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Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se estima que en 2024 en España se alcanzarán los 286.664 nuevos casos de personas con cáncer. Buena parte de ellas se someterán a tratamientos de quimioterapia, que además de atacar las células cancerígenas, tiene efectos secundarios tan evidentes como la caída del cabello. Aunque este mismo año se ha presentado un nuevo fármaco para evitar el estigma, de momento la técnica más habitual se basa en el enfriamiento del cuero cabelludo antes, durante y después de la 'quimio'. Sin embargo, el elevado coste y lo aparatoso de las máquinas que se encargan de ello limitan mucho su aplicación, y las alternativas portátiles son menos potentes y no tienen efectos duraderos.

Olivia Humphreys, irlandesa de 24 años con vocación de artista y talento a raudales para el diseño de productos, es la responsable de Athena, un dispositivo portátil, ligero y barato que acaba de ganar el premio internacional de Medicina de los James Dyson Awards. "Lograrlo ha validado todo el trabajo duro que supuso este proyecto", explica en conversación con EL ESPAÑOL - Omicrono. "Es todo una locura, James Dyson es una leyenda y es muy emocionante para mí recibir este reconocimiento en una etapa tan temprana de mi carrera. El único problema es que siento que he tocado techo y que nunca voy a hacer nada que supere esto...", dice entre risas.

El propio James Dyson, fundador de la célebre marca de aspiradoras, valoró en un comunicado de prensa la importancia de tener "una alternativa de bajo coste al alcance de todos, con el potencial de marcar una verdadera diferencia". Además del reconocimiento, por el que también competía el invento de 3 jóvenes españoles para guardar energía limpia y barata, estos galardones están dotados con 35.000 euros en metálico, que Humphreys utilizará para mejorar su dispositivo y acelerar su llegada al mercado.

Una historia personal

Detrás de algunos de los mejores inventos hay una historia personal que no siempre trasciende, pero que es fundamental para entender la motivación de sus creadores. En el caso de Olivia Humprheys, "el proyecto está inspirado en la experiencia de mi madre al pasar por el tratamiento de quimioterapia cuando le diagnosticaron cáncer de mama en 2019. Pasé mucho tiempo con ella cuando estaba en el hospital con las infusiones. Sólo ver lo largo y lo difícil que era el día a día incluso sin el tratamiento adicional... yo lo que quería es hacer algo de todo eso más fácil".

Así empezó a tomar forma este dispositivo, hasta convertirse en el proyecto fin de carrera de Humphreys en la Universidad de Limerick y en su candidatura ganadora a los James Dyson Awards. "Mi madre se acogió a este tratamiento del enfriamiento del cuero cabelludo para minimizar la pérdida de pelo. Era algo muy importante para ella y funcionó. Pero yo me preguntaba, ¿cómo puedo mejorar esta experiencia cotidiana de los enfermos de cáncer?".

Athena, ganador del James Dyson Award internacional de 2024

Y así fue como surgió Athena. "Estudié todas las dificultades e investigué mucho. Visité el hospital donde mi madre había recibido el tratamiento y hablé con las enfermeras, y me contaron las cosas que les resultaban difíciles o que creían que podían mejorar", explica con la tranquilidad de haber incorporado todas esas recomendaciones a su prueba de concepto.

El funcionamiento de Athena tiene puntos en común con el tratamiento convencional de enfriamiento del cuero cabelludo. Esta técnica hipotérmica se basa en la circulación de un líquido refrigerante a una temperatura de 4°C bajo cero. Así se reduce el metabolismo celular y el flujo sanguíneo que va a los folículos pilosos.

Sin embargo, a diferencia de las grandes máquinas de enfriamiento utilizadas habitualmente en los hospitales, que recurren a tecnología de refrigeración, el invento de Humphreys utiliza tecnología termoeléctrica, la misma que se usa en los dispositivos portátiles para enfriar desde insulina hasta cervezas.

