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El famosísimo Estrecho de Gibraltar ha sido uno de los puntos calientes de la tecnología recientemente. Este mismo año se presentó Vector, el nuevo dron de la Guardia Civil que combatiría el narcotráfico en el lugar, al que se le uniría el helicóptero Airbus H135 para vigilar la zona a 250 km/h. Sin embargo, la legendaria idea de poder conectar Marruecos con Gibraltar con un túnel bajo el Estrecho ha sido la más famosa. España ha dado un nuevo paso para formalizar este proyecto, que ya tiene casi 45 años.

Este proyecto, nacido en el seno de las relaciones entre los gobiernos de España y Marruecos, tuvo una ambiciosa idea en el año 1979: crear una conexión hipotética entre Marruecos y Gibraltar usando el Estrecho como punto en común, atravesando alrededor de 20 kilómetros. La historia, poco a poco, ha ido olvidándose de este llamativo proyecto hasta que en marzo, el ministro de Transportes del Gobierno de Sánchez reavivó la idea en su visita a Rabat de marzo.

Ahora, se ha publicado en la plataforma de contratación del sector público del Ministerio de Hacienda una licitación para adjudicar el alquiler (con opción a compra) de sismómetros de fondo marino para llevar a cabo estudios geológicos en el fondo marino del Estrecho de Gibraltar. Dicho contrato ha sido llevado a cabo por la entidad históricamente a cargo del proyecto, la Sociedad Española de Estudios para la Comunicación Fija a través del Estrecho de Gibraltar (SECEGSA).

Estudiarán el fondo del Estrecho

La idea de unir Marruecos con España a través del Estrecho de Gibraltar no es ni mucho menos nueva. Este es un proyecto que tanto los gobiernos españoles como marroquíes han estado arrastrando desde hace más de 40 años. En el año 1979, de hecho, crearon un comité conjunto que investigase la viabilidad de unir estos dos continentes; en el año 80, nació la SECEGSA, que actualmente depende de Fomento. En Marruecos se creó la Sociedad Nacional de Estudios del Estrecho de Gibraltar (SNED). 

El constante vaivén de los gobiernos tanto de un lado como de otro, así como los cambios en las relaciones de ambas potencias, han relegado este proyecto al olvido hasta hace bien poco. En agosto de este mismo año, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó la licitación de la Presidencia de la SECEGSA para arrendar con opción a compra hasta 4 sismómetros de fondo marino (OBS) para la campaña Capitán de Navío Manuel Catalán Morollón de investigación sismotectónica en el Estrecho.

En este caso, la empresa adjudicada para la licitación, con un presupuesto base de 403.200 euros sin impuestos, ha sido TEKPAM Ingeniería, que entre otras cosas ofrece servicios para la gestión de energía solar, las telecomunicaciones y la sismología. No ha sido hasta el pasado martes 12 de noviembre que por fin se ha formalizado al completo esta licitación, que puede suponer un nuevo avance clave en el estudio del Estrecho para la creación de estas conexiones.

En los años sucesivos que han mantenido al proyecto bajo un cajón, se ha determinado la idea de crear dos túneles de 28 kilómetros bajo mar, a unos 300 metros de profundidad que conectarían Punta Paloma (Tarifa) con Malabata (Tánger), en trayectos que se recorrerían en apenas 30 minutos. A este embrollo político había que sumarle la presencia de una Gran Bretaña post Brexit, para convertir al Peñón en un punto de interconexión entre África y Europa. 

¿Qué es un sismómetro de fondo marino?

Los dispositivos que pretende arrendar la SECEGSA son sismómetros de fondo marino (OBS, por sus siglas en inglés, Ocean Bottom Seismometer), usados principalmente para observar el perfil sísmico natural y artificial de una zona. Este sistema de vigilancia sísmica sitúa el geófono (transductores de desplazamiento, velocidad o aceleración que convierten movimientos del sueño en señales eléctricas) directamente en el fondo del mar para realizar estos estudios.

Un sismómetro de fondo marino OBS. China Geological Equipment Group Omicrono

La idea detrás del uso de los OBS es, entre otras cosas, conseguir estudiar la tomografía sísmica de terremotos naturales y la sismicidad (la actividad sísmica) de la zona, en este caso del Estrecho. os resultados de los sismómetros pueden servir para determinar la evolución de depresiones oceánicas o estudiar la velocidad tanto del manto marino como de la corteza. 

Son equipos autónomos, que se disponen a lo largo del fondo marino con pesos adicionales para estudiar espacios con profundidades de entre 1.000 a 5.000 metros. Sus sensores hacen las veces de geófono e hidrófono, para captar las ondas de presión de la columna de agua, aunque es posible añadirles otros sensores adicionales. Otra de sus ventajas implica su gran autonomía, que puede extenderse a lo largo de meses completos.