega áticos tríplex", con un espacio interior de 903 metros cuadrados cada uno.
En las seis plantas inferiores está previsto que la Torre Senna albergue zonas de entretenimiento, ocio y restauración, además de una azotea de 6.000 metros cuadrados para uso de los residentes. En la base, donde una parte de la fachada se desliza hacia delante para crear una serie de terrazas cubiertas de piscinas y jardines, también habrá espacio para un museo inmersivo como homenaje a la carrera y la vida de Ayrton Senna. Ni siquiera faltará un circuito de carreras rodeando el edificio a pie de calle.
La Torre Senna también pretende convertirse en el primer edificio de América Latina en utilizar un amortiguador de masa sintonizada (TMD), que reduce las vibraciones en edificios en altura. Es un sistema que pudimos ver en acción en 2022, cuando evitó que un rascacielos de Taiwán colapsara tras un fuerte seísmo.
En este caso, el TMD se encargará principalmente de reducir las oscilaciones del edificio causadas por el viento. "Funciona como un contrapeso que se mueve de forma controlada para minimizar las oscilaciones del edificio, mejorando el confort de los residentes, especialmente en las plantas superiores", señalan los promotores.
El edificio ya cuenta con la aprobación del ayuntamiento de Balneário Camboriú y de los organismos locales de planificación Estudo de Impacto de Vizinhança (EIV) y Licença de Implantação Ambiental (LAI), y su presupuesto compite con su altura: 3.000 millones de reales brasileños, unos 490 millones de euros al cambio. Si no surge ningún imprevisto, el inicio de las obras está previsto para el segundo semestre de 2025.