"La base que utilicé fue un sistema de semiconductores Peltier para refrigerar el ordenador que compré en Amazon y a su alrededor junté y conecté un montón de cosas que ya tenía: una bomba para el lavado del parabrisas, una batería que tenía mi padre en su garaje y una maleta de mi madre para integrarlo todo".

El módulo prinicpal de Athena Dyson Omicrono

Así, el prototipo de trabajo desarrollado por Humphreys es mucho más ligero (pesa alrededor de 3 kg, por los 84 kg de los refrigeradores que se suelen usar para el mismo cometido) y se puede integrar en un formato portátil conectado a un casco. "El dispositivo hace circular el aire para enfriar el agua e impulsa ese agua fría hacia arriba y alrededor del casco y de nuevo hacia abajo para un nuevo ciclo".

Además, Athena también resuelve otro problema habitual, y es que los gorros y cascos que se suelen utilizar en el tratamiento hipotérmico del cuero cabelludo suelen ser incómodos y sólo tienen tres tallas. "Eso no sirve para todos los tamaños", sostiene Olivia, "lo cual es un gran problema porque significa que hay una atención ineficiente. Por eso yo he utilizado tubos flexibles de silicona en el interior del casco, con la idea de que se adapte a distintos tamaños de cabeza más fácilmente. Sobre los tubos tiene una cubierta dura, por lo que se aplica la presión y el enfriamiento necesarios a toda la superficie del cuero cabelludo".

El casco de Athena se adapta a diferentes tamaños de cabeza Dyson Omicrono

La otra gran ventaja que plantea este invento tiene que ver con una cuestión económica. En total, los componentes de Athena le costaron a esta intrépida diseñadora de producto menos de 1.000 euros, frente a los 20.000 euros que puede costar una máquina convencional, a los que hay que añadir los costes adicionales de personal.

Frente a la inmovilidad que habitualmente exige este tratamiento, que implica sumar cerca de 2 horas a la infusión de quimioterapia en el hospital, Athena está pensado para poder llevarse a cualquier parte gracias a su facilidad de uso, su batería con autonomía de 3,5 horas a máxima potencia y una correa para poder llevar la unidad principal colgada al hombro.

Comercialización

Una vez terminado ese primer prototipo, tocaba ponerlo a prueba. Humphreys contó con la colaboración de voluntarios, enfermos y personal médico para "conseguir un montón de comentarios útiles. Una vez que llegué a un cierto punto hice algunos modelos en 3D y me puse a romper cascos de bicicleta y a hacer simulaciones. Todo se ajustaba continuamente y fue un auténtico proceso iterativo. El feedback permitió que todo se acelerara muy rápidamente".

Ahora, Humphreys ha dado un paso más allá en su objetivo de "poner esta tecnología en manos de la gente lo antes posible". Ha conseguido una beca en Luminate Medical, una startup de Galway (Irlanda) que estaba desarrollando en paralelo un dispositivo con el mismo objetivo. "Estoy amalgamando todo el trabajo que he hecho en Athena a la labor que están haciendo ellos y nuestro objetivo actual es realizar los primeros ensayos clínicos y llevarlo a producción en 2025 o 2026".

De hecho, no es el único dispositivo en el que Humphreys está trabajando para mejorar la calidad de vida de los pacientes de cáncer con tratamiento de quimioterapia, con el objetivo final de que puedan realizarlo desde la comodidad de casa.

Por eso también está volcada en minimizar efectos secundarios habituales de la 'quimio' como la neuropatía, "que daña los nervios de las manos y los pies. Cuando lo sufres, te cuesta coger objetos con las manos, hacer algunas actividades, e incluso andar. Eso supone que tienen que darte menos quimioterapia si empiezas a mostrar síntomas, por lo que el tratamiento podría no ser tan eficaz para acabar con el cáncer que te han diagnosticado", concluye.