La cifra de denuncias de desaparecidos por la DANA en Valencia es aún de 1.900, según el Ayuntamiento de Valencia. Sin embargo, la cifra de fallecidos oficiales es aún de 211. Se espera que aumente según se sigan realizando los levantamientos de cadáveres oficiales. No obstante, las labores de búsqueda siguen, por ejemplo, en el Mediterráneo ha donde llegará esta semana el barco científico Ramón Margalef y el robot Liropus 2000.
El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MICIU), a través del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha anunciado la movilización el buque Ramón Margalef, del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), junto al robot submarino Liropus 2000 para esta compleja labor. El buque alcanzará la costa de Valencia el próximo día 9 de noviembre, informan que estos días se encargará de embarcar equipamiento técnico y personal investigador en Alicante.
A lo largo de la semana el mar Mediterráneo ha devuelto toneladas de residuos arrastrados por las riadas e inundaciones de la DANA. Entre estos escombros que se acumulan a lo largo de 75 kilómetros de playa en Valencia se han encontrado tres cadáveres devueltos por la marea. La tecnología del buque ayudará a la búsqueda de más víctimas, pero también en el monitoreo de la calidad del agua y estudiar del impacto ambiental en la costa tras lo sucedido.
El barco, con una eslora de 46 metros, cuenta con capacidad para cartografiar el fondo marino gracias a un sistema de ecosonda multihaz. Esta herramienta permite obtener imágenes detalladas del fondo y generar mapas batimétricos de alta resolución. Otra cualidad importante para esta misión es el uso del robot sumergible Liropus 2000.
Este equipo se estrenó en 2011 estudiando la topografía submarina del litoral catalán. Ahora se enfrenta a la complicada tarea de localizar víctimas de la DANA en el Mediterráneo, una labor para la que ya tiene algo de experiencia. En 2021 se utilizó también para rastrear el fondo marino de la costa de Tenerife en busca de Anna y Olivia, las dos hijas de Tomás Gimeno, acusado de su asesinato. El cadáver de Olivia a 1.000 metros de profundidad.
El vehículo robótico fue comprado en 2010 por 1,5 millones de euros. Entre sus capacidades está la de alcanzar profundidades máximas de 2.000 metros. Para observar el fondo marino cuenta con seis cámaras que se apoyan en un potente sistema de iluminación y dos brazos hidráulicos de precisión.
Se trata del modelo sumergible Super-Mohawk II, uno de los más vendidos del fabricante Sub-Atlantic. Este vehículo submarino no tripulado (ROV) tiene capacidad para trabajar a 3.000 metros de profundidad y soporta el peso de 20 kilogramos para transportar otros equipos científicos. Las siglas ROV indican que es un vehículo pilotado en remoto.
Este robot cuenta con hasta seis motores que le permiten bucear a gran profundidad. También cuenta con sensores CTD para medir la temperatura, presión y salinidad del entorno marino. Incluso cuenta con correntímetro de efecto Doppler que permite estudiar las corrientes a las diversas profundidades de trabajo. Hay 22 unidades de este tipo operando en el mundo.