La forma de los modernos rascacielos no se parece en absoluto a la de los que cimentaron la tendencia de los edificios en altura a principios del siglo XX. El hotel premiado como el mejor rascacielos del mundo, con una playa artificial en la fachada el más alto mundo construido con madera demuestran que los materiales y las técnicas constructivas están ampliando las posibilidades al alcance de arquitectos y constructoras. El último ejemplo viene de España, del estudio RCR Arquitectes, que acaba de presentar el Muraba Veil, un gigantesco edificio residencial que se construirá en Dubái y sorprende por su fachada "inusualmente estrecha".
El estudio catalán, que en 2017 ganó el Premio Pritzker (considerado como 'el Nobel de la Arquitectura'), ha utilizado "lo último en diseño e ingeniería" para planificar la construcción de un rascacielos de 73 plantas, 131 apartamentos con vistas en ambas direcciones y 380 metros de altura. Pero el Muraba no será un rascacielos más en el skyline de la ciudad-estado emiratí: su insólita propuesta pasa por una amplia fachada en forma de velo y una anchura total de sólo 22,5 metros.
"El Muraba Veil, imponente pero discreto, se eleva sobre las dunas de la ciudad más cosmopolita y orientada al futuro de los Emiratos Árabes, presentando un espectáculo atrevido y sorprendente, incluso en el panorama arquitectónico de Dubái", indica en un comunicado de prensa el estudio de arquitectura con sede en Olot (Gerona). La promotora es Muraba, que ya había trabajado con los arquitectos españoles en los Muraba Dia, apartamentos de lujo localizados en el icónico Palm Jumeriah de Dubái.
Un oasis urbano
En la misma ciudad donde se eleva el espectacular Burj Khalifa con sus 828 metros de altura, el Muraba Veil pretende llamar la atención inspirándose en "una arquitectura doméstica con siglos de antigüedad, que tradicionalmente buscaba satisfacer las necesidades humanas básicas de refugio, seguridad, intimidad y una estrecha conexión con la naturaleza".
Esas sensaciones se evocan en los interiores del edificio, mientras el esbelto exterior se configura como una malla suave y móvil distribuida en finas capas, incluidas las pantallas de vegetación y los estanques de agua presentes en el exterior de las fachadas norte y sur. Así se crea un "un colchón climático natural", que permite reducir el consumo de aire acondicionado para adecuar los espacios habitables al intenso calor de Dubái, superior a los 40 grados en los largos veranos de la región.
El factor de forma ultradelgado del edificio está pensado para que cada vivienda abarque la profundidad completa del rascacielos (recordemos, de sólo 22,5 metros), proporcionando vistas ininterrumpidas de la propia Dubái y del golfo Pérsico.
La gran inspiración de RCR para el diseño de estos espacios híbridos son las casas con patio tipicas de la tradición árabe. "Nos apasiona que nuestros edificios respondan al lugar, que pertenezcan al sitio y al paisaje autóctono donde se sitúan", afirma el fundador de RCR Arquitectes, Rafael Aranda.
Para ello se apoyan en la singular estructura del edificio, lo que les permite ofrecer una ventilación cruzada para enfriar el aire caliente del exterior tras pasar por los espacios verdes y las masas de agua. El resultado es "una atmósfera de sombra, calma y frescor", algo que se intuye en los renders previos tanto de los apartamentos como de las zonas comunes.
La inspiración tradicional va más allá de las áreas residenciales. En la planta 31, un espacio basado en el Majlis, la estancia donde se recibe a los invitados en las casas árabes, "ofrece salones, salas de reuniones y comedores donde recibir y agasajar a los huéspedes".
A eso se une un cine privado, una galería de arte contemporáneo, una pista de pádel y el exclusivo restaurante situado en la azotea, que pretende ofrecer una de las mejores vistas de la ciudad emiratí.
Piscinas y spa
Otro de los lugares icónicos del edificio son sus piscinas cubiertas, que aspiran a convertirse en un destino turístico para todo el que visite la ciudad (y tenga el dinero suficiente para permitírselo, claro). "Una vasta cámara de luces y sombras ondulantes, de volúmenes épicos y rincones íntimos, luz solar filtrada y abundante vegetación ofrece un lugar de evasión y placer sensorial, muy, muy por encima de la ciudad", indican sus promotores en la página web del Muraba Veil.
Pero quizá lo más sorprendente está en la zona inferior del rascacielos. Allí se localiza una zona de dunas, estanques y palmeras gigantes junto al Canal de Dubái. Bajo tierra, se instala el spa, "un refugio mágico" de piedra porosa con un techo de 12 metros de altura, que dispone de piscina gigante, baños de vapor, saunas, salas de tratamiento y gimnasios.
Gracias a todos estos elementos, el Muraba Veil pretende distinguirse del resto de rascacielos de Dubái, aunque todavía no se ha desvelado la fecha de inicio o finalización de su construcción. En todo caso, sería el último en sumarse a las más de 20 torres con altura superior a los 300 metros de la ciudad, una cifra mayor que ninguna otra urbe en el mundo, según el Council of Tall Buildings and Urban Habitat.