Publicada

La inteligencia artificial (IA) es una herramienta muy utilizada en España y todo el mundo, siendo la última tendencia en el sector tecnológico. Ésta ha evolucionado tanto con el paso del tiempo que ya puede realizar una gran variedad y de avanzadas tareas, como resolver problemas de la Olimpiada Internacional de Matemáticas o detectar enfermedades con sólo ver el color de la lengua de las personas. Aun así, también tiene sus lados menos positivos y es que la IA podría producir hasta cinco millones de toneladas de basura electrónica para el año 2030, según un informe.

Una investigación publicada en la revista Nature Computational Science, se espera que el desarrollo de la inteligencia artificial provoque un aumento de la basura electrónica, que son dispositivos eléctricos o electrónicos desechados. En el estudio se calcula que, si no se aplican las medidas pertinentes, la IA generará entre 1,2 y 5 millones de toneladas métricas de este tipo de residuos solamente en esta década. Los expertos, para ponerlo en contexto, explican que esto equivale a desechar 13.300 millones de teléfonos iPhone 15 Pro.

Y, en su mayor parte, esta basura procederá de elementos del hardware, como las unidades de procesamiento o las de almacenamiento, y los sistemas de alimentación, según se indica en el estudio; que ha sido una investigación en colaboración internacional liderada por científicos de China e Israel. La inteligencia artificial puede ser una herramienta muy útil, pero depende de las mejoras en la infraestructura de hardware y la tecnología de chips. 

5 millones de toneladas

El problema está en que el reciente aumento de la implantación de la inteligencia artificial generativa ha contribuido a un incremento de la basura electrónica por la sustitución de equipos electrónicos obsoletos; lo que resulta perjudicial para el medioambiente. En el estudio se calcula las cantidades potenciales de residuos electrónicos producidos por esta tecnología, centrándose en grandes modelos lingüísticos, entre el año 2020 y 2030.

Para ello, el equipo consideró cuatro escenarios con distintos grados de producción y aplicación de inteligencia artificial generativa: desde un escenario agresivo (con aplicaciones generalizadas) hasta uno conservador (aplicaciones específicas). Y según las proyecciones, el volumen de residuos podría alcanzar los 2,5 millones de toneladas al año en 2030, suponiendo que no se tuvieran en cuenta métodos de reducción de residuos. 

Una inteligencia artificial. iStock Omicrono

Los investigadores también descubrieron que la cantidad total de residuos electrónicos creados por la IA generativa entre 2023 y 2030 podría alcanzar los cinco millones de toneladas; esto en el escenario con mayor crecimiento de la inteligencia artificial. Y es que, según el estudio, en este planteamiento la basura electrónica podría incluir 1,5 millones de toneladas de placas de circuitos impresos y 0,5 millones de toneladas de baterías.

Unas baterías que pueden contener materiales peligrosos como plomo y cromo. Los investigadores sugieren que una forma de reducir la generación de estos residuos en un 86% sería la aplicación de una estrategia de economía circular. Sin embargo, el estudio no hace más que destacar la necesidad existente de realizar un uso responsable de la IA generativa y de estrategias proactivas de gestión de los residuos electrónicos para reducir los efectos nocivos de la contaminación.

Shaolein Rein, profesor asociado de Ingeniería Eléctrica de Informática de la Universidad de California en Riverside, señala a SMC que el estudio se basa en "los mejores datos públicos disponibles y en métodos científicamente válidos". Y en su opinión, esta investigación "examina específicamente los residuos electrónicos producidos por la IA generativa, una de las aplicaciones de más rápido crecimiento". Incluso asegura que dará pie a "un debate más profundo".