Las últimas semanas en España han estado marcadas por la alerta de Alemania y Finlandia por la rotura de un cable de comunicaciones submarino en el Báltico. Pese a que Dinamarca está vigilando activamente un barco chino sospechoso de ser el responsable, no queda claro quién o quiénes han sido los ejecutores de este acto. Meta estaría buscando evitar estos problemas geopolíticos un nuevo y mastodóntico cable submarino alejado de las zonas con tensiones geopolíticas.
Tal y como recoge TechCrunch citando fuentes anónimas, Meta estaría desarrollando un proyecto para construir un brutal cable submarino de fibra óptica que recorrerá el mundo con una longitud de más de 40.000 kilómetros. La idea es reforzar la infraestructura de Internet que maneja la compañía, responsable del 10% de todo el tráfico fijo de la red y del 22% respecto al tráfico móvil.
Si se da el caso, Meta contaría con una vía exclusiva para mantener el tráfico de datos de sus operaciones a lo largo de todo el mundo. Eso sí, las fuentes internas dejan claro que este cable, que alcanzaría los 10.000 millones de dólares de presupuesto evitaría "áreas de tensión geopolítica" para evitar ser susceptibles a sabotajes por parte de potencias en conflicto.
El cable submarino más brutal
Este titánico proyecto otorgaría a Meta la propiedad única y exclusiva de este cable submarino, constituyéndose como una de las inversiones monetarias y logísticas más importantes en la historia de la compañía. Sunil Tagare, experto en cables submarinos y que adelantó esta primicia en octubre, destaca que el proyecto podría alcanzar niveles de inversión muy altos y extenderse a lo largo de años en el tiempo.
¿Por qué crear un cable submarino de tal envergadura? En palabras de Sunil, serían precisamente estas tensiones geopolíticas las que habrían motivado el proyecto dentro de Meta. Explica que Meta considera los conflictos políticos que motivan estos sabotajes "irresolubles a largo plazo", lo que convertiría a este cable en un seguro de vida para Meta.
El cable, eso sí, no será convencional. Se llamará W en honor a su forma y se destinará principalmente a la India. "Comenzará en la costa este de los Estados Unidos e irá directamente a la India, con una parada en Sudáfrica para abastecer de energía y restaurar el sistema", expone Sunil. El cable también conectará la India con la costa oeste de los Estados Unidos, "con una parada para abastecer de energía y restaurar el sistema en Darwin, Australia", apostilla el experto.
Esta ruta no es baladí. Meta conseguiría esquivar el mar de China meridional, el mar Rojo y algunas de las zonas más tensas a nivel geopolítico, como serían Singapur, Marsella, Egipto o el estrecho de Malaca. Todo este recorrido haría una W gigante recorrería básicamente los huecos existentes entre los continentes de todo el mundo. El proyecto estaría supervisado por Santosh Janardhan, jefe de infraestructura global de Meta y codirector de ingeniería.
Por el momento, este proyecto estaría lejos de materializarse en una realidad. Pasarán años hasta que siquiera se ponga en marcha, ya que por el momento está en las primeras etapas. De momento, los planes están sobre la mesa, pero no hay nada hecho a nivel logístico. Es de esperar que en los próximos meses Meta confirme el proyecto y lo concrete a nivel técnico. A esto hay que sumarle la limitada oferta empresarial capaz de hacer frente a una idea tan colosal.
Lógicamente, el aspecto geopolítico goza de gran importancia en el proyecto. Los conflictos de los últimos años, especialmente la reciente escalada entre Ucrania y Rusia, han puesto de manifiesto dos aspectos preocupantes; lo importantes que son estos cables para la infraestructura de comunicaciones global y lo expuestos que están ante sabotajes. Con este cable, Meta no quiere verse envuelta en estos problemas.
Ya hay opciones sobre la mesa para proteger estos cables, o como mínimo, mantener la conexión a Internet a nivel global aunque estos sean atacados. La más importante es la iniciativa HEIST, financiada por la OTAN y que busca conseguir que la infraestructura siga funcionando incluso si los cables submarinos son cortados o dañados.
Dentro de HEIST, se baraja la idea de que el tráfico se pueda desviar a una infraestructura vía satélite, y existe un importante conjunto de investigadores desarrollando soluciones al respecto dentro de la iniciativa. También explora métodos para detectar alteraciones dentro de estos cables y actuar en consecuencia, moviendo el ancho de banda a estas soluciones satelitales.