Los sistemas de calefacción convencionales que tenemos en España, la mayoría de ellos dependientes de radiadores y calderas de gas, tienen los días contados. Las bombas de calor son más eficientes, reducen el gasto energético y son menos perjudiciales para el medioambiente, pero requieren un desembolso importante y su instalación incluye unidades tanto interiores como exteriores de un tamaño considerable. Sin embargo, hay quien ha desarrollado alternativas más baratas, fáciles de instalar, silenciosas y prácticamente invisibles.
En Escocia, donde se encuentran algunas de las viviendas más antiguas y peor aisladas de Europa en las que el frío, la humedad y el moho campan a sus anchas, han puesto a prueba un papel eléctrico formado por tiras de cobre y grafeno. Este invento, instalado en los techos de 12 antiguas viviendas de Glasgow para evaluar su eficacia como fuente de calor con cero emisiones, es capaz de liberar radiación infrarroja para calentar habitaciones enteras en menos de 3 minutos.
"Llevamos unos meses probando esta tecnología y hemos recibido excelentes comentarios de nuestros inquilinos en los lugares donde se ha instalado", afirma Andrew Kubski, director de Desarrollo y Gestión de Activos de West of Scotland Housing Association, en un comunicado de prensa. "Estamos encantados de tener la oportunidad de trabajar tanto con la Universidad de Glasgow como con la Universidad de Strathclyde para aportar un exhaustivo punto de vista académico a la eficacia del papel pintado eléctrico".
Papel eléctrico
Este proyecto, en el que también colabora el Ayuntamiento de Glasgow, se puso en marcha para comprobar cómo se puede reducir una cifra preocupante: el 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero del Reino Unido corresponden a los sistemas de calefacción. Según los datos de varios informes, el hogar medio escocés pierde calor tres veces más deprisa que las casas de países como España.
Tras estudiar las posibles alternativas, los investigadores Ahmad Taha y Alejandro Moreno-Rangel, de la Universidad de Glasgow la Universidad de Strathclyde, respectivamente, apostaron por el papel pintado eléctrico (también conocido por las siglas EWP) proporcionado por la empresa NexGen.
La fina superficie fabricada con tiras de cobre y grafeno tiene una fracción de milímetro de grosor, es ignífuga y resistente al agua. En cada extremo dispone de conectores eléctricos, que quedan ocultos tras la instalación en las paredes y el techo. Así, tras pegarlo con un pegamento especial o un autoadhesivo, ni siquiera se nota su presencia, "aparte de la agradable sensación de calidez al entrar en la habitación", según NexGen.
A diferencia de otros sistemas, el calor se distribuye de forma uniforme y totalmente silenciosa, con las láminas individuales a una temperatura entre los 40 y 50 ºC. La radiación de infrarrojos lejanos se nota en la piel como la suave luz del sol y hace confortables estancias con una temperatura del aire más baja, por lo que consume menos energía que otros sistemas y lo hace especialmente eficaz en viviendas mal aisladas o difíciles de calentar.
La instalación viene acompañada por un termostato inteligente en cada habitación y una app para el móvil. Se puede apagar y encender cada zona de forma individual o en toda la casa de forma remota, y el sistema se calienta muy rápido, por lo que "no es necesario un periodo de calentamiento largo (e ineficiente)", lo que también reduce las facturas y las emisiones de CO2. Además, la radiación infrarroja es especialmente eficiente a la hora de combatir la humedad y el moho.
El papel pintado eléctrico de NexGen no se rompe con facilidad, pero puede cortarse para colocar lámparas y focos u otros accesorios en techos y pared, además de adaptarse a esquinas y formas poco habituales, con la posibilidad de rellenar huecos con hojas más pequeñas.
Cada uno de los paneles está conectado por cable a un suministro eléctrico de tensión ultrabaja (24 voltios) en forma de transformador, que se suele instalar en un armario o en cajas de registro integradas en la pared. Estos equipos, como el resto del sistema, tiene una garantía de 15 años y no necesitan mantenimiento.
Experimentos
La investigación que se está llevando a cabo en Escocia se suma a otras recientes en países vecinos como Gales, y pretende estudiar la viabilidad de esta solución para sustituir la calefacción central de gas de edificios residenciales. Para ello, se han instalado estos sistemas en 12 hogares construidos antes de 1919 y se han utilizado sensores y análisis de datos basado en IA para recopilar información sobre la eficiencia, el confort y las opiniones de los inquilinos.
"Glasgow tiene alrededor de 70.000 edificios residenciales, por lo que encontrar nuevas soluciones para calentarlos de forma más eficiente es vital para alcanzar un futuro neto cero", ha declarado Ruairi Kelly, concejal de Servicios y Patrimonio del consistorio de la mayor ciudad de Escocia. "Proyectos piloto innovadores como este son vitales a la hora de considerar la mejor manera de ayudar a abordar los problemas de los costes energéticos y las emisiones en los hogares de Glasgow".
El objetivo de la iniciativa se engloba dentro del programa Scotland Beyond Net Zero, una coalición de expertos en clima y sostenibilidad de las universidades escocesas, por lo que las fuentes de energía utilizadas para calentar estos hogares son renovables. Como las horas de sol en Escocia son limitadas, los científicos apuestan por la energía procedente de los parques eólicos marinos para convertir esta solución en "una fuente de calefacción limpia".