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En España, el ruido es una de las principales causas de conflicto entre los vecinos de una comunidad: desde música alta a ciertas horas de la noche hasta golpes provocados por obras, gritos o perros que no dejan de ladrar. Unos sonidos que pueden llegar a molestar y a afectar a la salud y a la calidad de vida; y a los que desde hace tiempo se pretende combatir utilizando una serie de tecnología, como unas cortinas que crean habitaciones silenciosas o un altavoz de cancelación de ruido. A ellos ahora se les suma un invento ideado por una joven estudiante que absorbe el sonido y se instala fácil.

Se trata de los paneles acústicos Sorbet, ideados por una joven estudiante australiana llamada Sze Yek y que destacan principalmente por estar fabricados con residuos textiles domésticos triturados. Un invento que forma parte de los 20 mejores proyectos de la edición de 2024 de los prestigiosos premios James Dyson Award; certamen que también dio a conocer recientemente a Aria, un invento de cinco jóvenes españoles que hace más cómodo y fácil el tratamiento de la apnea del sueño en casa.

Los paneles Sorbet se presentan como una innovadora solución a dos conflictos: los ruidos molestos de los vecinos y el problema de los residuos textiles domésticos. A diferencia de otras placas tradicionales, que suelen ser difíciles de reciclar, éstos surgen como una alternativa sostenible, a través de su material duradero y fácilmente reciclable que fomenta la reutilización, y que cumple una función práctica, al proteger la salud física y mental de los usuarios de la contaminación acústica. Hasta genera conciencia sobre los hábitos de consumo de las personas, según indica su creadora. 

Sostenibles y duraderos

Los paneles acústicos no son algo realmente nuevo, de hecho, se vienen utilizando desde hace tiempo para mejorar el aislamiento acústico de las paredes interiores de las viviendas y reducir el ruido del vecino. Estas estructuras suelen estar hechas de materiales absorbentes como el poliuretano, copopren, fieltro o poliestireno, y tienen la función principal de reducir la reverberación y el eco de las habitaciones. Además, se suelen colocar en determinados puntos de un cuarto para amortiguar el ruido. 

El caso de Sorbet es completamente diferente, ya que estos paneles están creados a partir de residuos textiles triturados y aglutinados con un adhesivo a base de almidón. Sze Yek detalla en un comunicado que el proceso de diseño de este invento comenzó con una investigación sobres los desechos textiles y otros residuos en el entorno doméstico. La joven estudiante encontró una serie de dificultades para acceder a grandes volúmenes de residuos orgánicos y de papel debido a las políticas de reciclaje y seguridad de la información en sectores comerciales, por lo que optó por los residuos textiles. 

Un panel acústico Sorbet. James Dyson Award Omicrono

Y es que están presentes en grandes cantidades y su uso como materia prima en productos como los paneles acústicos plantea una solución viable y creativa. Yek identificó la oportunidad de reutilizar y dar un toque estético a los residuos textiles del hogar y para ello utilizó métodos de fabricación de moldes que garantizan la consistencia y calidad del material final y de prensado, ya que son accesibles y compatibles con los sustratos experimentados. Mientras que el adhesivo a base de almidón asegura la durabilidad del panel y facilita su reciclabilidad. 

Los paneles Sorbet destacan por su diseño sostenible y cada uno de ellos tiene un tamaño de 450 milímetros de largo y de ancho, y con un grosor que varía entre 18 y 28 milímetros; con una densidad comparable a los paneles de acetato de polivinilo (PVA) tras el proceso de secado. En pruebas de rendimiento acústico en un entorno con sonido controlado la estudiante descubrió que una placa de 24 mm a base de desechos textiles superó en un 10,5% a un panel de EchoPanel del mismo grosor y en un 23,9% a los paneles acústicos de espuma, ambos materiales de referencia en la industria.

Sze Yek explica que Sorbet está disponible en tres opciones estéticas diferentes para aprovechar al máximo los colores de los residuos textiles domésticos: Red Velvet (rojo y negro), Blueberry Lemonade (azul y amarillo) y Hundreds and Thousands (varios tonos). Otra de las principales características de este dispositivo es que son paneles resistentes al agua y la humedad, recuperando su firmeza tras la exposición a líquidos, lo que les hace duraderos y fiables en diferentes entornos. 

Reducir los residuos textiles

Los paneles acústicos son fáciles de instalar. Para ello basta con pegarlos a la pared utilizando un adhesivo o mediante tres tornillos de sujeción. En el caso de Sorbet, también ofrece una serie de ventajas que van más allá de absorber los ruidos para mejorar la concentración, productividad y el descanso de los usuarios. Por ejemplo, viene con unas propiedades acústicas sobresalientes y es una solución ecológica que contribuye a reducir los residuos textiles que, de otra manera, terminarían en vertederos.

Un panel Sorbet (izqda) y su creadora Sze Yek (dcha). James Dyson Award Omicrono

En cuanto a las diferencias con respecto a otros paneles acústicos, Sorbet destaca por su estética atractiva, con colores vibrantes, y por superar a sus competidores en cuanto a sostenibilidad; ya que las placas tradicionales están hechas de espuma de poliuretano de celda abierta y son difíciles de reciclar. Y es que el invento ideado por la joven estudiante utiliza prácticamente el 100% de residuos textiles y su material se puede recuperar completamente para su reutilización sin contaminar el medioambiente.

Yek explica que el desarrollo de los paneles Sorbet ha sido sólo el comienzo de una investigación más amplia sobre materiales sostenibles y que actualmente está explorando nuevos métodos de instalación para maximizar tanto la funcionalidad como la facilidad de uso de estas placas acústicas. Incluso la joven estudiante indica que planea seguir buscando nuevas formas de reutilizar desechos textiles y otros residuos en productos prácticos y ecológicos.

Asimismo, Yek asegura que los resultados de este proyecto ha ampliado su comprensión de los materiales sostenibles y que está buscando desarrollar otros nuevos como una extensión de esta investigación. Esta joven estudiante actualmente está inscrita en un curso de Bellas Artes en la Universidad de RMIT, en Melbourne (Australia), y espera utilizar sus materiales y todo lo aprendido durante sus estudios.